jueves, 1 de noviembre de 2012

¿CÓMO MIRAS A DIOS?




¿CÓMO MIRÁS A DIOS?
Lucas 19:1-6
19:1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 
19:2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 
19:3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 
19:4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 
19:5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 
19:6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 

Este es el relato de un hombre que de cuya descripción podemos decir de él los siguientes atributos:
1.       Era una persona odiada, por su profesión. (En la antigua Roma los publicanos eran recaudadores de impuestos para el imperio. Así también aparecen en el Nuevo Testamento, como recaudadores de impuestos que abusaban de su poder (éstos eran odiados, ya que cobraban más de lo que la ley les exigía, y al estar amparados por ella, las personas no tenían defensa. Por otra parte, eran odiados por los judíos, ya que cobraban de más a su propio pueblo en beneficio de los invasores). Mateo5:46
2.       Era Rico, debido  a la naturaleza de su trabajo. (Agarraba más de la cuenta)
3.       Era astuto e inteligente. Se presume de ello, pues alguien que trabaja con números y le saca provecho tiene una mente ingeniosa
4.       Era pequeño de estatura.
5.       Conseguía lo quería saltando buscando obstáculos.
Siempre llegan momentos de reflexión para el hombre, y que bueno por aquellos que sacan provecho de la conclusión para hacer un  cambio. Decía Salomón en su libro de Eclesiatés 1:1  “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? ”
He visto a borrachos llegar a la iglesia, unos con decisión que se les nota en su rostro, otros llegan para probar sin son capaces, algunos se quedan,  otros ya no vuelven,  porque esa conclusión no la anhelan tanto como su vida misma. Los que se quedaron, llegaron a la conclusión de que había que cambiar y lo hicieron. Lo mismo he visto en amigos que antes eran mujeriegos a “morir” decimos  y luego cambiaron esa situación, sea por lo que sea pero cambiaron, tomaron la decisión de cambiar.
Ahora bien, también en el cristianismo, habremos creyentes que empiezan a conocer a Dios a su manera, de arriba hacia abajo.  Podemos presumir que este hombre llamado Zaqueo  ya se había hastiado de una vida de desprecio,  de haber experimentado la comodidad y la vanidad de los lujos, de los halagos de los mismos publicanos y corrió hacia conocer de lo que se hablaba de un hombre que hacía milagros, de un hombre que sin ser obligado o engañado corre a ver  a Jesús.
El quería conseguir su propósito, nadie lo detendría, ni siquiera su misma limitación física de ser pequeño sería una excusa para no poder    cumplir su meta. Sin embargo entre todo lo planeado, quería ver  a Jesús desde arriba, esa altura que representa un tipo de orgullo o altivez  por lo que pensamos que hemos logrado. No estamos exentos de que nos sintamos orgullosos por lo que hemos llegado a tener, a donde hemos llegado como diáconos, como servidores,   de las riquezas, de la familia, etc. Y de repente ya vemos a Jesús en segundo plano, ya no es la ventana o puerta principal, sino es una alternativa, es una opción, cuando en realidad siempre debería estar por encima de todas las cosas.
En la tradición de los judíos existe un gorro llamado Kipá y  se dice que el propósito del uso de la kipá es recordarnos de Dios, que es la Autoridad Suprema "por encima de nosotros".
Por ello el Señor le dice “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.     Lucas 19:5  Veo acá la enseñanza de que a Jesús no debemos de verle de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba. 
David decía  en el Salmo 121:1-2 “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi  socorro viene de Jehová,  Que hizo los cielos y la tierra.       El instinto del hombre nos lleva a buscar las cosas que no entendemos, hacia arriba  y  no abajo. Encontramos evidencia de que tanto el hombre primitivo de México, El Salvador, Guatemala, como el letrado  que se  encuentra en  culturas como Egipto, Siria,   hizo altares y pirámides, cuyas vértices buscan respuesta de arriba.  
Entonces viendo la intención de Zaqueo, Jesús le dice “Zaqueo, date prisa, desciende”   porque me tienes que ver de abajo. La enseñanza es tremenda para todo aquel que es hijo de Dios, debemos de humillarnos y siempre verle hacia arriba, nuestra mirada de fé hacia arriba, nuestras peticiones de sanidad, nuestra relación de amistad, deben de ser las más cordiales y respetuosas, pero no olvidando que debe de ser desde abajo.
Es siempre bello buscar al Dios de los cielos mientras pueda ser hallado, pero al encontrarlo nuestra posición es de reverencia, de humillación no sólo del cuerpo sino del espíritu, del interior.
Dios te bendiga hoy.  Un abrazo, Roberto González, pastor.