martes, 20 de agosto de 2013

¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?



¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 
Mateo 6:12

Antes que nada déjame decirte, que esto que te escribo lo he recibido como un renuevo del conocimiento que Dios ha puesto en mi mente y en mi corazón.   En el Reino de Dios, siempre estamos aprendiendo, y ¡como no quisiéramos retroceder en el tiempo y hacer las cosas como se deben de hacer.  Así que gloria a Dios por los maestros que nos enseñan conforme a la palabra y Dios mismo que nos pone la confirmación a la revelación recibida.

Entre los sabios judíos, enseñan que existen 3 niveles del perdón, los cuales son:
1.       Arrepentimiento
2.      Confesión
3.      Ofrenda

En el capítulo 6 de Levítico, Dios nos habla de las “ofrendas de expiación” que se ofrecían cuando la gente cometía una trasgresión. La palabra trasgresión significa infringir los derechos de otro o tratarle injustamente.
La ofrenda de expiación era una ofrenda especial que se ofrecía a Dios por los pecados que una persona había cometido contra otra persona. A Dios le afectan no sólo los pecados que cometemos contra Él, sino también los pecados que cometemos contra otras personas. En Levítico 6, la Biblia menciona específicamente algunos de estos pecados:
1. Ser descuidado con las cosas que te han encargado otras personas.
2. Injusto en los negocios.
3. Robar.
4. Engañar.
5. Quedarte con las cosas que encuentras, en lugar de devolverlas a sus legítimos dueños.
6. Mentir.

Si alguien había robado algo o perdido algo que se le había encargado, o había mentido o engañado para conseguir algo, Dios demandaba que devolviera el valor total más un veinte por ciento de interés como multa. Esto hacía del robo, un negocio muy malo.                  
Sólo hasta después de haber arreglado cuentas con su prójimo, se le permitía a una persona traer su ofrenda de expiación al Señor y así ser perdonado por Dios.
 Ahora traslademos este punto al matrimonio, a la esposa que ha descubierto que se le ha estado engañando, que se le ha mentido, que se le ha maltratado físicamente,  emocionalmente, que se le ha robado aquellas fichitas que celosamente ha guardado en la alcancía, etc. el hombre generalmente sólo dice que se arrepiente, algunas veces no confiesa ni mucho menos le lleva algún regalo a su esposa.  Y nos han enseñado a pedir un perdón, que por supuesto la esposa por un momento lo acepta, pero que luego saca una vez más el reclamo.
Y en un caso muy particular en el caso de la mujer,  cuando pide perdón,  eleva ofrenda, algo levítico lleva dentro de su corazón, pues algo de lo que la Palabra de Dios la lleva ella:  “Y pondré mi ley en corazones de carne y no de piedra”, por ello hay mujeres que cuando reconocen que han cometido una falta con el esposo, la ofrenda que ella da es la preparación de un buen plato de comida, una buena sopita. Si el hombre es sensato lo aceptará y se sentarán a la mesa a platicar y saldrá la confesión de parte de ella y la palabra de arrepentimiento. Si por el contrario, aquel hombre insensato, desprecia ese gesto, se lo tira en la mesa, la mujer se encarga de triplicar el problema y el acto de reconciliación entre ambos se pone lejos, porque la mujer cierra su corazón y nadie lo puede abrir sólo Dios.
Por ello, si el hombre comete alguna falta a su esposa o con alguna otra persona, tiene que aplicar estos tres niveles de perdón. Si se salta alguno de ellos, el resultado no es satisfactorio.
Por otro lado, tiene que haber una seguridad del que ofendió de la persona agraviada lo ha perdonado. Una de esas manifestaciones que nunca fallan, es hablar frente a frente con la otra persona, no bajarle la mirada y asegurarse de que lo ha perdonado, la cual no hay lugar a cabecear. Sólo en los corazones hipócritas podría caber la posibilidad de creer que con sólo decir  del diente al labio que lo ha perdonado ya está todo arreglado. Pero es bueno pedirle a Dios que aquellos a quienes ofendimos no sigan viendo como amigos,  como el buen vecino, como el esposo ideal.
¿Cuánta gente canta, adora, sirve y ofrenda con raíces de amargura en la iglesia? Por ello no ven frutos en sus esfuerzos, no tienen paz consigo mismos y es por eso. Tenemos que ofrecer al Señor este proceso de sanidad espiritual y recordar que Dios nos invitó a caminar con él. 
¿Alguna vez has oído la frase: Estoy en paz? Pues realmente cuando decimos que estamos en paz es porque nos hemos asegurado que nos han perdonado y que hemos también perdonado. 
Dice el Proverbio 16:7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,  Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.  Esto es porque el hombre ha aplicado estos tres pasos del perdón.

¿Cómo debo de empezar a pedir perdón?
Bueno, comencemos a pedirle perdón a Dios, porque le hemos ofendido al haber ofendido a nuestro prójimo, a nuestro cónyuge. Él siempre te perdonará, si vamos con el corazón arrepentido, humillado. Luego después, se le dice a la esposa: ¡Mi amor, perdóname!, una frase que conlleva una instrucción espiritual como cabeza del hogar. Pero si le dices ¿Me perdonas? Le aseguro que le responderá: ¿De cuáles todas esas cosas en que me has fallado?  Y le sacará una lista de todos los momentos en que han tenido una ofensa de por medio. Luego, si ella acepta su acto del perdón, tienes que llevarle un regalito, sacarle a cenar, o algo que la haga sentir amada. Se podrá ver como un gasto, pero en realidad es una inversión, que vale la pena porque sellará lo que en su corazón hubo de por medio: estar en paz en su casa.

En algún momento le fallamos a las personas y hacemos algún agravio como también pasa a lo inverso, nos han traicionado, nos dejaron abandonados, nos humillaron. Tenemos que estar preparados para perdonar como pedir perdón. Jesús nos perdonó en la cruz del Calvario, así nosotros también debemos de dar perdón, sin resentimientos, sin condiciones. Dijo él: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis  Juan 13:15

Para terminar. Queremos enfatizar en esto: Cuando la esposa por alguna razón en su enojo, te hace pedacitos la ropa, te avienta las cacerolas por los aires, te da tu cachetada, Dios no la ve a ella como la primera imputada, sino al esposo, porque es el esposo el que tiene que saber tenerla en paz, el que la instruye, el que la escucha, que aunque no la entienda, pero la ama, a la que se le modela, la que llena la vasija de ella. Así que aunque como personas cada uno dará cuentas a Dios por su vida, así también al esposo se le pedirá cuentas de que si hizo bien el papel de locutor, de comunicador, de proveedor, de instructor, y de todo lo que en el hogar pueda haber habido para hacer ensanchar el hogar, la familia y que la esposa pueda estar plenamente satisfecha de su esposo. Se puede lograr, si nos instruimos a tiempo a nosotros mismos y aplicamos lo que aprendemos y empezamos a modelar a nuestras esposas e hijos.  Dios les ama y yo también. Roberto González, pastor.




viernes, 9 de agosto de 2013

LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN



LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN
Hechos 16:31-32
16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 
16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa


Buen día a todos nuestros amados lectores, estoy en deuda con algunos amigos que están pendientes de mis notas y los bendigo por el hambre que tienen de esta palabra y que les llena esa hambre que sólo el Espíritu Santo da.
Hoy quiero a manera de testimonio, relatarles algo que me emociona y llena mi corazón al ver lo bueno que es la Palabra cuando ésta es sembrada en los corazones que están necesitados. El título de este testimonio me vino a la mente cuando viendo las circunstancias en que la salvación llegó a dos hogares y se convirtió en un oasis en el desierto.

Era una noche de sábado, de la segunda quincena  del mes de junio 2013, cuando un hermano de la iglesia me comentaba de que en la Ereguayquin, ciudad próxima a El Tránsito habían asesinado a una joven que se rumoraba era marera y que la habían ajusticiado los de la otra mara. Dicha joven era de El Tránsito y muchas personas la conocían.  Bueno, pase la noticia como una información más del problema social que se está viviendo  en todo El Salvador y que de tanto que se repite este fenómeno que uno llega a recibir esta noticia con cierta acpetación.   En la siguiente semana, conocimos a una mujer nicaragüense, que en su momento testificamos de lo que había querido hacer con su vida, queriéndose matar y dejar a sus dos pequeño huérfanos,  pero Dios no lo quiso así y a través de uno de sus hijos pequeños, la hizo venir a la iglesia a darle gracias a Dios porque lo había pensado no se había hecho de la manera que ella quiso.  Esa misma noche esta persona, llamada Lourdes aceptó a Cristo, y nos pusimos a su disposición personal como la iglesia misma de ayudarle en lo que fuera posible.  Como a los 3 días de conocerla y hablar con ella, sintió la necesidad de compartir la alegría de su salvación y de la nueva oportunidad de vivir en Cristo, y me dice: “-Pastor, tengo una amiga, que está pasando momentos terribles, ella está sufriendo por la pérdida de su hija de 17 años y se encuentra desconsolada, no quiere levantarse para trabajar, pasa sólo llorando, y esto y lo otro,, etc  y me dice, sería bueno que la fuéramos a ver. Y le pregunté de cómo es que había perdido su hija, y me contó que la habían asesinado en un microbús en Ereguayquín.  “Ah, dije dentro de mí, es la misma chica de la que habían hablado la semana pasada”. Ni lerdo ni perezoso me dispuse a ir a visitarla en compañía de la nueva miembro de la iglesia llamada Lourdes.   Ese mismo día nos apersonamos, después del servicio del miércoles, a la casa de la amiga  que  llama  Silvia. Era como las 8:30 PM, llegamos, tocamos la puerta y nos abrió un hombre como de 30 años, y nos hizo pasar adelante. Amablemente nos puso unas sillas de plástico, nos acomodamos y preguntamos por la amiga Silvia. -¡Ya viene! Dijo el hombre, que es el compañero de vida,  de forma muy amable, y nos ofreció café con pan dulce.
A los pocos segundo de nuestra pregunta, aparece Silvia con la mirada triste, y con un ánimo fatal. La abrazamos y le dimos gracias a Dios por haberla puesto en nuestro camino. Nos presentó a su familia, compuesta por su compañero de vida llamado Miguel A. y de sus dos hijos adolescentes, uno de 15 años llamado René y el otro Alexis, junto con otro niño, sobrino de ella pero que lo tiene a su cuido de 5 años y por último nos presentó a su hermano Cristóbal, que estaba postrado en una hamaca, enfermo de cirrosis, pues ya los médicos le habían desahuciado, que no tenía cura.   Su rostro para en ese entonces ya estaba diferente al como estaba cuando nos recibió. Se alegró de nuestra visita, se desahogó todo lo que sentía por dentro y oramos por ella. Al despedirnos de ella, preguntamos si tenían alguna petición especial y ella nos pidió orar por la salud de su hermano, que Dios hiciese el milagro de sanarle. Esta mujer tenía dos angustias: la de su hija fallecida y la de su hermano postrado en cama.  Esa misma noche Cristóbal acepto a Jesús, hizo la oración de fe convencido de que Dios le había dado la oportunidad de ser salvo.  Ni ella ni su compañero de vida habían aceptado a Jesús, pero decidimos esperar a otro momento para hacerles el llamado.
Pasaron dos semanas desde que la conocimos y seguimos visitando a esta familia. Y fue como al cuarto domingo que ella llegó a la iglesia  con toda su familia: su compañero de vida y sus hijos y su sobrino.  Ese domingo, en el culto de la tarde, ella aceptó a Jesús y las hermanas de la iglesia la recibieron con gozo.
Al siguiente día fui a platicar con los dos hijos jóvenes y me llevo la sorpresa de que tanto la hija que había fallecido junto con su hermano llamado Kevin habían aceptado a Jesús seis años atrás, en iglesia de la ciudad.  Lamentablemente, ellos dejaron de congregarse por razones personales pero nadie los buscó para discipularles, para preguntarles por su ausencia, etc, algo común en que caemos algunas iglesias.  Esta muchacha cayó en malos pasos al andar con amistades que no eran buenas fichas, eran de la mara X, y había comenzado a ser rebelde y caprichosa a la madre.  Aquella muchacha, había sido víctima de la violencia que azota este país.  Pero esa visita fue de mucha ganancia, pues el hijo de 13 años llamado Alexis, aceptó a Jesús como su Salvador.  Ambos jóvenes se comprometieron a recibir el discipulado y la madre los apoya en esto.  Ninguno de ellos han mostrado ser malcriado o hablar palabras soeces. La madre, por igual, no es una persona malcriada, tal como los perjuicios del hombre nos alimenta: que las mujeres del mercado son mal habladas, malcriadas,  envidiosas, etc.
Han pasado un mes y medio desde que los conocimos, y ahora puedo estar seguro de que lo que  el enemigo quiso destruir, sirvió ahora para levantar salvación en la madre y en el hermano de ella y en el tío. Tres almas han sido arrebatadas al enemigo en esa familia. Esa hija que murió violentamente, su muerte sirvió para  que la salvación llegara a sus familiares. Como la última palabra la tiene Dios, Cristobal, el tío de estos chicos murió hace dos semanas, pero la familia cree en la vida eterna con Jesús, ahora  sólo le pedimos a Dios y su Espíritu Santo a que nos dé la oportunidad de terminar de persuadir a toda la familia a que se congreguen a tiempo completo con nosotros.  Estamos seguros de Dios hará algo muy hermoso en esta familia, dándoles fortaleza, sueños cumplidos, pues los jóvenes quieren ser profesionales y saldrán adelante, TODA LA FAMILIA. Ele enmigo le pegó duro a nuestra hermana Silvia, pero más duro le pegado ella al enemigo al aceptar a Cristo, a buscarle su favor y su gracia.
DIOS ME PONE una carga especial por  estas dos  familias. Llevémoslas en oración para protegerla de todo ataque del enemigo y me pone carga por todas las amigas de Lourdes y de Silvia, pues Dios me ha revelado que en medio de ellas, de estas mujeres que se ganan la vida honradamente en el mercado hay un gran vacío  y sangran  en heridas de su pasado, pero ahora Dios me abre las puerta s en este tipo de trabajadoras, a través de dos almas para acercarnos con todo el favor de Dios, porque muchas otras van a venir a este lugar.  Ellas me cuentas que las otras amigas, que trabajan en el mercado les hacen chiste de esto y de lo otro relacionado a su fe que ahora profesan pero dentro de mí resuena aquella palabra: ASI ES DIOS DE BUENO, Y PARA SIEMPRE SU MISERICORDIA, que las que se burlan hoy de ellas, mañana serán las que estaremos bautizando para Cristo, por el poder de la Palabra.
Familias completas vendrán a Cristo, recuperando su identidad, el amor perdido, la cortesía, las sabias palabras.  Siga orando por nosotros y por todos los que quieran arrebatar las bendiciones del cielo.
Para terminar , quiero exaltar el nombre de Cristo y gozarme por la salvación que  ha llegado para quedarse en dos familias: la de mi hermana Lourdes y la de mi hermana Silvia. En ambas, el enemigo sembró minas de destrucción de llanto y de muerte, pero a la postre se ha convertido en victoria para Cristo, ya que tenemos la fe, la esperanza y la convicción de la Palabra de Dios, no regresará vacía al Padre Celestial. El testimonio de ellas, será como dice el libro de Apocalipsis 12:11: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.”  Este testimonio es arma poderosa para seguir venciendo las tretas del enemigo.  ESTAMOS ARMADOS para defendernos del enemigo y PROTEGIDOS DE MANERA SEGURA en Cristo Jesús.  DIOS TE BENDIGA. 
Pastor Roberto González.