lunes, 25 de febrero de 2013

EL DELEITE DE HABLAR UNO CON EL OTRO



EL DELEITE DE HABLAR UNO CON EL OTRO
Lucas 11: 1-3

11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 
11:2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 
11:3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 
 Formado en mi infancia en el campo, en el interior del país, no tenía una buena formación de comunicación con mi familia, pues mis padres adoptivos apenas  podían leer y escribir, y expresar algunas frases como “te amo”, “te quiero”, “eres linda o lindo”, etc. no estaban en su vocabulario, por lo tanto muy difícilmente las podría expresar a mis16 años. A mis 13 años fui llevado a donde mi abuela laboraba en San Salvador  y la patrona de ella me permitió quedarme en su casa. Como eran tiempos de guerra, a la patrona no le gustaba mucho pasar en el país y se iba de viaje a Estados Unidos y pasaba la mayor parte del año allá. La casa era tan grande que casi abarcaba la cuarta parta de la cuadra en lo largo y la mitad de ella en lo ancho. Mi hermana Marlene aún seguía en el campo y fue varios años más adelante donde ella se incorporó a la “capirucho” que quiere decir “la capital”.
Todas las tardes, como a eso de las 4:00 PM mi abuela salía comprar pan dulce y platicaba y platicaba con las demás amigas que salían a hacer los comprados también, y llegaba ella, a sentarse a aquella gran sala de la casa y ahí estaba yo, oyendo música de mi época, a todo volumen. Ella me decía, bájale volumen, que no eres sordo ni yo tampoco, y le bajaba el volumen. Y se le antojaba a ella ponerse a platicar conmigo, a contarme sus anécdotas de sus tiempos de buena moza, de cómo había llegado a la capital y de todos los chismes de las amigas de la cuadra. Y me aburría con tanta platicadera, que me mejor me hacía el enojado para que no me siguiera hablando, y no se si les ha pasado a algunos de ustedes amado lector, que hay veces en que los abuelos cuentan la misma historia, como si nunca las hubieran contado y ahí estaba yo, con una mala actitud de no platicar con ella. Me preguntaba de mis estudios, de mis amigas, de mis amigos, de lo que debería de hacer, de esto y de lo otro. En fin, ella quería platicar conmigo, ella me amaba como a ninguno, siento yo, que mi hermana creo que percibía esta situación y a pesar de haberle hecho tantos berrinches y acciones de muy mal proceder, nunca me dijo que me rechazaba como nieto, nunca me dijo “te odio”, nunca me dijo “eres mi vergüenza”, en fin, nada de palabras hirientes y aunque se enojaba, me castigaba con no hablarme un buen rato o días, rara vez me castigó con vara.  Mi abuela quería siempre hablar conmigo y deleitarse con alguna alocución que yo le podría dar, algunas veces lo hice pero no con la intensidad como ella lo hacía. ¿Porqué te cuento esto?, ¿Qué relación tiene esto con el tema que te traigo en mención? Pues es la ilustración que Dios me pone, para hablarte de aquella persona que te ama tanto, que te entiende, que te formó en el vientre de tu madre y que siempre te desea hablar de una u otra manera. Esa persona es Dios, y así como Dios te quiere hablar también físicamente, hay personas que se deleitan contigo o conmigo platicando, intercambiando ideas, pensamientos, estado de ánimos, etc.  Dios diseñó el lenguaje para que el hombre pudiese  expresarse con Él, no importando en donde estés, él siempre, siempre tiene tiempo para nosotros, pues él es creador del tiempo, y su tiempo es absoluto. 
Desde la creación del hombre, Dios dispuso comunicarse cara a cara con el hombre, pero la desobediencia del hombre hizo que sólo a personas especiales se manifestase en señales, en voz o en símbolos. Se llegó a perder esa confianza de “cara a cara” y tenía que ser a través de sacerdotes, de profetas donde la gracia y el favor se podía obtener. Pero Dios no quería seguir distanciado del hombre, a pesar de que éste era el culpable y vino a la tierra su hijo, Jesús a intercambiar palabras, sentimientos, favores y salvación a los hombre. El mundo estaba irreconciliado con Dios, pero Jesús reconcilió a los hombres con Dios. Gracias a ese amor de Dios, de seguirnos amando a pesar de nuestra infidelidad, el hombre alcanzó la misericordia de Dios, a través de un sacrificio de Jesús mismo hecho hombre y padeciendo todo el peso y la ira del pecado ante Dios.
Espero me comprendas, pues lo que quiero enseñar, es que Dios siempre quiere mantenerse en contacto contigo, que le hables, que le digas que confías en sus palabras, en sus promesas. Desde ese suceso, hasta hoy, el hombre tiene la oportunidad de poder hablar con Dios, a través de Jesucristo, recibiéndolo como nuestro Salvador Personal y nos regala el derecho de ser llamado “hijo de Dios”

Por todo lo anterior, el modelo de familia sigue siendo el mismo modelo de los inicios de la creación del hombre: un padre, una madre, e hijos que hablen  con Dios, que le sirvan a Dios, que adoren a Dios.  Que la familia pueda tener una buena comunicación unos con otros,  que el padre pueda comunicarse con sus hijos, los hijos con los padres, la esposa con el esposo y viceversa. Y esta acción tiene que iniciarse con el padre y con la madre, en el proceso de formación del matrimonio, cuando son amigos, cuando han pasado a ser novios y siguen siendo amigos, comunicándose de manera agradable, de manera constante, de manera incondicional. Los hijos van a aprender a comunicarse con ellos, si nosotros le hablamos a ellos, si les enseñamos a abrir su corazón, a expresarse sea con las manos, con un gesto, con los ojos, con algún símbolo, etc. 

¿Que pasos tiene este modelo?
                                      I.      Un padre y esposo, o madre y esposa, que les enseñe a los hijos o al esposo o esposa  a deleitarse en hablar mutuamente y a proveer los mecanismos para poder hacerlo.
Según datos científicos, la mujer tiene la capacidad de hablar más de 30,000 palabras  al día y el hombre, su capacidad es de 15,000 en el mejor de los tiempos. Los dos géneros pueden hablarse lo necesario para mantener una buena confianza y un buen ambiente de armonía. Jesús hablaba con su padre, de una manera que causaba asombro a tal grado que influenciaba  a otros a hacerlo así como Él.
En el libro de Lucas 11:1  encontramos un caso de esto,  Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 
Imaginémonos que aquel discípulo vio como Jesús se deleitaba hablando con su Padre Celestial, ¿Qué rostro tendría nuestro Jesús, que gestos hacía, que eran motivo de ser enseñados a otros?  Creo que aquel discípulo bosquejó alegría, placer, deleite, entrega, pasión, en aquella comunicación celestial.  ¡Eso debiésemos de tener nosotros con Dios!
                                    II.      Que el creyente, el cristiano, reconozca que tiene un padre  que le escucha siempre.
En el versículo 2 de Lucas 11 encontramos esto: “Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos 
El Dios de Israel ha prometido que él no echa fuera a nadie que viene hacia él, y principalmente si viene con palabras de amor y arrepentido de cualquiera cosa que haya hecho.  Así como en la familia, es el hombre quien tiene el encargo de cuidar de su familia, de proveer a los de su casa,  de brindar esa confianza de que él es el pilar de la familia. Ahora bien, en el plano espiritual, Jesús nos enseña que todos tenemos un Padre, a quien recurrir y que no importa que, podemos decirle Padre, pues más delante de la cita, Él nos dice que le digamos al Padre que nos perdone de todas nuestras ofensas, pero que también nosotros hemos desarrollado la capacidad de perdonar a los demás.

                                  III.      De desarrollar una buena confianza con todos los que nos rodean a través de una buena comunicación.
Habemos hombres tan simples como el pan francés en su expresividad y no hace su mayor esfuerzo por cambiar eso. Tarde o temprano la otra persona que está con él como esposa o cónyuge se cansará de eso y empezará a haber reclamos de esto y de los zapatos nuevos, de la ropa, del corte de cabello, si está gorda, si está flaca, etc, porque no dice nada de nada. ¿Qué confianza habrá pues de una de las personas? El hombre y la mujer, tienen la potestad de pedir a Dios, especialmente el pan diario. La manera de cómo lo pondrá Dios en su mesa es su problema, lo que tengo que hacer yo y usted es hacer el esfuerzo de ir a tocar puertas, de buscar el trabajo honrado, porque Dios se acordó de ti.  Hay personas que en la iglesia les pido que pasen a orar y dicen “no puedo” o no se que pedir porque no han desarrollado esa confianza de hablar con él como si estuvieran cara a cara. Y siendo Dios tan sabio, nos dice: hijos, si aún no saben como hablarme sólo abran su boca, yo les pongo un traductor que es el Espíritu Santo que me indica que es lo que piden, y si aún más, no sabes que pedir, el Espíritu Santo escudriña tus pensamientos y tu intención y él habla por ti con las palabras correctas al Padre, de tu parte. Vea lo que dice Romanos 8:26 “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles; Me encanta saber esto, que Dios mismo se asegura como Padre de darnos lo que realmente necesitamos con sólo el hecho de hacer un esfuerzo de acercarse a orar, a platicar o hablar con él.

CONCLUSIÓN:
Te animo amado hermano o lector, que pongas más atención a lo que Dios te habla y ten tú la creatividad de poder hablarle a Él de una manera especial,  por lo menos haz el intento. Dice la Biblia de Las Américas en el Salmo 37:4 “Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.” Habla con Él y deja que él también te hable, pidiendo tu corazón más sensible, más amoroso, más agradecido. Deje que Él le limpie de toda impureza y que a través de una buena conversación, tú puedas arrebatar esa bendición de las manos de Dios.  Dios te bendiga y guarde siempre.   Pastor Roberto González.  Febrero 23-2013