sábado, 27 de diciembre de 2014

EL PORQUE CELEBRAMOS LA NAVIDAD



EL PORQUE CELEBRAMOS LA NAVIDAD
Lucas 2: 8-19
2:8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 
2:9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 
2:10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 
2:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 
2:12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 
2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 
2:14 ¡Gloria a Dios en las alturas, 
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
 
2:15 Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 
2:16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 
2:17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 
2:18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
2:19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 

¿Por qué celebramos la NAVIDAD?
Veamos, ciertamente, así como el mundo celebra el día de las brujas, así también celebra el nacimiento de un Jesús, como también celebra su muerte y resurrección.  En todos estos  acontecimientos, la iglesia evangélica se involucra, en el primero,  contrarrestando esa presencia demoníaca en cada hogar, colonia o ciudad. Y en segundo y tercer caso, aprovechando ese acontecimiento, donde en forma universal se celebra el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo,  nos unimos a ese gozo, a ese espíritu que hace a los corazones más sensibles, como también en la época de celebrar su muerte y resurrección.  Espero me entiendas, hay una promesa donde Dios nos dice que donde están dos o tres reunidos en su nombre, ahí está él.  Mateo 18:20   Muchas personas, en su entendimiento, se reúnen en fecha 24 de diciembre para estar con la familia, personas queridas, y en algún momento de la noche invocan el nombre de Jesús, resaltan su bondad, proclaman su misericordia, y por el eterno amor que nos tiene, se que sensibiliza los corazones y los llama a arrepentimiento.  
Pero bien, el mensaje va para usted que ya en nacido de nuevo, que ya tuvo su navidad con Cristo. Para entender el verdadero significado de la NAVIDAD, usted tiene que ser un hombre o mujer espiritual, porque la navidad es espiritual, no material.   No se trata de regalos, no se trata de modas ni de estrenos, ni mucho menos de comida ni bebidas: Se trata de un acontecimiento que vino a cambiar el destino del hombre. Antes de ese acontecimiento, teníamos un gran yugo que nos impedía ser salvos.  Romanos 3:23 nos dice:  “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”
CELEBRAMOS LA NAVIDAD PORQUE EN JESUCRISTO NO HAY TEMOR
En los tiempos antiguos, el temor en el pueblo de Israel  era el pan de cada día. Asiria era su imagen del terror.   Sólo eran noticias tristes, de muerte, etc.   Cuando Dios decide estar entre nosotros como hombre, su deseo era que los hombres  dejasen de tener temor y tener una confianza en algo nuevo.  Sembrar  temor era una de las estrategias del enemigo, para causar destrucción y desánimo entre el pueblo de Dios.  Por ello, Dios le dice a su pueblo en el antiguo pacto:   “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. ” Isaías 41:10
El temor te tergiversa las cosas, te hace ver las cosas chicas como si fueran grandes, entonces así sucede, por la fuerza de las palabras que están en tu corazón. La aparición a los hombres del campo, a los pastores, era para transmitirles una noticia de alegría, que una profecía se estaba cumpliendo en el tiempo de Dios a favor de su pueblo.
CELEBRAMOS LA NAVIDAD PORQUE TENEMOS UN SALVADOR
Sabía Dios que el hombre siempre busca superhéroes  de carne y hueso, que se levantan, permanecen por un tiempo, pero luego con el paso del tiempo mueren, decaen.  Por ello nos revela que  Dios ama al hombre de una manera extraordinaria para que éste le GLORIFIQUE al que es dueño de todo lo visible o invisible.  Aparte de ser un Salvador para el hombre también es el intercesor que estará todos los días intercediendo por nosotros.  Hebreos 7:24-25 nos dice: “ mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;  por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”  Por ello celebramos la navidad.  
CELEBRAMOS LA NAVIDAD PORQUE A TRAVÉS DE LA OBRA DE JESUCRISTO PODEMOS ENCONTRAR LA VERDADERA PAZ.
Este suceso, donde se aparecen a gente sencilla, de corazones dispuestos a llevar la buena nueva  al pueblo de Belén,  es el comienzo de comenzar a ver grandes cosas, cosas que ojo no vio ni oído oyó.  El aparecimiento de cosas extraordinarias, hacia los pobres, los enfermos, los endemoniados, los marginados.  El encuentro entre Dios hecho hombre con el hombre traería motivos para glorificar a Dios, tal como se lo merece, ya no en lugares altos ni corrompidos, sino en el corazón. Cuando el hombre lo hace de corazón a corazón de Dios, entonces podemos decir que hay paz entre los hombres. Ya no importa cuánto tenemos, sino cuanto nos ha alcanzado la gracia de Dios.
El hombre tiene que entender que Dios ha llegado de una manera especial, donde no hay temores  y que se revela a quien él quiere y a quien  lo anhela.  Romanos 1:17 nos dice: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”  
Le damos gracias a Dios por nacer en la tierra, aunque no sea en diciembre, y aunque se publique la fecha correcta de su nacimiento, lo cierto es que el nace entre los hombres, así como quiere nacer en cada corazón que ha entrado a la adolescencia, para que se prepare a ser un varón que se prepara para ser hombre.  Ese nacimiento, es el principio de la verdadera victoria  del amor de Dios hacia el hombre.  Dice Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. ”  Cada hombre vive su navidad en forma individual y es cuando Cristo nace dentro de cada corazón y el Espíritu Santo se queda a morar en el hombre. ¡Qué felicidad!  Y empieza a vivir la paz a su alrededor.  DIOS LES BENDIGA A TODOS.

lunes, 22 de diciembre de 2014

EN HONOR AL CUMPLEAÑOS DE RAMÓN MORENO



Un Amigo  Que Deja Huellas
"En todo tiempo ama el amigo y es más que un hermano en tiempos de angustia.”
Prov.  17:17


A mediados de la década de los noventa, trabajaba en el otrora Banco Cuscatlán, en el Departamento de Depósitos. Ya tenía mis 11 años de estar en ese departamento. Conocía a casi todos los compañeros, que éramos cerca de 60 personas. 
En cada año, se celebraban los intramuros en diferentes disciplinas deportivas, entre ellos el deporte rey. Mi jefe, era uno de los que eran exigentes para formar un buen equipo de fútbol y por ello reclutaba a los mejores jugadores. El cupo sólo era para 15 jugadores. Por lo tanto quedaban entre otros compañeros que querían jugar pero no eran tan buenos y por lo tanto se formaba otro equipo.  El equipo de los buenos jugadores llevaba el nombre del departamento y el otro equipo llevaba generalmente: “El Resto Del Mundo”, “Los Tiesos” etc.    Así que para comandar a este equipo me buscaban a mi persona para hacer el equipo, en el cual abundaban muchos de mis compañeros de sección. En una de esas, buscando inscribir a los jugadores me tocó visitar a una sección que se llama “Verificación y Archivo” para anotar a los presuntos jugadores. Al andar en esas vueltas llegué al escritorio de alguien que para mí era nuevo, no lo conocía.  Así que llegué y le pregunté si jugaba fútbol, me dijo que sí y que si jugaba bien, pues de alguna manera teníamos que incorporar un jugador que sacara chispa. Así que ese tipo de preguntas le hice y cómo que le incomodó, pues el susodicho se llamaba Ramón Moreno y si jugaba muy bien.  Pues este personaje, tenía la fama de “riquillo”, pues llegaba con un carro diferente cada día de la semana.  Llegaba un día en un Honda, luego en un Geo Metro, luego en Un Golf Volkswagen y creo que en un Mazda, y así que lo veía como muy “creído” y creo yo que ni él me tragaba, ni yo a él. Jugábamos, bueno diría yo, yo apenas si jugaba, porque era más tieso que una paleta, y sólo en la cancha nos veíamos con este chico llamado Ramón. 
Pero en una ocasión en que nos programaron encuentro deportivo, en una cancha de Cancha de La Academia Británica, estaba esperando el bus para ir a ese lugar, en el lugar conocido como La Ceiba de Guadalupe, cuando de repente observo que alguien se parqueó a la orilla y pitó y retrocedió y al verlo más de cerca, era este muchacho llamado Ramón. Me dijo que me subiera al carro y así fue. Platicamos un poco y me sorprendió que me haya dado ese aventón a la cancha. Luego de ese encuentro, que por cierto perdimos en 1-2 recuerdo que lo golpearon en uno de los tobillos y salió medio cojeando.  Le auxiliamos en lo que pudimos y luego se recuperó.  Nos despedimos en esa ocasión, pero de la semana siguiente todo cambió con respecto a su amistad. Se volvió más afable, íbamos a comer juntos a Plaza Merliot, que recién la habían inaugurado. Comenzó a realizarse una amistad de camaradería. De cierta manera me incitaba a salir a fiestas, a la playa, a discotecas, amanecíamos en algún restaurante o discoteca y luego nos íbamos a su casa. En esa época, ambos teníamos una vida desordenada, algo de la juventud que no tenía una buena guía ni propósito.  Los padres de él llegaron a ser muy buenos amigos y muy cordiales conmigo. Pasaron por una crisis financiera, se tuvieron que mudar de casa donde vivían y aquellos carros desaparecieron.  Más sin embargo, la amistad de él y de su familia permaneció intacta.  Así, pasaron los años, con altos y bajos en nuestra amistad, con aventuras amorosas por su lado y de mi parte también.  Nuestros hogares sufrían las ausencias de nosotros sea por diversión o por andar de pata de chucho como decía mi abuela. En 1995 murió mi abuela y mi amigo Ramón fue alguien que me ayudó a superar esta tragedia.  Fue en el 1999 que acepté al Señor Jesucristo y que esto empezó a cambiar. Ya no salía como lo solía hacer con él. Mermaron las salidas nocturnas y por ende las salidas a tomar alcohol, etc.  No dejamos de frecuentarnos, pero nos veíamos en ocasiones especiales: su cumpleaños, cumpleaños de los padres o de los hijos.  Llegué a ser padrino del último de sus hijos llamado Alejandro, quien ahora ya tiene sus 16 años, pero que al nacer este niño muchas de las antiguas andanzas de mi amigo cambió.   En cierta ocasión que salimos a tomar un café, le hable de Cristo, aceptó al Señor Jesús y le di en ese entonces UNA BIBLIA.  Han pasado los años, desde entonces. La vida de mi amigo Ramón, cambió radicalmente en varios aspectos.  No puedo decir todos los detalles, pero si puedo decir que ha pasado por varias etapas en donde lo he admirado por su convicción de ser un buen padre de familia. Aunque su vida matrimonial se deshizo, quedó a cargo de sus 3 hijos y creo estoy seguro que ha sudado la gota gorda por ellos, dándoles estudio, comida y techo, bajo ciertos sacrificios.  He visto, que agregado a su seno familiar a otros jóvenes y los acuerpado como sus hijos y que en una forma excepcional les reparte de lo que tiene: su tiempo, alimentos y consejos, consejos que salen ahora de un hombre que ha madurado a golpes de la vida y que no quiere que ellos pasen por lo mismo. Hemos pasado por situaciones en que pareciera que nuestra amistad decae, pero creo y estoy seguro que ha sido para fortalecernos y arraigarnos más. Dios no ha terminado conmigo en mi carácter y me falta mucho para ser ese amigo fiel, y en ese mismo proceso está mi amigo Ramón.  El año 2014 comenzó con tristes noticias para mi amigo, pero superó ese trance con la ayuda de la familia y sobretodo la de Dios.  La Biblia que le regalé le ha hablado de muchas maneras el amor de Dios y por ese camino lo lleva. Dios hace la obra. Así que mi amigo Ramón, por tantas cosas, te he decir que eres ese amigo especial a quien muchas veces se desea tener muy de cerca. La distancia no es obstáculo para superar cualquier llamado a la comunión.  Eres y serás ese amigo, y si en algún momento  nos hemos distanciado, es para regresar con nuevos bríos y con más fuerzas a abrazar a esa amistad plena.  Y por ello puse de tema “EL AMIGO QUE DEJA HUELLAS” porque tarde o temprano, si yo me pierdo, dejas huellas que me permiten encontrarte y recibir ese aprecio y cariño que nos anima a seguir adelante.  Dios te dé en este día un día muy lleno de emociones en donde te hagan sentir deseado, honrado y amado. Yo soy uno de los que te dicen que te ama y DIOS TE AMA MUCHO MÁS.  Que los años que vengan por delante sean para cosechar todo lo bueno que has sido en todas las áreas.  Dios te de fuerzas y sabiduría siempre. Recuerda que la única manera de hacer las cosas bien es permaneciendo con Dios.  Un abrazo fraternal y hasta la eternidad.

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL EFECTO DE LA SOBERBIA



Abdías 3-4
3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? 
4 Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido,


¿Qué es  la soberbia? Orgullo o sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato despectivo y desconsiderado hacia ellos.
Si de algo estamos seguros, es que la soberbia no es buena y es mala consejera.  La soberbia tiene su origen en el corazón perverso y mal agradecido.  Por la soberbia, Lucifer quiso darle golpe de estado a Dios en su trono y quiso ser como él.  La soberbia es engañosa en la mente y en el corazón de quien la ostenta.  Nos hace creer que somos indispensables y con ese orgullo no somos agradecidos con los jefes, con nuestros empleados, con nuestros  amigos.  En las cosas del Reino de Dios, nadie es indispensable, por más que diezme, por más que sirva, por más que forme de esto o de lo otro.  Siempre me recuerdo de las palabras de aquel predicador que me sacaba lágrimas cuando lo escuchaba, Hugo Solís que decía: Jesús y yo somos mayoría.  La soberbia en un hijo de Dios puede acarrearle graves consecuencias cuando hemos experimentado muchas bondades de parte de él y le damos la espalda.
Cuando por algún motivo, aquella persona deja de llegar a la iglesia por una amonestación, por una indiferencia, ella se ofende y dice: “no me han evaluado como se debe, si yo hago esto, yo hago lo otro, yo aquí, yo allá….no me estiman,  etc”. eso trae como consecuencia amargura, trae resentimiento y orgullo. Deja de ir, deja de diezmar, deja de servir. Aunque tácitamente no lo dice, su actitud está dando a entender que no necesita de Dios, de que no necesita de la comunión de los hermanos, que basta y sobra que “Dios está con él”. Y aunque ciertamente Dios está con él, pero no de la manera como Dios quisiera estar con él: Una comunión amplia y sincera. 
Mi amigo o amiga. Cuídese de la soberbia. Ye te dije, es engañadora y las consecuencias pueden ser muy dolorosas:
1)      Creerte superior es contrario a lo que Jesús nos enseñó: ser manso y humilde.  Dios nos lleva de nivel en nivel, de abajo hacia arriba. Cuando estamos en alturas que no imaginamos, entonces le damos la espalda a aquel que abrió sus puertas y nos olvidamos de él y ahora la confianza es en el dinero, el negocio, el cónyuge, el trabajo. La bonanza puede acabar.  Nos olvidamos de que él siempre tiene control de todo.
2)      Pensamos que nadie nos hará competencia, que nadie nos ganará el mandado y resulta que llega el momento en que otro viene, levanta su negocio y te da vuelta de gato a lo tuyo. O llega el revoltón, o la langosta y te quita todo lo que tenías, llega la enfermedad, la escasez y entonces ¿A quién tienes?  Los amigos hasta cierto punto te ayudan pero con el paso del tiempo llegas a ser una carga y de alguna manera se quieren librar de ti.
Recuerda, Dios siempre tiene misiles anti aire que te alcanzarán donde quiera que te vayas, donde quiera que subas. Y de ahí te derribará, fácilmente como baja la espuma de la leche hervida. 
Conozco de ovejas que se han ido al mundo y ya no participan de nuestras fiestas ni van a otro redil y han pasado años así. Su soberbia les dice: “ya ves, no te ha pasado nada, hasta aquí has comido, trabajado, dormido y no te ha pasado nada”. Su corazón los ha engañado, pero viene el día malo(Eclesiastes 12:1). De eso acordémonos, viene ese día en donde esa altura dónde estás será tu arma de doble filo contra ti. Mientras más alto estés más duro será el golpe cuando caigas.
En mejor entonces, volver el rostro al Señor y decirle: “he pecado contra el cielo y contra ti” y dale paso a la humildad, a la sabiduría y verás que te irá mejor.
Te animamos a que te cuides de este mal para que estés en gracia con aquel que estás bajo autoridad. Verás que te irá bien.  Pide ayuda al Espíritu Santo y te encaminará a toda verdad.
Que mi Dios te bendiga y multiplique las bendiciones ahora.  En el nombre de Jesús, amén.


jueves, 27 de noviembre de 2014

¿QUÉ DIRÁN DE TI O DE MÍ EN EL FUNERAL?

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.”                               Éxodo 20:16

                       

De 2014 Sepelio Blanca Rosales
Cómo pastor, me ha tocado a asistir a un buen número de funerales, algunos han sido de amigos o de familiares de mis hermanos de la iglesia. Gracias a Dios, aún no me ha tocado presidir  un funeral de una oveja  de esta iglesia.  Pero sí, algunos funerales me han cautivado, especialmente cuando ha habido buenos testimonios de los hijos, amigos o  parientes dolientes de aquel difunto. En este año, he asistido al funeral de la esposa de un buen amigo, el del padre de otro viejo amigo, y de mi prima Blanca. 
El pasado viernes 7 de este mes, tuve que asistir al funeral de una prima, por parte de mi mamá, quien falleció por complicaciones en su salud. Tenía años de no saber de ella, pues se había mudado también de mi cantón a la ciudad capital y varios de sus hijos, que haciendo el análisis genealógico vendrían a ser mis sobrinos, no teníamos contacto.

Sin embargo, a través de las redes sociales, hoy en día es casi imposible que pases desapercibido, tarde o temprano alguien te delata que eres amigo de otro amigo que te conoce y ahí sigue la cadena hasta que alguien descubre al primo o amigo olvidado por años tal como me pasó a mí. Fue hasta unos meses atrás donde me contacté a un primo y este a su vez tenía como contacto a los hijos de mi prima Blanca.  Desde que estábamos en el cantón fuimos amigos especialmente de Álvaro y de Luis Roberto. De los otros hijos casi no me acordaba, pues estaban muy chicos cuando yo emigré a la ciudad capital.

El jueves 6 me estaban dando la noticia de Blanca había fallecido, contacté a Álvaro y él ya estaba en San Salvador. Había dejado su trabajo en los EE.UU y se había dejado venir al funeral de su madre. El viernes 7 era el funeral de ella. Hice el esfuerzo de ir al lugar donde estaban sus restos mortales. Al llegar, Álvaro me reconoció al verme y me llamó. Le dí el pésame, aunque ambos sabemos de que aquel que cree en Jesús, la muerte no debería de entristecernos, sino al contrario, de estar alegres, porque vamos a pasar a mejor vida. Me presentó a sus demás hermanos y hermanas, las cuales ya no me acordaba, entre ellas a Concepción, una hija que había estado con mi prima hasta el último de sus días.

Lo que quiero hacerte ver con este relato, es que aquel momento donde se entrega el cuerpo a la tierra, antes de hacerlo, aquellos hijos y aquel esposo se dirigieron a los congregantes que se habían apersonado y dijeron unas palabras que me hicieron pensar en algo inevitable: ¿Qué dirán de mí mis hijos o amigos cuando vayan a mi funeral?  Espero que asistan….  Me estremeció oir a su hija Concepción decir las siguientes palabras: “Mi mamá nos enseñó a que fuéramos como los deditos de las manos, unidos, que si uno le dolía algo, a todos nos dolía, nos enseño valores y principios para estar en comunión con Dios”  Hubieron otras palabras de ella como de una nieta, que no recuerdo su nombre, cuyas palabras de ambas me persuadían a discernir que lo que hablaban no lo hacían  del diente al labio sino del corazón a la boca.   Habló también Pablo, su esposo y sus palabras describían a la mujer ideal que todo hombre soñara.  Ciertamente, es bueno honrar los padres en todo tiempo, y considero que honrarlos en un funeral es uno de los sublimes momentos que cierran el ciclo de lo que fueron su presencia física. Pero más sublime es honrarlos en espíritu, modelando las buenas actitudes, sus enseñanzas espirituales, los buenos consejos que ellos nos dieron, porque a la verdad, cada consejo que nos daban era para ser más sabios de lo que nosotros pensábamos.  

Ahora, viendo ese cuadro y oyendo con detenimiento cada palabra que decían de ella, reflexiono y digo: ¿Qué dirán de mi aquellos seres que Dios me entregó como mi primer ministerio? ¿Qué dirán mis amigos los cercanos como los conocidos? Reconozco que la gracia de Dios me alcanzó cuando tenía 33 años, cuando habían pasado 13 años de haber comenzado un hogar y cuando ya había formado un círculo de amigos, que gracias a Dios no fue un círculo de drogadictos, sino buenos amigos emprendedores. Confieso que aquel hogar que hice en los años 90 lo hice pedazos y lo dejé como un rompecabezas por la ausencia de Cristo en mi vida.  Y DIOS LLEGÓ A MI VIDA  Recién convertido me volví apasionado por el servir en un ministerio evangelístico y  mi esposa se alegró porque aquel hombre que decía que era católico, y que bebía fines de semana o cualquier día que hubiese oportunidad, aquel varón que se fugaba los fines de semana con los amigotes o amigotas y llegaba hasta el domingo, ahora se dirigía a la iglesia en el oriente del país.  Pero nadie me preparó como dejar que el Señor me instruyera a recuperar ese hogar con aquella bella esposa que Dios había puesto a mi lado, aún siendo pecador.  Dejar que Dios compusiera mi rompecabezas era la clave, reconocer que mi familia era el primer ministerio que cuidar y reconquistar aquel amor  que me habría brindado aquella bella mujer era  uno de los pasos a seguir para ser aquel buen pastor. Pero bien, hemos cometido errores como padres, como esposo, como hermano en Cristo, y espero que esos errores no transciendan al olvido o a la indiferencia en momentos como estos. Es mi deseo que en mi funeral estén mis dos únicos hijos, la que fue mi esposa y aquellos que levantamos en la iglesia, como un gesto de agradecimiento, pues en algo contribuimos a marcar sus vidas.  Aquel ser que dejamos huellas por el mal carácter, por no valorar como vaso frágil, a no amarla tal como Dios me amó, le pido a Dios pueda tener un corazón limpio de toda amargura y aunque no esté quizás presente físicamente, pueda estar en paz  con Dios, por ende con todos, incluyéndome.

Por mis errores, hubo un precio que pagar: La disgregación de mi familia. Créanme que si pudiese regresar el tiempo y comenzar desde que recibí a Cristo, me hubiese volcado a buscar más de la voluntad de  Dios, preparándome para que Cristo me ayudase a reconstruir aquel hogar. Comenzar desde un principio con Dios y con mi familia, para que posteriormente, juntamente con ella pudiese yo servir  en el lugar que Dios escogiese para mí.  Tengo que seguir adelante, tengo que dejar que mi Dios me dé su mano y terminar mis días en paz y en armonía con todos, morir con las botas puestas en el ministerio que Dios me entregó, haciendo lo sublime y lo más valioso para la humanidad: rescatar las almas para Dios, instruyéndola en toda verdad, especialmente aconsejando a las recién hechas parejas, a los jóvenes para que sepan construir un buen matrimonio.

Pero bien, recordaba que en la Biblia hubo un funeral solitario,  donde sólo uno acompañó al féretro… ese era Moisés, que cuando su muerte sólo Dios lo enterró y nadie sabe de su tumba, sólo Dios.   Deuteronomio 34:5-7

34:5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.

34:6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.

34:7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

 

 Sé que mis hijos me amán, y confío en aquella promesa que hallo en La Biblia en Pedro 4:8   Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros , pues el amor cubre multitud de pecado” Que ellos sepan perdonarme por no haber construido esa familia con cimientos profundos del amor de Cristo y  la que fue mi  única esposa que me perdone  todo maltrato, toda indiferencia, toda incomprensión, todo olvido, etc. al igual que  mis hijos perdonen nuestra negligencia y propia opinión que llevó a un rompimiento familiar, para construir una congregación a precio de familia. Dios me dio un llamado, un llamado que ha sido duro para mí, pero confortante con el servicio a Dios. Hemos formado muchachos desde niños, hemos formado hombres y mujeres adultos en la iglesia, con altos y bajos, pero hemos dejado huellas en muchos corazones, de los cuales espero sean agradecidos no conmigo, sino con Dios, y que todo esfuerzo que se puso énfasis en levantarlos y edificarlos a costa de sacrificio de horas, días, semanas de no cuidar a mi familia sea recompensado con dar buenos frutos en donde ellos estén.  Sólo le pido a mi Dios que en mi funeral, que no sea ostentoso, porque es vanidad, sino sencillo, pero con aquellas palabras de amor a un padre que lo han perdonado.

Gracias Mi Señor, por los años que vienen por delante, ayúdame  a formar en mis hijos y en la madre de ellos, sí aún se pudiese, un vínculo de amor que nos ayude a llegar hasta el final de mis días en unidad y en amor.  Gracias mi Señor Jesús.

Desnudo mi corazón, porque sé que nuestros días están contados así como hasta el último de nuestros cabellos y que debemos de estar preparados en todo momento para dar explicación de todo lo que hacemos.  El Señor los bendiga en gran manera.

 


Atte.

Roberto González, pastor.