jueves, 25 de septiembre de 2014

CUANDO SIENDO UN HIJO DE DIOS, LO RECHAZAS ....



CUANDO SIENDO UN HIJO DE DIOS, LO RECHAZAS ....
Amos 7: 14-17
7:14 Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres.
7:15 Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.
7:16 Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac.
7:17 Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra.
 Muchos rechazan a Dios de varias maneras, pero a la manera u opinión de ellos,  esto no es así. Dicen: solamente me he retirado un poco, me he enfriado algo, y dan miles de excusas. Más quiero hacerles la observación que rechazan a Dios cuando dejan de congregarse, pues en esa congregación hay promesa de que estarán con la compañía de Jesús,  rechazan a Dios cuando dejan de servir, rechazan a Dios cuando no quieren oír consejo de nadie, cuando rechazan la amonestación, rechazan a Dios cuando toman otras prioridades que no tiene nada que ver con Dios, rechazan a Dios cuando a sabiendas de que andan en el mal camino, andan con malos pensamientos, resisten el llamado que  les hace Dios a través de una persona, de un amigo, de un familiar.  Pero en todo esto siempre vamos a ver el amor de Dios por su pueblo, tratando de que el hombre vuelva su rostro hacia él. Por ello traigo a memoria lo que en 2º Libro de Crónicas 7:14 dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.  Así que ¿de quien depende que me vaya bien, que esté en paz con Dios, que logre dormir plácidamente?  De mí y de cada ser humano que vive, que respira,  sabiendo que no hemos andado recto o íntegros delante de Él.
Amós se confrontó con Amasías, no era un sacerdote de la familia levítica, más sin embargo lo utilizó Dios para llevar un mensaje de arrepentimiento.  Así que Dios puede levantar a cualquier persona de en medio de un pueblo, del que menos te imaginés y esa persona hablará a tu vida para que te arrepientas. Dios puede ocupar a una alabanza o a una predicación en la televisión o en la radio para sensibilizar tu corazón. No la menosprecies. Por eso el libro de Hebreos nos dice en varias ocasiones:   Si oyereis hoy su voz,  No endurezcáis vuestros corazones.”  Heb. 7:14, porque Él nos ama y no nos quiere ver sufriendo, comiendo migajas bajo la mesa, no nos quiere ver con calamidades o escasez o con problemas de salud. Él nos quiere ver alegres y en paz con él.  Así que no rehúses a la amonestación, no rehúses a su llamado, no rehúses a su disciplina, porque es para tu bien. De lo contrario, vendrán días en que no habrá contentamiento en los días de vida que te de Dios, vendrán días amargos y llenos de peste, destrucción, deshonra, tristeza, etc, por no haber enderezado tu vida en el tiempo que Dios mandó llamado inevitable.  Tú lo podrás rechazar, pero las consecuencias son terribles.  El que tenga oídos para oír, QUE OIGA.

QUITÁNDONOS LA MUGRE QUE NOS OPACA



QUITÁNDONOS LA MUGRE QUE NOS OPACA
Quita las escorias de la plata,  Y saldrá alhaja al fundidor.  Prov.  25:4


Todos, creo, hemos tenido alguna vez una prenda de oro, sea anillo, una gargantilla, pulsera o cadena y dependiendo del kilataje así será su brillo.  Con el uso en nuestro cuerpo hemos visto que

tiende a opacarse, pero una limpieza con algún líquido removedor de suciedad queda otra vez con ese brillo especial. Ahora bien, algunas pulseras, dependiendo de su grosor, guardan en sus eslabones suciedad que es difícil de sacar con este removedor y con el tiempo se forma una pequeña costra negra que aunque le saquemos brillo en sus eslabones, esta suciedad permanece como escondida. ¿Cuándo es que se puede librar esta prenda de esta suciedad?   ¡Cuando la prenda se pasa por el fuego o se funde nuevamente en manos del orfebrero y el metal se convierte en líquido, pero la suciedad que tenía la prende sale a flote y es ahí donde el artesano quita la mugre y aquel líquido queda puro.
Así es también en nuestras vidas.  Dios nos da el poder y la sabiduría si todos la sabemos pedir.  Dice el apóstol Santiago 1:5: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”  Por ello entonces, hay momentos en que tenemos que discernir que hay algo que nos está opacando, quizás una mala amistad, una mala relación, una mal hábito, un mal carácter, un vicio, una mala actitud, una mala práctica. Con nuestro Señor Jesucristo, salimos y andamos, pero algunas veces nos distinguen mal por esas malas compañías o malas actitudes.  De ahí que el Dios de Israel nos hace la exhortación a que hagamos ese balance en nuestro diario vivir y saber si andamos con un sobrepeso, ese sobrepeso de pecado nos hace ver mal.  Así que nos tenemos que despojar de ello y será olor grato a Dios. De lo contrario, Dios se encargará de pasarnos por el fuego y quitarnos, a su manera, esa mugre. En el libro de Amós encontramos esta advertencia a su pueblo Israel: “Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más.” Amos 7:8  Hoy es el momento de emplear esa sabiduría y decir: HOY VOY A CAMBIAR, dejando esa mala compañía que influencia a hacer lo malo, hoy voy a dejar de ser irresponsable, mentiroso, etc. Te animo en este día a brillar con ese brillo de Cristo, quitándonos todo  pecado, delito o falta que nos hace opacar.  No le demos ventaja al enemigo. Bendiciones para todos.  Un abrazo fraternal.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.


LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.

Génesis 25: 19-26

25:19 Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, 
25:20 y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de Labán arameo. 
25:21 Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová
, y concibió Rebeca su mujer. 
25:22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 
25:23 y le respondió Jehová: 
Dos naciones hay en tu seno, 
Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; 
El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, 
Y el mayor servirá al menor. 
25:24 Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25:25 Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 
25:26 Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz.

Mi amado César Antonio, Dios te bendiga. Te escribo, especialmente porque Dios ha me ha puesto una gran carga por ti, al haberte oído el sábado recién pasado en donde me pedías que oráramos por ti y por tu petición del nacimiento de tu hijo.

Pues bien, quiero decirte que ha llegado el tiempo en tu vida que aquella instrucción que Dios dijo sobre el hombre se cumpla, pues él dijo: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos” Gen. 1:28 y por alguna razón, el enemigo ha puesto un muro para que no haya multiplicación tal como le pasó a Isaac, pues has de acordarte de que a su padre le ha dado la promesa de ser el padre de muchas generaciones: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,  desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;” Gen. 15:18

Creo firmemente que tú has creído en Dios y en sus promesas, pero no se también si tu esposa le ha creído en Dios y si tiene ese don de fe de su salvación. Te digo esto porque Sara tuvo su momento de incredulidad cuando oyó al ángel decir esa promesa. Pero indistintamente, Abraham tuvo su dificultad como hombre por su avanzada edad pero Dios cumplió su promesa, y la clave es que tenía que saber esperar. Más sin embargo el enemigo quiso abortar esa promesa influenciando en Sara para que él fuera padre de un hijo, no el de la promesa, sino del deseo de la carne. Así nació Ismael, pero Dios siguió siendo fiel a su promesa y nació Isaac, al cabo de 25 años, pues Abraham fue llamado por Dios y su promesa cuando tenía 75 años.  Luego, pasado los años, su mismo hijo Isaac tuvo un problema con la promesa de descendencia, pues su esposa Rebeca, aquella mujer designada por Dios tampoco podía tener hijos.  Pero Isaac  tuvo que ministrar a su esposa, orando a Dios para que ella pudiese concebir.  He allí ese ánimo al que te quiero lanzar, que tú, como autoridad o sacerdote de tu casa no desistas en buscar a Dios y clamar por ese milagro y por el cumplimiento de esa instrucción que Dios te dio en Gen. 1:28 El enemigo siempre trata de desanimarnos retrasando la promesa, desanimando al hombre para que tome otra alternativa que no es la que Dios quiere que tenga. Si lees con detenimiento, Isaac  tomó por mujer a los cuarenta años y no podía concebir por esterilidad. La esterilidad, amigo es una maldición que se adquiere por diferentes razones, que merece otro estudio, pero ahora nos enfocamos en que la esterilidad es vencida, por la fe.  Veinte años pasaron, donde Isaac no dejaba de orar, nunca se desanimó, supo esperar, supo mantener la fe en alto, acudir al único que nos puede ayudar. El mundo, las enseñanzas de nuestros padres, las tradiciones nos han metido en nuestra mente que necesitamos muletas en nuestra fe, yendo al médico, tomando pastillas, etc. Esas muletas no nos dejarán caminar rectamente, pero así nos acostumbramos. Entonces es hora de creerle  firmemente, porque ya agotaste tus muletas, tus fuerzas, tus recursos, y sólo queda DIOS. Por ello me impactó tus palabras al oírte decir que oráramos. Y Dios me ha tenido dando vueltas en mi corazón para decirte estas palabras que no son palabras compradas o que salen sólo para tranquilizarte, sino para que actúes como el sacerdote que eres y que en algún momento dejaste de ejercer ese oficio.  Así que ceñite los lomos y ajústate los pantalones y de una vez por todas, ministra a tu esposa y hazle saber que hay una tarea que Dios les ha dado y es “multiplicar tu descendencia”.   El enemigo no se quedará de brazos cruzados, y pondrá aflicciones, imprevistos que nunca estuvieron en sus mentes, pero Dios te recuerda esto: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. ” Juan 16:33  La palabra Paz es SHALOM en el idioma judío y significa: nada está roto, nada nos hace falta, porque Jesús te llena de todo y restablece toda área en tu vida.

El enemigo querrá una y otra vez truncar esa promesa abrahánica, pues a Jacob, hijo de Isaac, también tuvo la misma  dificultad, su mujer Raquel era estéril, pero también obró la fe en la familia de Jacob y pudieron tener descendencia: “Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. ”  Gen. 30.22

Así que mi amado, ya Jesús venció toda maldición en la cruz del Calvario. Tu yo hemos trabajado juntos hombro con hombro para que muchas personas creyeran en esa promesa. ¿Cómo no has de creer firmemente en que Dios te hará sonreír con un hijo en tus brazos y tener paz en tu casa con tu esposa?  Quizás al principio tú eras el que no quería tener hijos por no tener un compromiso con la que es tu pareja, pero nuestros planes no son tus planes, sino se han de ejecutar los de Dios ha planeado en tu vida.  No es tu esposa ni tú los estériles, sino un muro que no quiere que se cumplan los planes en ustedes dos.

Te invito a que un acto de fe, ministres a tu esposa y pongas manos con aceite de oliva, unge ese vientre y declara la Palabra de Poder. Procura estar en paz, que no haya un hastiamiento del deseo de ella por ser madre y que por ello estás pidiendo hijo, sino que por un acuerdo de amor que quieren tener un hijo. Son una bendición los hijos mi hermano, tal como tú lo fuiste para tu madre y en tu caminar has sido y eres fuente de bendición para mi vida.   Tu semilla ha de fecundar ese óvulo, y el fruto será un fruto deseado, donde tendrá el calor y cariño de una madre y un padre. Háblale al vientre de ella y dile: prepárate para dar a luz, un ser bello, varón se gestará en ti. ¿Recuerdas lo que Dios le dijo a Moisés en el desierto con respecto a la roca, para darle agua de beber a un pueblo necesitado de agua? No hagas como Moisés que golpeó la roca. Sólo háblale y desata el poder  y declaro que en el tiempo de espera llegó a su fin. Dios hará algo nuevo en ustedes. Pónganse a cuenta los dos ustedes con Dios y entreguen todas sus fuerzas a él, y ÉL les hará un bien. Haz un acto de fe y compra una cuna, unos pañales, algo que les haga saber que están esperando un hijo y escoge el nombre bíblico para honrar a nuestro Dios.  Te cuento algo personal: Moisés,  mi hijo fue un milagro, nació casi diez años después de Roxana, y Gloria no podía concebir.  Después del nacimiento de mi hija ella planificaba y pasaron tres o cuatro años para decidir que viniese otro hijo y cuando lo intentamos NADA DE NADA. Fue mi esposa a pasar consulta y  le hicieron exámenes por montón y a mí también, y todo salía bien. No había razón, hasta que llegamos a los pies de Cristo, entonces puso el Señor la convicción de que un hijo varón iba a nacer y que le llamaría Moisés. Pasaron 5 años más después de esos exámenes.   A gloria, en forma separada, también Dios le reveló en sueño que su hijo se llamaría Moisés y antes no había ese servicio de ultrasonografía en donde se puede saber el sexo del feto, pero yo creí firmemente que iba a ser varón, así que me compré a los cuatro meses de embarazo un Moisés y ropa de niño, cosas de varón, y así sucedió.  Así que no te extrañes  que Dios haga algo similar en ti.

Te amo mi amado Toño y sé que tú a mí.  Dios no se queda con nada, DIOS bendice al dador alegre.  Que estas palabras te ayuden a mirar al cielo y decir. GRACIAS PAPITO, por tu amor y fidelidad.

Que DIOS BENDIGA TU DÍA.

 

 

LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.



LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.
Génesis 25: 19-26
25:19 Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, 
25:20 y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de Labán arameo. 
25:21 Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 
25:22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 
25:23 y le respondió Jehová: 
Dos naciones hay en tu seno, 
Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; 
El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, 
Y el mayor servirá al menor. 
25:24 Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25:25 Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 
25:26 Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz.

Mi amado César Antonio, Dios te bendiga. Te escribo, especialmente porque Dios ha me ha puesto una gran carga por ti, al haberte oído el sábado recién pasado en donde me pedías que oráramos por ti y por tu petición del nacimiento de tu hijo.
Pues bien, quiero decirte que ha llegado el tiempo en tu vida que aquella instrucción que Dios dijo sobre el hombre se cumpla, pues él dijo: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos” Gen. 1:28 y por alguna razón, el enemigo ha puesto un muro para que no haya multiplicación tal como le pasó a Isaac, pues has de acordarte de que a su padre le ha dado la promesa de ser el padre de muchas generaciones: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,  desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;” Gen. 15:18
Creo firmemente que tú has creído en Dios y en sus promesas, pero no se también si tu esposa le ha creído en Dios y si tiene ese don de fe de su salvación. Te digo esto porque Sara tuvo su momento de incredulidad cuando oyó al ángel decir esa promesa. Pero indistintamente, Abraham tuvo su dificultad como hombre por su avanzada edad pero Dios cumplió su promesa, y la clave es que tenía que saber esperar. Más sin embargo el enemigo quiso abortar esa promesa influenciando en Sara para que él fuera padre de un hijo, no el de la promesa, sino del deseo de la carne. Así nació Ismael, pero Dios siguió siendo fiel a su promesa y nació Isaac, al cabo de 25 años, pues Abraham fue llamado por Dios y su promesa cuando tenía 75 años.  Luego, pasado los años, su mismo hijo Isaac tuvo un problema con la promesa de descendencia, pues su esposa Rebeca, aquella mujer designada por Dios tampoco podía tener hijos.  Pero Isaac  tuvo que ministrar a su esposa, orando a Dios para que ella pudiese concebir.  He allí ese ánimo al que te quiero lanzar, que tú, como autoridad o sacerdote de tu casa no desistas en buscar a Dios y clamar por ese milagro y por el cumplimiento de esa instrucción que Dios te dio en Gen. 1:28 El enemigo siempre trata de desanimarnos retrasando la promesa, desanimando al hombre para que tome otra alternativa que no es la que Dios quiere que tenga. Si lees con detenimiento, Isaac  tomó por mujer a los cuarenta años y no podía concebir por esterilidad. La esterilidad, amigo es una maldición que se adquiere por diferentes razones, que merece otro estudio, pero ahora nos enfocamos en que la esterilidad es vencida, por la fe.  Veinte años pasaron, donde Isaac no dejaba de orar, nunca se desanimó, supo esperar, supo mantener la fe en alto, acudir al único que nos puede ayudar. El mundo, las enseñanzas de nuestros padres, las tradiciones nos han metido en nuestra mente que necesitamos muletas en nuestra fe, yendo al médico, tomando pastillas, etc. Esas muletas no nos dejarán caminar rectamente, pero así nos acostumbramos. Entonces es hora de creerle  firmemente, porque ya agotaste tus muletas, tus fuerzas, tus recursos, y sólo queda DIOS. Por ello me impactó tus palabras al oírte decir que oráramos. Y Dios me ha tenido dando vueltas en mi corazón para decirte estas palabras que no son palabras compradas o que salen sólo para tranquilizarte, sino para que actúes como el sacerdote que eres y que en algún momento dejaste de ejercer ese oficio.  Así que ceñite los lomos y ajústate los pantalones y de una vez por todas, ministra a tu esposa y hazle saber que hay una tarea que Dios les ha dado y es “multiplicar tu descendencia”.   El enemigo no se quedará de brazos cruzados, y pondrá aflicciones, imprevistos que nunca estuvieron en sus mentes, pero Dios te recuerda esto: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. ” Juan 16:33  La palabra Paz es SHALOM en el idioma judío y significa: nada está roto, nada nos hace falta, porque Jesús te llena de todo y restablece toda área en tu vida.
El enemigo querrá una y otra vez truncar esa promesa abrahánica, pues a Jacob, hijo de Isaac, también tuvo la misma  dificultad, su mujer Raquel era estéril, pero también obró la fe en la familia de Jacob y pudieron tener descendencia: “Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. ”  Gen. 30.22
Así que mi amado, ya Jesús venció toda maldición en la cruz del Calvario. Tu yo hemos trabajado juntos hombro con hombro para que muchas personas creyeran en esa promesa. ¿Cómo no has de creer firmemente en que Dios te hará sonreír con un hijo en tus brazos y tener paz en tu casa con tu esposa?  Quizás al principio tú eras el que no quería tener hijos por no tener un compromiso con la que es tu pareja, pero nuestros planes no son tus planes, sino se han de ejecutar los de Dios ha planeado en tu vida.  No es tu esposa ni tú los estériles, sino un muro que no quiere que se cumplan los planes en ustedes dos.
Te invito a que un acto de fe, ministres a tu esposa y pongas manos con aceite de oliva, unge ese vientre y declara la Palabra de Poder. Procura estar en paz, que no haya un hastiamiento del deseo de ella por ser madre y que por ello estás pidiendo hijo, sino que por un acuerdo de amor que quieren tener un hijo. Son una bendición los hijos mi hermano, tal como tú lo fuiste para tu madre y en tu caminar has sido y eres fuente de bendición para mi vida.   Tu semilla ha de fecundar ese óvulo, y el fruto será un fruto deseado, donde tendrá el calor y cariño de una madre y un padre. Háblale al vientre de ella y dile: prepárate para dar a luz, un ser bello, varón se gestará en ti. ¿Recuerdas lo que Dios le dijo a Moisés en el desierto con respecto a la roca, para darle agua de beber a un pueblo necesitado de agua? No hagas como Moisés que golpeó la roca. Sólo háblale y desata el poder  y declaro que en el tiempo de espera llegó a su fin. Dios hará algo nuevo en ustedes. Pónganse a cuenta los dos ustedes con Dios y entreguen todas sus fuerzas a él, y ÉL les hará un bien. Haz un acto de fe y compra una cuna, unos pañales, algo que les haga saber que están esperando un hijo y escoge el nombre bíblico para honrar a nuestro Dios.  Te cuento algo personal: Moisés,  mi hijo fue un milagro, nació casi diez años después de Roxana, y Gloria no podía concebir.  Después del nacimiento de mi hija ella planificaba y pasaron tres o cuatro años para decidir que viniese otro hijo y cuando lo intentamos NADA DE NADA. Fue mi esposa a pasar consulta y  le hicieron exámenes por montón y a mí también, y todo salía bien. No había razón, hasta que llegamos a los pies de Cristo, entonces puso el Señor la convicción de que un hijo varón iba a nacer y que le llamaría Moisés. Pasaron 5 años más después de esos exámenes.   A gloria, en forma separada, también Dios le reveló en sueño que su hijo se llamaría Moisés y antes no había ese servicio de ultrasonografía en donde se puede saber el sexo del feto, pero yo creí firmemente que iba a ser varón, así que me compré a los cuatro meses de embarazo un Moisés y ropa de niño, cosas de varón, y así sucedió.  Así que no te extrañes  que Dios haga algo similar en ti.
Te amo mi amado Toño y sé que tú a mí.  Dios no se queda con nada, DIOS bendice al dador alegre.  Que estas palabras te ayuden a mirar al cielo y decir. GRACIAS PAPITO, por tu amor y fidelidad.
Que DIOS BENDIGA TU DÍA.


LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.



LO IMPOSIBLE PARA EL HOMBRE, ES POSIBLE PARA DIOS.
Génesis 25: 19-26
25:19 Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, 
25:20 y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de Labán arameo. 
25:21 Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 
25:22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 
25:23 y le respondió Jehová: 
Dos naciones hay en tu seno, 
Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; 
El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, 
Y el mayor servirá al menor. 
25:24 Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25:25 Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 
25:26 Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz.

Mi amado César Antonio, Dios te bendiga. Te escribo, especialmente porque Dios ha me ha puesto una gran carga por ti, al haberte oído el sábado recién pasado en donde me pedías que oráramos por ti y por tu petición del nacimiento de tu hijo.
Pues bien, quiero decirte que ha llegado el tiempo en tu vida que aquella instrucción que Dios dijo sobre el hombre se cumpla, pues él dijo: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos” Gen. 1:28 y por alguna razón, el enemigo ha puesto un muro para que no haya multiplicación tal como le pasó a Isaac, pues has de acordarte de que a su padre le ha dado la promesa de ser el padre de muchas generaciones: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,  desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;” Gen. 15:18
Creo firmemente que tú has creído en Dios y en sus promesas, pero no se también si tu esposa le ha creído en Dios y si tiene ese don de fe de su salvación. Te digo esto porque Sara tuvo su momento de incredulidad cuando oyó al ángel decir esa promesa. Pero indistintamente, Abraham tuvo su dificultad como hombre por su avanzada edad pero Dios cumplió su promesa, y la clave es que tenía que saber esperar. Más sin embargo el enemigo quiso abortar esa promesa influenciando en Sara para que él fuera padre de un hijo, no el de la promesa, sino del deseo de la carne. Así nació Ismael, pero Dios siguió siendo fiel a su promesa y nació Isaac, al cabo de 25 años, pues Abraham fue llamado por Dios y su promesa cuando tenía 75 años.  Luego, pasado los años, su mismo hijo Isaac tuvo un problema con la promesa de descendencia, pues su esposa Rebeca, aquella mujer designada por Dios tampoco podía tener hijos.  Pero Isaac  tuvo que ministrar a su esposa, orando a Dios para que ella pudiese concebir.  He allí ese ánimo al que te quiero lanzar, que tú, como autoridad o sacerdote de tu casa no desistas en buscar a Dios y clamar por ese milagro y por el cumplimiento de esa instrucción que Dios te dio en Gen. 1:28 El enemigo siempre trata de desanimarnos retrasando la promesa, desanimando al hombre para que tome otra alternativa que no es la que Dios quiere que tenga. Si lees con detenimiento, Isaac  tomó por mujer a los cuarenta años y no podía concebir por esterilidad. La esterilidad, amigo es una maldición que se adquiere por diferentes razones, que merece otro estudio, pero ahora nos enfocamos en que la esterilidad es vencida, por la fe.  Veinte años pasaron, donde Isaac no dejaba de orar, nunca se desanimó, supo esperar, supo mantener la fe en alto, acudir al único que nos puede ayudar. El mundo, las enseñanzas de nuestros padres, las tradiciones nos han metido en nuestra mente que necesitamos muletas en nuestra fe, yendo al médico, tomando pastillas, etc. Esas muletas no nos dejarán caminar rectamente, pero así nos acostumbramos. Entonces es hora de creerle  firmemente, porque ya agotaste tus muletas, tus fuerzas, tus recursos, y sólo queda DIOS. Por ello me impactó tus palabras al oírte decir que oráramos. Y Dios me ha tenido dando vueltas en mi corazón para decirte estas palabras que no son palabras compradas o que salen sólo para tranquilizarte, sino para que actúes como el sacerdote que eres y que en algún momento dejaste de ejercer ese oficio.  Así que ceñite los lomos y ajústate los pantalones y de una vez por todas, ministra a tu esposa y hazle saber que hay una tarea que Dios les ha dado y es “multiplicar tu descendencia”.   El enemigo no se quedará de brazos cruzados, y pondrá aflicciones, imprevistos que nunca estuvieron en sus mentes, pero Dios te recuerda esto: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. ” Juan 16:33  La palabra Paz es SHALOM en el idioma judío y significa: nada está roto, nada nos hace falta, porque Jesús te llena de todo y restablece toda área en tu vida.
El enemigo querrá una y otra vez truncar esa promesa abrahánica, pues a Jacob, hijo de Isaac, también tuvo la misma  dificultad, su mujer Raquel era estéril, pero también obró la fe en la familia de Jacob y pudieron tener descendencia: “Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. ”  Gen. 30.22
Así que mi amado, ya Jesús venció toda maldición en la cruz del Calvario. Tu yo hemos trabajado juntos hombro con hombro para que muchas personas creyeran en esa promesa. ¿Cómo no has de creer firmemente en que Dios te hará sonreír con un hijo en tus brazos y tener paz en tu casa con tu esposa?  Quizás al principio tú eras el que no quería tener hijos por no tener un compromiso con la que es tu pareja, pero nuestros planes no son tus planes, sino se han de ejecutar los de Dios ha planeado en tu vida.  No es tu esposa ni tú los estériles, sino un muro que no quiere que se cumplan los planes en ustedes dos.
Te invito a que un acto de fe, ministres a tu esposa y pongas manos con aceite de oliva, unge ese vientre y declara la Palabra de Poder. Procura estar en paz, que no haya un hastiamiento del deseo de ella por ser madre y que por ello estás pidiendo hijo, sino que por un acuerdo de amor que quieren tener un hijo. Son una bendición los hijos mi hermano, tal como tú lo fuiste para tu madre y en tu caminar has sido y eres fuente de bendición para mi vida.   Tu semilla ha de fecundar ese óvulo, y el fruto será un fruto deseado, donde tendrá el calor y cariño de una madre y un padre. Háblale al vientre de ella y dile: prepárate para dar a luz, un ser bello, varón se gestará en ti. ¿Recuerdas lo que Dios le dijo a Moisés en el desierto con respecto a la roca, para darle agua de beber a un pueblo necesitado de agua? No hagas como Moisés que golpeó la roca. Sólo háblale y desata el poder  y declaro que en el tiempo de espera llegó a su fin. Dios hará algo nuevo en ustedes. Pónganse a cuenta los dos ustedes con Dios y entreguen todas sus fuerzas a él, y ÉL les hará un bien. Haz un acto de fe y compra una cuna, unos pañales, algo que les haga saber que están esperando un hijo y escoge el nombre bíblico para honrar a nuestro Dios.  Te cuento algo personal: Moisés,  mi hijo fue un milagro, nació casi diez años después de Roxana, y Gloria no podía concebir.  Después del nacimiento de mi hija ella planificaba y pasaron tres o cuatro años para decidir que viniese otro hijo y cuando lo intentamos NADA DE NADA. Fue mi esposa a pasar consulta y  le hicieron exámenes por montón y a mí también, y todo salía bien. No había razón, hasta que llegamos a los pies de Cristo, entonces puso el Señor la convicción de que un hijo varón iba a nacer y que le llamaría Moisés. Pasaron 5 años más después de esos exámenes.   A gloria, en forma separada, también Dios le reveló en sueño que su hijo se llamaría Moisés y antes no había ese servicio de ultrasonografía en donde se puede saber el sexo del feto, pero yo creí firmemente que iba a ser varón, así que me compré a los cuatro meses de embarazo un Moisés y ropa de niño, cosas de varón, y así sucedió.  Así que no te extrañes  que Dios haga algo similar en ti.
Te amo mi amado Toño y sé que tú a mí.  Dios no se queda con nada, DIOS bendice al dador alegre.  Que estas palabras te ayuden a mirar al cielo y decir. GRACIAS PAPITO, por tu amor y fidelidad.
Que DIOS BENDIGA TU DÍA.