miércoles, 6 de marzo de 2013

DIOS TE ESCUCHA EN LA DUCHA



DIOS TE ESCUCHA EN LA DUCHA

Ayer lunes 04 de marzo, hacía un recuento en voz alta de los pagos que teníamos que hacer como iglesia, entre ellos: alquiler, internet, energía eléctrica y otros gatos, haciendo un total de $ 200.00 y en el momento que me duchaba, le decía a mi Padre Celestial, ayúdame con ese problema.  Más sin embargo un amigo me había llamado el sábado para decirme que me necesitaba verme en su oficina para decirme algo, cuestión que pensé que se trataba de algún trabajo de computadora que necesitaba, y ahora que llegué a su oficina, me dice: Roberto, quiero darte las gracias por haberme dado tu apoyo cuando te lo pedí, me ayudaste en esto y en lo otro, etc.  y quiero darte esto: $ 100.00  y es que hace unos meses atrás mi amigo pasaba por una crisis emocional que parecía que su mundo se le derrumbaba. Más sin embargo le hablé de que Dios le amaba y que había que confiar en que cualquier error cometido, él lo perdonaría y le daba una nueva oportunidad. Cosa que así pasó, mi amigo resulto que sigue con viento en popa, pues su problema era labora. Ha empezado a ir a la iglesia y aún cuando hay algunos obstáculos, el sigue dando su paso hacia adelante con Cristo.  Todo tiene su recompensa, mi amigo, y se que lo que sembré ayer, Dios me hará cosechar en el futuro y muchas veces te lo dará cuando más lo necesites. ASI ES DIOS, él no se olvida de sus promesas.  Así que puedo descansar que Dios nos tiene en su gracia.
ISAÍAS 49:4 nos dice:
“Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios. ”

lunes, 25 de febrero de 2013

EL DELEITE DE HABLAR UNO CON EL OTRO



EL DELEITE DE HABLAR UNO CON EL OTRO
Lucas 11: 1-3

11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 
11:2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 
11:3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 
 Formado en mi infancia en el campo, en el interior del país, no tenía una buena formación de comunicación con mi familia, pues mis padres adoptivos apenas  podían leer y escribir, y expresar algunas frases como “te amo”, “te quiero”, “eres linda o lindo”, etc. no estaban en su vocabulario, por lo tanto muy difícilmente las podría expresar a mis16 años. A mis 13 años fui llevado a donde mi abuela laboraba en San Salvador  y la patrona de ella me permitió quedarme en su casa. Como eran tiempos de guerra, a la patrona no le gustaba mucho pasar en el país y se iba de viaje a Estados Unidos y pasaba la mayor parte del año allá. La casa era tan grande que casi abarcaba la cuarta parta de la cuadra en lo largo y la mitad de ella en lo ancho. Mi hermana Marlene aún seguía en el campo y fue varios años más adelante donde ella se incorporó a la “capirucho” que quiere decir “la capital”.
Todas las tardes, como a eso de las 4:00 PM mi abuela salía comprar pan dulce y platicaba y platicaba con las demás amigas que salían a hacer los comprados también, y llegaba ella, a sentarse a aquella gran sala de la casa y ahí estaba yo, oyendo música de mi época, a todo volumen. Ella me decía, bájale volumen, que no eres sordo ni yo tampoco, y le bajaba el volumen. Y se le antojaba a ella ponerse a platicar conmigo, a contarme sus anécdotas de sus tiempos de buena moza, de cómo había llegado a la capital y de todos los chismes de las amigas de la cuadra. Y me aburría con tanta platicadera, que me mejor me hacía el enojado para que no me siguiera hablando, y no se si les ha pasado a algunos de ustedes amado lector, que hay veces en que los abuelos cuentan la misma historia, como si nunca las hubieran contado y ahí estaba yo, con una mala actitud de no platicar con ella. Me preguntaba de mis estudios, de mis amigas, de mis amigos, de lo que debería de hacer, de esto y de lo otro. En fin, ella quería platicar conmigo, ella me amaba como a ninguno, siento yo, que mi hermana creo que percibía esta situación y a pesar de haberle hecho tantos berrinches y acciones de muy mal proceder, nunca me dijo que me rechazaba como nieto, nunca me dijo “te odio”, nunca me dijo “eres mi vergüenza”, en fin, nada de palabras hirientes y aunque se enojaba, me castigaba con no hablarme un buen rato o días, rara vez me castigó con vara.  Mi abuela quería siempre hablar conmigo y deleitarse con alguna alocución que yo le podría dar, algunas veces lo hice pero no con la intensidad como ella lo hacía. ¿Porqué te cuento esto?, ¿Qué relación tiene esto con el tema que te traigo en mención? Pues es la ilustración que Dios me pone, para hablarte de aquella persona que te ama tanto, que te entiende, que te formó en el vientre de tu madre y que siempre te desea hablar de una u otra manera. Esa persona es Dios, y así como Dios te quiere hablar también físicamente, hay personas que se deleitan contigo o conmigo platicando, intercambiando ideas, pensamientos, estado de ánimos, etc.  Dios diseñó el lenguaje para que el hombre pudiese  expresarse con Él, no importando en donde estés, él siempre, siempre tiene tiempo para nosotros, pues él es creador del tiempo, y su tiempo es absoluto. 
Desde la creación del hombre, Dios dispuso comunicarse cara a cara con el hombre, pero la desobediencia del hombre hizo que sólo a personas especiales se manifestase en señales, en voz o en símbolos. Se llegó a perder esa confianza de “cara a cara” y tenía que ser a través de sacerdotes, de profetas donde la gracia y el favor se podía obtener. Pero Dios no quería seguir distanciado del hombre, a pesar de que éste era el culpable y vino a la tierra su hijo, Jesús a intercambiar palabras, sentimientos, favores y salvación a los hombre. El mundo estaba irreconciliado con Dios, pero Jesús reconcilió a los hombres con Dios. Gracias a ese amor de Dios, de seguirnos amando a pesar de nuestra infidelidad, el hombre alcanzó la misericordia de Dios, a través de un sacrificio de Jesús mismo hecho hombre y padeciendo todo el peso y la ira del pecado ante Dios.
Espero me comprendas, pues lo que quiero enseñar, es que Dios siempre quiere mantenerse en contacto contigo, que le hables, que le digas que confías en sus palabras, en sus promesas. Desde ese suceso, hasta hoy, el hombre tiene la oportunidad de poder hablar con Dios, a través de Jesucristo, recibiéndolo como nuestro Salvador Personal y nos regala el derecho de ser llamado “hijo de Dios”

Por todo lo anterior, el modelo de familia sigue siendo el mismo modelo de los inicios de la creación del hombre: un padre, una madre, e hijos que hablen  con Dios, que le sirvan a Dios, que adoren a Dios.  Que la familia pueda tener una buena comunicación unos con otros,  que el padre pueda comunicarse con sus hijos, los hijos con los padres, la esposa con el esposo y viceversa. Y esta acción tiene que iniciarse con el padre y con la madre, en el proceso de formación del matrimonio, cuando son amigos, cuando han pasado a ser novios y siguen siendo amigos, comunicándose de manera agradable, de manera constante, de manera incondicional. Los hijos van a aprender a comunicarse con ellos, si nosotros le hablamos a ellos, si les enseñamos a abrir su corazón, a expresarse sea con las manos, con un gesto, con los ojos, con algún símbolo, etc. 

¿Que pasos tiene este modelo?
                                      I.      Un padre y esposo, o madre y esposa, que les enseñe a los hijos o al esposo o esposa  a deleitarse en hablar mutuamente y a proveer los mecanismos para poder hacerlo.
Según datos científicos, la mujer tiene la capacidad de hablar más de 30,000 palabras  al día y el hombre, su capacidad es de 15,000 en el mejor de los tiempos. Los dos géneros pueden hablarse lo necesario para mantener una buena confianza y un buen ambiente de armonía. Jesús hablaba con su padre, de una manera que causaba asombro a tal grado que influenciaba  a otros a hacerlo así como Él.
En el libro de Lucas 11:1  encontramos un caso de esto,  Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 
Imaginémonos que aquel discípulo vio como Jesús se deleitaba hablando con su Padre Celestial, ¿Qué rostro tendría nuestro Jesús, que gestos hacía, que eran motivo de ser enseñados a otros?  Creo que aquel discípulo bosquejó alegría, placer, deleite, entrega, pasión, en aquella comunicación celestial.  ¡Eso debiésemos de tener nosotros con Dios!
                                    II.      Que el creyente, el cristiano, reconozca que tiene un padre  que le escucha siempre.
En el versículo 2 de Lucas 11 encontramos esto: “Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos 
El Dios de Israel ha prometido que él no echa fuera a nadie que viene hacia él, y principalmente si viene con palabras de amor y arrepentido de cualquiera cosa que haya hecho.  Así como en la familia, es el hombre quien tiene el encargo de cuidar de su familia, de proveer a los de su casa,  de brindar esa confianza de que él es el pilar de la familia. Ahora bien, en el plano espiritual, Jesús nos enseña que todos tenemos un Padre, a quien recurrir y que no importa que, podemos decirle Padre, pues más delante de la cita, Él nos dice que le digamos al Padre que nos perdone de todas nuestras ofensas, pero que también nosotros hemos desarrollado la capacidad de perdonar a los demás.

                                  III.      De desarrollar una buena confianza con todos los que nos rodean a través de una buena comunicación.
Habemos hombres tan simples como el pan francés en su expresividad y no hace su mayor esfuerzo por cambiar eso. Tarde o temprano la otra persona que está con él como esposa o cónyuge se cansará de eso y empezará a haber reclamos de esto y de los zapatos nuevos, de la ropa, del corte de cabello, si está gorda, si está flaca, etc, porque no dice nada de nada. ¿Qué confianza habrá pues de una de las personas? El hombre y la mujer, tienen la potestad de pedir a Dios, especialmente el pan diario. La manera de cómo lo pondrá Dios en su mesa es su problema, lo que tengo que hacer yo y usted es hacer el esfuerzo de ir a tocar puertas, de buscar el trabajo honrado, porque Dios se acordó de ti.  Hay personas que en la iglesia les pido que pasen a orar y dicen “no puedo” o no se que pedir porque no han desarrollado esa confianza de hablar con él como si estuvieran cara a cara. Y siendo Dios tan sabio, nos dice: hijos, si aún no saben como hablarme sólo abran su boca, yo les pongo un traductor que es el Espíritu Santo que me indica que es lo que piden, y si aún más, no sabes que pedir, el Espíritu Santo escudriña tus pensamientos y tu intención y él habla por ti con las palabras correctas al Padre, de tu parte. Vea lo que dice Romanos 8:26 “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles; Me encanta saber esto, que Dios mismo se asegura como Padre de darnos lo que realmente necesitamos con sólo el hecho de hacer un esfuerzo de acercarse a orar, a platicar o hablar con él.

CONCLUSIÓN:
Te animo amado hermano o lector, que pongas más atención a lo que Dios te habla y ten tú la creatividad de poder hablarle a Él de una manera especial,  por lo menos haz el intento. Dice la Biblia de Las Américas en el Salmo 37:4 “Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.” Habla con Él y deja que él también te hable, pidiendo tu corazón más sensible, más amoroso, más agradecido. Deje que Él le limpie de toda impureza y que a través de una buena conversación, tú puedas arrebatar esa bendición de las manos de Dios.  Dios te bendiga y guarde siempre.   Pastor Roberto González.  Febrero 23-2013

viernes, 18 de enero de 2013

EL FUNERAL MÁS SOLITARIO PERO EL MÁS LLENO DE GLORIA



EL FUNERAL MÁS SOLITARIO PERO EL MÁS LLENO DE GLORIA
Deut. 34:4-7
34:4 Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. 
34:5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. 
34:6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 
34:7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

El día de ayer asistí al funeral del padre de un amigo de antaño, y que a ambos no los veía desde hacía mucho tiempo. Fue muy emotivo, a tal punto de que casi me hacía llorar,  por las declaraciones  que se hicieron sentir a favor de un hombre, que no recuerdo muy bien su edad, pero que recogía el sentir de una esposa y de cinco hijos que estaban agradecidos con él por su legado, su ejemplo, su entrega a la familia, el amor a su esposa  y su carisma de amigo.
Fue cuando ya habían pasado los años en su vida, cuando ya estaba casado y con todo sus hijos desarrollados que conoció de Cristo de la manera en que tú yo lo conocemos, pero en esos años de vida que lo conoció perfeccionó ese amor que manifestó de antaño:
1.       Con un trabajo de taxista, crió a sus hijos y les dio sus estudios, la herencia de que muchos padres desean dar a su hijos, y que algunos la rechazan.
2.       Les dio ejemplo a seguir, pues conoció a su esposa de joven y murió siempre con ella. No conocí de parte de mi amigo, su hijo, que tuviera infidelidades.  Y así partió de este mundo, pudiendo ver a sus hijos, cada uno con su cónyuge e hijos, poniendo en práctica, cada uno, sus habilidades y destrezas producto de sus estudios.
3.       La salvación llegó primero a uno de sus hijos, al mayor  y creo, estoy seguro, que ahora sus hijos y nietos gozan de la buena salvación, la única, la que vale, la que tiene promesa.
4.       Sacrificaba su propio bienestar, para que cada hijo tuviese algo que estrenar, algo que vestir, algo que calzar.
Y serían muchas más las virtudes de las que se pueden enumerar de este padre de familia, pero llega el tiempo en que Dios nos llama a su presencia y tenemos que irnos, de una u otra manera, sanos o enfermos, pobre o rico.  Este padre de familia murió siendo salvo, pero su cuerpo estaba sufriendo de una enfermedad que lo llevó a la muerte. Pero murió, ya no triste, sino alegre porque entendió de que es sólo una paso temporal, de la muerte a vida eterna.
Ahora, bien, algo parecido pasó con Moisés, un siervo que pasó mucho tiempo, fuera de su casa patriarcal, lejos del conocimiento del Dios de Israel, pero fue llamado a ser el líder de más de un millón de personas.  Conoció a Dios en una zarza ardiente, cuando tenía  cuarenta años, digamos que ya estaba con años avanzados. Pero su convicción a servir a Dios  y su humildad, después de todo un proceso fue tan grande que se ganó la gracia de Dios, hablando con él como cuando se habla a un amigo apreciado: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.” Ex. 33:11,
Pero como a todo hombre, que en algunos momentos caemos en debilidades, Moisés no fue la excepción, y aún con ese grado de intimidad que tenia con Dios, no le fue pasado por alto aquel error de haber golpeado a la roca en el desierto(la Roca era Cristo), cuando la instrucción era clara de hablarle y no golpearle. Num. 20:1-13 Son momentos en que uno hace algo, y uno piensa que no va haber consecuencias, y que sí, muchas veces no las hay de inmediato, pasa el tiempo y no pasa nada y hasta se le llega a olvidar a cualquiera de nosotros en la mente, pero en el cuaderno de Dios todo está apuntado, para aquel convertido como para el que no. Son de esos  momentos que se nos da la  gracia y la echamos a perder en un arrebato de cólera, en un momento de infidelidad, en un momento donde podemos tomar lo ajeno sin pensar en las consecuencias, en un momento de dolor y tomamos venganza, etc .  Después, años después, aparecen aquellos malestares en el  vientre, en los riñones, en el hígado, producto de aquella vida desordenada.
Moisés no pudo gozar de la tierra prometida, tierra por al cual luchó sin descanso, derrotando reyes poderosos, gigantes, sino que sólo la pudo contemplar con sus ojos, y serían otros los que pasarían y uno de ellos tomaría su lugar.
Pero a pesar de esta situación, a lo cual  usted le puede llamar “castigo o disciplina” por parte de Dios a Moisés, Dios fue y sigue siendo ese amigo con Moisés. No lo abandonó, no lo desechó de su gloria, sino que ha sido el ejemplo que por miles de años se nos ha dado el ejemplo de un siervo humilde, de un hombre con poder y liderazgo. 
Fue Dios el único que asistió a su entierro, no hubo llantos, no hubo lamentos en ese momento de su funeral. ¡Qué maravilla! Que aunque ninguno de sus colaboradores, amigos, hijos o familiares lo sepultaron,  fue suficiente la presencia de Dios en su funeral, la gloria de Dios y Dios mismo estaban ahí. La Biblia nos dice que  “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.” Deut. 34:7
Concluimos con esto amigo y hermano en Cristo:  Qué no importa qué hagamos, hay siempre consecuencias que tendríamos que ver si nos conviene o no hacerlas. Un traguito de licor, una salidita con alguien fuera del matrimonio, una noche de placer con este o con aquel, una sutraída de dinero de aquella cartera mal puesta, de una mentira en el trabajo, de varias cosas.   Muchos somos llamados a seguir a Cristo, como en mi caso, lo acepté a los 33 años, pero en los años anteriores, pude haber hecho algunas cosas que me pueden traer consecuencias en el futuro, sean legales, sean corporales, físicas, etc. Esas consecuencias las podemos sufrir ya estando en el evangelio y de seguro algo vamos a pagar, aunque la misericordia de Dios es tan grande que él es soberano y parar aquello que nos afecte. Decía el pastor López Bertrand, el primer pastor que conocí, que tarde o temprano Dios nos pasa la factura.  Lo único que nos consuela es que aunque Él nos pase la factura, no nos desecha, no nos margina de su presencia. Procura hacer siempre lo bueno, métete a practicar lo que la Palabra te predica en los sermones de tu iglesia, de tu pastor y comienza a darle honra Jesús y cuídate de ti mismo para que cuando llegue ese momento de partida de esta vida terrenal, sea el mismo Dios que esté en tu funeral, llenando con gloria esa reunión con la gente que queda agradecida por el legado que has dejado.
Oración:
Dios danos la sabiduría de oír tu voz y ponerla en práctica en vida, haciendo lo bueno. Gracias por darnos la oportunidad de conocerte, de servirte y de gozar de muchas maravillas que has hecho por nosotros y para nosotros. Gracias por darnos hijos, esposa, esposo, amigos, vecinos, compañeros, en donde podamos decir que tenemos razones para vivir, de un camino a seguir y de corazón para compartir lleno de una Palabra Buena. Si fallamos en algo Señor, danos la oportunidad de enmendarlo y que las consecuencias no sean para muerte sino para corrección de nuestro caminar. Amén  Dios les bendiga. Ps. Roberto González

viernes, 28 de diciembre de 2012

LA REFLEXIÓN DEL DÍA.
¿EN QUE ESTÁS PENSANDO?
"Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá". Isaías 33:11
Pensar en cosas cosas ociosas y dedicarse a actividades ilícitas siempre de traerán malas consecuencias y acciones sin provecho. Hay que tener la mente siempre en otro nivel. Los malos pensamientos te traerán como consecuencias acciones tipo "rastrojo", la toma de decisiones impulsada por la influencia de los malos amigos te traerá pérdida de dinero, pérdida de tiempo, pérdida de confianza, etc. y puede volverse en contra tuya toda acción.
Vemos fotos de muchas personas que han caído presas por que la misma mala actividad los delató, sus mismos compañeros, etc. y se dan cuenta de su error demasiado tarde.
Mi hijo, me llamaba en la 1a. noche del campamento, para que fuera a poner quietos a unos compañeritos que lo estaban molestando, pero momentos antes, él también participaba con acciones de molestia contra otras personas y se le volvió en su contra. Le explicaba este versículo de cómo tiene que saber sembrar buenas acciones para que coseseche lo mismo.
Hoy es el tiempo de pensar en pensar y de hacer sólo en buenas cosas, de llenar tu cabeza de pensamientos de altura. Colosenses 3:2 dice: "ponen la mira en las cosas del cielo, no en las de la tierra".

Su amigo, Roberto González.
 

jueves, 1 de noviembre de 2012

¿CÓMO MIRAS A DIOS?




¿CÓMO MIRÁS A DIOS?
Lucas 19:1-6
19:1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 
19:2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 
19:3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 
19:4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 
19:5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 
19:6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 

Este es el relato de un hombre que de cuya descripción podemos decir de él los siguientes atributos:
1.       Era una persona odiada, por su profesión. (En la antigua Roma los publicanos eran recaudadores de impuestos para el imperio. Así también aparecen en el Nuevo Testamento, como recaudadores de impuestos que abusaban de su poder (éstos eran odiados, ya que cobraban más de lo que la ley les exigía, y al estar amparados por ella, las personas no tenían defensa. Por otra parte, eran odiados por los judíos, ya que cobraban de más a su propio pueblo en beneficio de los invasores). Mateo5:46
2.       Era Rico, debido  a la naturaleza de su trabajo. (Agarraba más de la cuenta)
3.       Era astuto e inteligente. Se presume de ello, pues alguien que trabaja con números y le saca provecho tiene una mente ingeniosa
4.       Era pequeño de estatura.
5.       Conseguía lo quería saltando buscando obstáculos.
Siempre llegan momentos de reflexión para el hombre, y que bueno por aquellos que sacan provecho de la conclusión para hacer un  cambio. Decía Salomón en su libro de Eclesiatés 1:1  “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? ”
He visto a borrachos llegar a la iglesia, unos con decisión que se les nota en su rostro, otros llegan para probar sin son capaces, algunos se quedan,  otros ya no vuelven,  porque esa conclusión no la anhelan tanto como su vida misma. Los que se quedaron, llegaron a la conclusión de que había que cambiar y lo hicieron. Lo mismo he visto en amigos que antes eran mujeriegos a “morir” decimos  y luego cambiaron esa situación, sea por lo que sea pero cambiaron, tomaron la decisión de cambiar.
Ahora bien, también en el cristianismo, habremos creyentes que empiezan a conocer a Dios a su manera, de arriba hacia abajo.  Podemos presumir que este hombre llamado Zaqueo  ya se había hastiado de una vida de desprecio,  de haber experimentado la comodidad y la vanidad de los lujos, de los halagos de los mismos publicanos y corrió hacia conocer de lo que se hablaba de un hombre que hacía milagros, de un hombre que sin ser obligado o engañado corre a ver  a Jesús.
El quería conseguir su propósito, nadie lo detendría, ni siquiera su misma limitación física de ser pequeño sería una excusa para no poder    cumplir su meta. Sin embargo entre todo lo planeado, quería ver  a Jesús desde arriba, esa altura que representa un tipo de orgullo o altivez  por lo que pensamos que hemos logrado. No estamos exentos de que nos sintamos orgullosos por lo que hemos llegado a tener, a donde hemos llegado como diáconos, como servidores,   de las riquezas, de la familia, etc. Y de repente ya vemos a Jesús en segundo plano, ya no es la ventana o puerta principal, sino es una alternativa, es una opción, cuando en realidad siempre debería estar por encima de todas las cosas.
En la tradición de los judíos existe un gorro llamado Kipá y  se dice que el propósito del uso de la kipá es recordarnos de Dios, que es la Autoridad Suprema "por encima de nosotros".
Por ello el Señor le dice “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.     Lucas 19:5  Veo acá la enseñanza de que a Jesús no debemos de verle de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba. 
David decía  en el Salmo 121:1-2 “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi  socorro viene de Jehová,  Que hizo los cielos y la tierra.       El instinto del hombre nos lleva a buscar las cosas que no entendemos, hacia arriba  y  no abajo. Encontramos evidencia de que tanto el hombre primitivo de México, El Salvador, Guatemala, como el letrado  que se  encuentra en  culturas como Egipto, Siria,   hizo altares y pirámides, cuyas vértices buscan respuesta de arriba.  
Entonces viendo la intención de Zaqueo, Jesús le dice “Zaqueo, date prisa, desciende”   porque me tienes que ver de abajo. La enseñanza es tremenda para todo aquel que es hijo de Dios, debemos de humillarnos y siempre verle hacia arriba, nuestra mirada de fé hacia arriba, nuestras peticiones de sanidad, nuestra relación de amistad, deben de ser las más cordiales y respetuosas, pero no olvidando que debe de ser desde abajo.
Es siempre bello buscar al Dios de los cielos mientras pueda ser hallado, pero al encontrarlo nuestra posición es de reverencia, de humillación no sólo del cuerpo sino del espíritu, del interior.
Dios te bendiga hoy.  Un abrazo, Roberto González, pastor.