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viernes, 12 de noviembre de 2010

PASANDO POR VARIAS PRUEBAS


PASANDO POR VARIAS PRUEBAS

Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.

Salmos 26: 3-2

 

En los tiempos de estudiantes, nos veíamos en constantes situaciones de pruebas de aprendizaje o lo que les llamamos exámenes. Sea en el plan básico como en la universidad, en alguna oficina de empleo tuvimos que pasar por una serie de evaluaciones para que el maestro o persona interesada supiese de nuestra capacidad o de nuestro conocimiento. Así, al habernos evaluado, pasamos a otro nivel superior o nos ponemos a la disposición de aquella persona que confía en nuestro potencial en las diferentes actividades que se tienen que realizar.

Pues bien, hay un dicho popular que dice “Que por su boca muere el pez”  y algunas veces nosotros nos jactamos en la presencia de Dios que somos fieles creyentes, que no dudamos en su palabra. Algunos hermanos, durante el servicio gritan “aleluya”, ¡Gloria a Dios!, ¡Amén! Dice uno por allá o todos al mismo tiempo. Sin embargo llegado la prueba, la que nosotros mismos provocamos a Dios por nuestras actitudes o por que simple y sencillamente Dios quiere probarnos hasta donde tienen raíz nuestras palabras. El rey David proclamó estas palabras de lo más profundo de su corazón: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame” como queriendo decir, lo que mis palabras dicen, eso es lo que hago, eso es lo que pienso.
La Biblia nos dice en 1ª. Corintios 2:10 “porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” Y si escudriña a Dios mismo, como no ha de saber lo que nosotros decimos o pensamos y por ello te listo a continuación 10 tipo de pruebas que Dios ha permitido que pasemos o que vayamos a pasar y debes de estar preparado con el pensamiento, con el corazón, con todo tu ser.
Debes de recordar que las pruebas que nos llegan a nuestras vidas son oportunidades para demostrar a Dios la madurez y el potencial que hemos desarrollado en nuestro caminar.
El Dr. Jhon Maxwell , en su obra “Un Millón de Líderes” expone que al haber pasado una prueba, el resultado de la misma nos indicará 3 posiciones:
(a) Pobreza Interna. La prueba revela que la persona ha respondido pobremente y falló al actuar obedientemente. Cuando llega la enfermedad, cuando llega el dolor, cuando llega la traición, la pérdida, etc. la persona no sigue en el camino ni en el lugar donde Dios le ha puesto, ya no quiere ir a alabar a Dios, no quiere que ningún hermano le hable, hace muchas cosas contrarias a lo que Dios nos dice. Por eso el libro de Hebreos 10:25 le dice al pueblo de Dios “No dejando de congregarse, como algunos tienen por costumbre”. La mayorìa falla cuando miente para pedir algo, para salir de algún apuro.

(b) Estancamiento Interno. La persona no ha madurado, se ha estancado en su crecimiento. Llega la prueba o pruebas, todas al mismo tiempo, la persona resiste al problema, sea ofensa, traición, desprecio, maltrato, etc, pero se queda aislada, sigue perteneciendo a la iglesia, a la congregación, pero ya no se relaciona con los demás hermanos, entra y sale pero no hay aquella koinonía con el resto del pueblo. Dice además: “yo he perdonado al hermano”, pero no le demuestra eso con sus actitudes. Dice “soy siervo de Dios” pero ya no sirve con aquella pasión, critica todo, todo está malo, en fin, llega a la iglesia y sirve, pero no hay más interelación con lo que se le pidió. Igual nos puede suceder en el trabajo, llegamos a trabajar por la misma necesidad, pero ya no vemos aquello con agrado, ya no vemos lo que Pablo nos dijo: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” Col. 3:23 

(c)   Progreso Interno.  La persona ha crecido y respondido con buenas expectativas, mejor que nunca. Esta persona aplica lo que Pablo nos dice en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”  Responde positivamente a cada prueba, ve con agrado, ve como oportunidad y no como problema. No estamos excentos de las pruebas, no estamos excentos de la muerte, de la enfermedad, pues son como llaves para acercarse a Dios, nuestro creador.
Hace unos días fui a la unidad de salud de la ciudad, eran como las 7:00 de la noche y me encontré con una anciana, abuela de uno de los niños del CDI ADONAY y andaba sólo acompañada por la nieta, de 8 años, y su residencia está como a 2 Km. de distancia, pero para llegar a su casa tiene que pasar por lugares muy solos y oscuros. Le pregunté si su hijo le iba a venir a traer y me dice que no, que no lo había ubicado y quien sabe a que hora iba a llegar a la casa, por lo que le dije que si yo salía más antes de la consulta, iba a ir a mi casa y regresaría para ayudarla a llevarla. Y así pasó,  salí de la consulta como a las 8:00 PM y la anciana quedaba ahí, y regresé por ella como a las 9:30 PM. Al empezar nuestro caminar, le pregunté que desde que horas estaba ahí y me dijo: ”estoy desde las 3:00 PM por una consulta de fiebre de huesos” pero ingresaban otras personas que venían más complicadas que yo y por eso se tardó tanto mi consulta “gracias a Dios” logré pasar y  para todos da Dios, lo bueno es compartir”. Esta anciana pasó la prueba ante Dios, por su paciencia, por soportar el dolor, por ponerse en el lugar del otro, compartir los recursos, etc.  Para el que estuviera reprobado o tiene estancamiento interno, sus palabras hubieran sido:  ¡No se vale! Me tratan como a un perro, pago mis impuestos a tiempo y no me atienden como se debe, ¡estos médicos no sirven para nada!, etc, etc.”


Así que veamos que tipos de pruebas nos llegan a nuestras vidas y estemos preparados para hacerle frente:

1)    Prueba de las cosas pequeñas.  Lucas 16:10 “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.”  En esta prueba se pone de manifiesto la fidelidad y la posibilidad de tener oportunidades mayores. Podrá llegarte la escasez y debes de permanecer fiel a Dios, en tu agradecimiento, en tus ofrendas o diezmos. Talvez pediste algo grande, pediste un aumento de sueldo, pediste una remesa , etc. y lo que recibiste fue algo pequeño, una pequeña porción de sueldo, 10 dólares en vez de 100. Si respondes con agradecimiento, con alegría lo que te llega, lo que pediste, entonces estás preparado para tener mucho más. De eso se encarga Dios.

2)    Prueba de la Motivación.  
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 
¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 
Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.  Job 1:9-11
Esta prueba es para aquellos que son celosos de la obra de Dios, deseosos de seguir sirviendo, para los que son diligentes para hacer bien las cosas. Nunca dejes de hacer las cosas bien para Dios, sigue haciéndolas aún cuando no haya reconocimiento de otras personas, aún cuando lo que has hecho para tu jefe, para tu patrono, para tu Dios, se lo atribuyan a otras personas.

3)    Prueba de la Mayordomía
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mat. 5:21
Parecida a la primera prueba, esto tiene que ver con la capacidad de manejar estratégicamente y generosamente los recursos que Dios nos da.
Si tenemos poco, no es sinónimo de ser tacaños o mezquinos con lo que tenemos con alguien que necesita. Eso sí, debemos de ser cuidadosos con lo que tenemos, pues si al recibir algo, aunque sea pequeño debemos de cuidarlo, de darle un buen uso, para seguir estando en la mira de las bendiciones. Recuerdo la ocasión en que a un hermano pastor amigo le pedí prestado un micrófono pues necesitábamos para un evento especial y él nos lo prestó. Pero al terminar el evento, le di instrucciones a un servidor para que lo llevara al hermano. Pasó una semana y recibí la llamada de este hermano pastor pidiéndome el micrófono y me dijo: la verdad es que el valor del micrófono es insignificante, pero Dios me lo ha dado para uso de la iglesia y debo de cuidarlo como si fuera valioso, pues de Dios es. Me impactó esa palabra, y le pregunté al servidor al respecto y a él se le había olvidado entregarlo.  Estoy seguro que él recibió su recompensa.

4)     Prueba del Desierto
que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 
que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien
Esta prueba tiene casi no nos gusta. Recuerdo que en el seminario se nos advirtió de esta prueba, que todo creyente tiene que pasar y especialmente cuando somos profesos de seguir a Jesús desde el pastorado. Algunos estudiantes se retiran en la misma carrera o aprendizaje porque la prueba les llegó antes de estar como pastor, otros seguimos a pesar de las circunstancias.  Y es que comer quizás sólo tortilla o pan con café o no comer, como que no nos gusta. Llega el momento de estar solo, porque la familia te abandona, tus amigos no quieren saber de ti, en el trabajo nos aislan, caemos en faltas o delitos que vamos a parar a la cárcel, o nos ponen en disciplina, creemos que ya Dios no nos escucha, que estamos sólos y abandonados. Conozco de casos en que algunos creyentes, amigos míos han querido morir o provocar su muerte, porque esta prueba realmente es especial. Cuando tu espíritu interior se sienta seco, es cuando podemos revelar lo grande de nuestro potencial para el cambio y crecimiento. Generalmente cuando salimos de este desierto, si salimos aprobados, saldremos cambiados, saldremos confiados en la mano de Dios. Conozco de una familia que era comerciante en drogas y otros negocios oscuros, y estaban acostumbrados a la vida llena de muchos lujos y conocieron de Cristo, y les vino la prueba de la cárcel, un hijo hospitalizado, algunos amigos de esta familia se volvieron sus enemigos y le pusieron precio a la cabeza del esposo.  Soportaron esta prueba, tanto  que Dios les ha constituido una gran casa, tienen un taller automotriz, la esposa tiene su negocio de ventas y un día de estos fui a su casa y les pregunté como estaban, a lo que el esposo me dice: -por la voluntad de Dios, estamos bien, puesto que nos ha dado para comer mi familia y yo, con eso es bastante. La esposa me dice: –pastor, los grande lujos no los tenemos, pero nos sentimos bien con nosotros y nuestros hijos. Nos sentimos apoyados por Dios, nos proteje y nos da lo necesario. Y van a seguir aprendiendo más de Dios, pues le seguimos discipulando. De las familias que esta iglesia tiene, ésta es una de las que ha estado en los momentos difíciles como en los buenos tiempos.

5)     La prueba del Perdon.  
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados(Hebreos 12:14-15); 
Esta prueba nos muestra que si estamos siendo obedientes a la Palabra de Dios, no nos ofendemos fácilmente y que estamos preparados para perdonar a los demás.
En algunas ocasiones nos ofenden, nos traicionan y perdonamos con “perdón con cola”, es decir que le decimos a la persona “te perdono pero si lo vuelves a hacer te destierro, te mato, te mando a volar” quedan raíces de amargura.  Es bueno trabajar en esta área, porque ciertamente es bendición tener la armonía con todos na tal grado que Dios nos advierte que si vamos a darle ofrenda, primero tenemos que acordanrnos si tenemos algo contra alguien tenemos que ir a pedirle perdón para luego venir a darle a Dios la poarte que le corresponde.  Algunas veces decimos que perdonamos pero no lo demostramos con nuestras actitudes. En la iglesia, en el momento del saludo, le damos la mano al hermano pero nuestra mirada está en otro lado, no le sonreímos, no le abrazamos. Me pasó a mí algo parecido, alguien me traicionó y aunque dije que le perdonaba, no lo abrazaba como antes, pues sólo le daba la mano y aunque le daba la cara, no le mostraba ese afecto anterior. Pero llegó el día que me confrontó Dios con este hermano, donde a terceras personas las ocupó Dios para que en un evento donde fuimos invitados oráramos los unos por los otros, es decir él por mi, yo por él y fue ahí donde Dios me dijo: Soy un carpintero que arregla las cosas y los corazones. Quiero arreglar el tuyo. Y fue ahí, en ese momento en donde pude abrazar al hermano con toda honestidad, con el amor que Dios me da. 
Algunos fallamos, otros no. Aprender esta lección cuesta, pero no es imposible. Así que pídale a Dios que sea él el carpintero de tu herida, de tu raíz de amargura contra alguien.

Hay otras pruebas que se nos quedan en el tintero pero considero que estas son  las más cruciales. Ten ánimo dijo Jesús, “Creed en Dios. Marcos 11:22, porque si confiamos en Dios y le somos obedientes aún cuando las cosas estén “todo al revés o las veamos así, el resultado será sorprendente.

Así que te animo a que no desesperes ni tires la toalla, pues Dios sigue tratando con nosotros hasta el final de nuestros días.

Oración:
Señor, te damos la honra y la gloria en este día y te damos las gracias por las diferentes circunstancias en que nos das la oportunidad de demostrar que somos tus hijos. Te pedimos la sabiduría, la paciencia y las fuerzas físicas para poder soportar cualquier prueba que nos envíes.  Queremos avanzar, queremos caminar más hacia ti, ayúdanos a crecer espiritualmente y tener la estatura de Cristo nuestro Salvador. En el nombre de Jesús. Amén.

lunes, 12 de abril de 2010

¡DE GIGANTE A GIGANTE: DAME ESE MONTE!


DE GIGANTE A GIGANTE:
DAME ESE MONTE
Josué 14:6-14
14:6 Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti.
14:7 Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón.
14:8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 
14:9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.
14:10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 
14:11 Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. 
14:12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. 
14:13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 
14:14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 


Dentro de la viña del Señor (la iglesia) nos encontramos con gigantes, verdaderos gigantes que nos empujan cuando estamos débiles, vaya para ellos un mensaje de agradecimiento, por darnos ánimos, por creer en la Palabra Bendita de Dios, que no desmayan y aunque pasamos momentos de desánimo, están siempre con nosotros. Veamos este mensaje que hemos recibido vía correo pero su contenido se mantiene firme y sólo le hemos agregado algunos comentarios para enriquecer aún más este mensaje. ¿Estás listo? Pues a leer se ha dicho.

Una escena en Gilgal
La escena ocurre en Gilgal, en plena Tierra Prometida. Allí se entrevistan dos gigantes espirituales de la Antigüedad: Caleb y Josué. La cita ha despertado gran expectación. Es fácil imaginarse el silencio y la admiración de todos los testigos, tanto de los que rodean a Josué como de los que acompañan a Caleb, los hijos de Judá.
El relato bíblico no registra palabra alguna de Josué. Es Caleb quien toma la palabra Ellos se conocen de mucho tiempo. Estuvieron en Egipto en su juventud; eran parte del pueblo esclavo. Fueron testigos presénciales de las diez plagas, y vivieron toda la gloria del éxodo. Ellos también participaron de todas las desgracias del peregrinaje de cuarenta años por el desierto. Allí vieron caer uno por uno a los que habían pecado contra Dios.
De todos los mayores de veinte años que salieron de Egipto, ellos eran los únicos sobrevivientes. Para la congregación de Israel en aquellos días, Josué y Caleb eran, sin duda, dos héroes vivientes.

El episodio de Cades-Barnea
La primera alusión que hace Caleb es a la palabra de Jehová, dicha en Cades-Barnea. (14:6). Como sabemos, el episodio de Cades-Barnea fue fatal para Israel. Allí estaban en la posición perfecta para acometer la toma de posesión. No darían rodeo alguno. Todo estaba perfectamente ordenado. Sin embargo, el informe de los diez espías hizo desfallecer el corazón del pueblo. Ellos temieron en gran manera, desconfiaron del poder y la fidelidad de Aquel que los había librado de Egipto, que los había guardado y alimentado en el desierto, y se hundieron en la desesperación.
Dios entonces se enoja (“se irrita”) por cuanto no le creyeron “a pesar de todas las señales que había hecho en medio de ellos” (Núm.14:11). Gracias a la poderosa (y ejemplar) intercesión de Moisés, no fueron destruidos de inmediato (Núm.14:13-19); sin embargo, Dios sentencia: “Ninguno de los que me han irritado verá la tierra. Pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá por posesión. (Núm.14:20-24).

Triste y fatal fue el destino de los incrédulos. Ellos sólo tuvieron ojos para las dificultades y problemas. El incrédulo es pesimista en esencia. Muchos cristianos hoy en día también lo son. No se puede contar con ellos para nada, y sus palabras desalientan a otros más débiles, a los que comienzan a creer,  paralizando así el caminar del pueblo de Dios. (Que el Señor tenga de nosotros misericordia y nos libre de un espíritu tan tenebroso). Pero Dios había tomado nota de los fieles, y desde el cielo había dado testimonio a favor de ellos. “Mi siervo Caleb... decidió ir en pos de mí...” ¡Que el Señor multiplique los Caleb en este día en las iglesias! Josué también fue testigo de aquella dramática experiencia. También él fue fiel, por eso Jehová lo designó a él como sucesor de Moisés. Hasta ahora había guiado al pueblo exitosamente en la toma de posesión de la Tierra Prometida.

El secreto del vigor
Josué oye en silencio a su amado consiervo que viene a él con humildad reconociendo su autoridad. Es probable que Josué le haya observado con lágrimas. Hace poco Dios había hablado con él diciéndole: “Tú eres ya viejo, de edad avanzada...”, y ahora tiene frente a él al gran Caleb. Parece que los años no han pasado por él; se ve tan fuerte, tan lúcido, tan aferrado a la promesa que Jehová había hecho a su favor cuarenta y cinco años antes.
Hoy viene con toda la dignidad de un creyente a cobrar su promesa.
El secreto de la vitalidad de Caleb es haber cumplido siguiendo a “Jehová su Dios”. Ahora testifica a favor de Dios: “Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años.”  Esto es atribuir toda la gloria al Señor: “Si estoy vivo, si estoy sano y vigoroso, todo se lo debo al que me sostiene.” Así también es en esta dispensación: quien vive en Cristo y por Cristo (Fil.1:21; Gál.2:20) está firme y estará firme y constante, creciendo en la obra del Señor siempre (1ª Cor.15:58), y avanzando también hacia la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Ef.4:13). ¡Precioso ejemplo el de Caleb! Y oportuno para los que servimos al Señor en estos postreros días, en medio de esta generación maligna y apóstata, donde abundan los desertores, los que defraudan, los que niegan con sus hechos la fe que predican, los que causan tropiezos a los pequeños. Tenemos que aprender de un vencedor como Caleb. Hombres como éste no abunda en este día, éstos suelen ser los sobrevivientes de una generación fracasada.
Pero Dios está levantando en este tiempo una nueva generación de creyentes, hombres fieles en Cristo, sanos en la fe, que tienen en el Señor todas sus fuerzas ... que, aunque pasan los años, se ven cada vez más firmes, más resueltos, más comprometidos con el Señor y con su reino.
Caleb continúa: “Cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar ...” (Jos.14:1). Esto tiene una perfecta aplicación espiritual para quienes vivimos hoy en la preciosa fe del Hijo de Dios. No hay razón para irse debilitando con el paso del tiempo. Si permanecemos en el Señor, estaremos firmes y daremos mucho fruto. El Señor nos llevará de triunfo en triunfo. Con todos los recursos del Nuevo Pacto podemos vivir por el Espíritu y ser transformados de gloria en gloria en su misma imagen (2ª Corintios 3:18). ¡Así quiere vernos el Señor! Ciertamente las fuerzas nos faltan con el tiempo, pero he aprendido que aunque fuere viejo no dejaré de hacer lo que aprendido: a ganar almas, nadie me puede quitar ese privilegio, de asistir a la iglesia, y aunque no pudiese caminar demandaré que me lleven como aquel paralítico ante la presencia de Jesús.  Esa fuerza de espíritu no la quiero ver debilitada en mi ser, al igual que le animo a usted a que no desmaye.

“Dame este monte”
Ahora Caleb viene a hacer efectiva la promesa que lo “asió por dentro” (Fil.3:12). “Dame, pues, ahora este monte...” – dice. Ese monte es habitado por los anaceos y tiene ciudades grandes y amuralladas. A Caleb se le podría haber asignado por gracia, cual veterano de guerra, la mejor llanura de Canaán, los valles más fructíferos, regados por los mejores arroyos. Sin embargo, él dice: “Dame este monte”. Es el más difícil de todos. ¿Pedirías tú lo mismo?
Los anaceos habían sido vistos como gigantes por sus hermanos incrédulos (Núm.13:32-33). Por eso, ellos habían sido derrotados aun antes de ir a la guerra. Caleb obtuvo la victoria en medio de aquella incredulidad. Allí su fe brilló más que el oro afinado: “No seáis rebeldes contra Jehová – les había dicho–, ni temáis al pueblo de esta tierra (los gigantes) porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos y con nosotros está Jehová; no los temáis.” Y antes también había dicho: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará.”
¡Bien Caleb, así se ganan las batallas de la fe, antes que ocurran, pues si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?!
Al pedir “Este monte” el nombre del Señor sería santificado y glorificado, pues quedaría consignado para todas las generaciones futuras la veracidad de sus promesas, porque Jehová no es hombre para que mienta. Caleb entraría a tomar posesión de aquella misma ciudad cuyos habitantes habían atemorizado tanto a sus incrédulos hermanos.
“Este monte” representa aquella dificultad más grande, la valla más alta, el problema que parece imposible de solucionar. “Dame precisamente este monte”, constituye un gran desafío para todo creyente, para que eche mano a todos sus recursos (que no son pocos), a Dios mismo.
¡Creamos, hermanos, confiemos en nuestro bendito Dios y Padre! ¡Él nos dará “este monte”!
Seguir a Dios cumplidamente
Así fue cómo Hebrón vino a ser heredad de Caleb, “por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová su Dios.” ¿Qué significa esto? Significa que no podemos seguir al Señor en algunas cosas y fallar en otras, porque eso nos retrasa o nos anula. El Señor nos permita ser fieles en todo, y agradarle en todo. Fallar en esto haría ineficaz nuestro testimonio.
Es ilegítimo esperar el respaldo del Señor a nuestro servicio o a nuestras oraciones basándonos en aquellas cosas que estamos cumpliendo ante el Señor (equivaldría a descansar en nuestra justicia propia), mientras seguimos infieles e inconsecuentes en muchas otras áreas de nuestra vida. Para poseer toda la herencia que Dios nos ha dado en Cristo Jesús, hemos de ser cual Caleb: “Seguir cumplidamente a Jehová nuestro Dios”. Esto es lo que el Espíritu nos enseña en Colosenses 1:10: Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.”

De Dios y para Dios
Caleb echó a los gigantes anaceos y poseyó Hebrón 1 (Cerca de esta ciudad estaba la cueva de Macpela, donde Abraham había sepultado a Sara –Génesis 23:2,19). Pero, luego que obtuvo Hebrón, ¿qué hizo con su heredad? ¿La disfrutó solo? No; sino que la entregó gustosamente a los levitas para que fuera una ciudad de refugio, adonde pudiera huir el culpable y no muriera. ¡Hebrón vino a ser una ciudad para aquellos que no tenían herencia en la tierra “porque el sacerdocio de Jehová es la heredad de ellos.”! (Jos.18:7).
Lo que obtuvo de Jehová, lo entregó para Jehová (Jos. 21:8-13). Esto mismo hizo Ana cuando recibió a Samuel como respuesta a su oración. Esto es el evangelio. Este es el espíritu de la cruz de Cristo. Esto es lo que hará también el Señor Jesucristo cuando haya suprimido todo dominio: entregará el reino a Dios el Padre.
Cuando usted ora, ¿sólo busca su propio bien? ¿Busca sólo su deleite? (Stgo.4:3). No, que no sea así. Antes bien, busquemos la gloria de nuestro bendito Dios en todo cuanto emprendamos.
Tomemos, pues, “este monte” y luego ofrezcámoslo a Dios para sea de bendición a sus amados hijos.

La lección de Caleb
La figura y la fe de Caleb nos habla profundamente.
Cuando hay muchos que quedan tendidos en el camino y que desfallecen por el temor. Cuando toda una generación de cristianos parece abandonar la carrera, y conformarse con dar vueltas en el desierto, Caleb nos invita a ser fieles a la visión del principio, a cobrar las promesas de Dios, y a tomar la heredad que Dios nos ha dado.
Los viejos creyentes no tienen por qué ser soldados débiles. Al contrario, la experiencia en el caminar de la fe y la comprobación de la fidelidad de Dios añaden un valor adicional a todo su bagaje, que se traduce en un andar permanente en victoria.
Mientras la palabra de Caleb “¡Dame este monte!” resuena aún en nuestros oídos, pidámosle al Señor (nuestro Josué) la porción de nuestra herencia, en tanto despojamos a los hijos de Anac de nuestro propio territorio.


Conclusiones:
1.       La duda te quita lo valiente…..La duda se cuenta como pecado….
2.       Tenemos que tener otro espíritu…..1ª. Timoteo 1:7
3.       Hay mucho potencial dentro de nosotros aún cuando fuéremos viejos.
4.      ¿Quién se atreve a caminar con Dios?



Oración:
Mi amado Padre, gracias por darme la oportunidad de cumplir la promesa que recibí cuando vine a tus pies. Me has limpiado de todos mis delitos y pecados y me has dado la oportunidad de seguir creciendo en gracia para contigo y para con las personas de mi familia como la de mi ciudad. Permíteme Señor seguir caminando hacia el blanco que es Jesús, y aunque llegare a viejo tener la oportunidad de recibir a fiel cumplimiento esa promesa tan grande que recibí de ti. Este año 2010 hemos dicho es el “Año del cumplimiento de mi promesa” promesa que recibí cuando vine a tus pies, promesa que recibí estudiando la Palabra Tuya, oyendo una alabanza, promesa que sigo esperando en todo tiempo y en donde me encuentro.  
 AMÉN.