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lunes, 31 de marzo de 2014

OLIVAS MACHACADAS



OLIVAS MACHACADAS
Exodo 27: 20-21
Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas.
En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.


Para poder entender este mensaje de esta porción de la Palabra, tenemos que tener bien claro lo siguiente:
1.    En el pueblo de Dios, tenemos que asimilar, nos guste o no, que hay mandatos que tenemos que obedecer, para que también nosotros podamos tener la suficiente moral y autoridad para saber mandar en aquellas áreas que nos corresponden como padre de familia, como jefe de hogar, como jefe de oficina, pues son principios universales.
              
2.    Tener conocimiento de nuestras prioridades como familia. Por ello el hombre como cabeza de hogar tiene ser como el hombre que pone y defina sus principios y valores morales, así como los principios del Reino de Dios para la esposa y por lo consiguiente en los hijos, cuando los haya.

3.    Tener compromiso con el Reino de Dios. Cuando Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” Mt. 28.19 él les estaba diciendo que ellos anunciarían las buenas nuevas, de predicar el evangelio de Jesús y de su salvación. Entonces los discípulos tuvieron ese mandato de compromiso con el Reino de Dios, de llevar más almas a los pies de Cristo y discipularles de una manera sistemática, prudente y apasionada por demostrar que el Reino de Dios está entre nosotros. Y uno de esos compromisos es el velar por la iglesia local y sus estructuras que sirven como escuela para los nuevos creyentes que se evangelizaron.

Pues bien, al tener claro estos tres principios, podremos entender lo que nuestro Dios nos demanda en los tiempos actuales: “llevar el mejor aceite” de nuestras olivas machacadas.
Es una tarea de todos los hijos de Dios, de los llamados y de los escogidos. Ese aceite hace alumbrar el altar de Dios.

El Tabernáculo tenía una gran cantidad de elementos y características que contienen grandes enseñanzas, que representaba todo aquello que habría de venir, para que podamos llegar a comprender muchas otras cosas mas, la Biblia nos dice en Romanos 15:4 que las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. De allí la importancia de seguir analizando con sumo cuidado todas las cosas que contenía el tabernáculo.
Dios le dijo a Moisés que hiciera un candelabro de oro puro, de una sola pieza y labrado a martillo y que le hiciera siete lámparas para que alumbraran el espacio frente al candelabro. Para que las lámparas pudieran dar luz durante toda la noche, era necesario que se llenaran con aceite, que debía ser aceite puro de olivas machacadas (Ex. 27:20) las lámparas se
encendían todos los días al atardecer, y se apagaban en la mañana. En la mañana los sacerdotes recortaban las mechas de las siete lámparas, con unas despabiladeras de oro y se llevaban las cenizas en los platillos de oro (Ex 25:38) supliendo a las lámparas de aceite fresco. El aceite: figura de la unción   
Pues bien, teniendo esto como referencia en lo que es el Tabernáculo, podremos hoy en día aplicarlo a nuestras vidas de la siguiente manera:

Las olivas machacadas son todas aquellas áreas nuestras que nos permiten agradar a Dios, tales como tu trabajo, tus habilidades físicas, tu ministerio en la iglesia, etc. Somos en verdad olivas que todos los días sabiendo que hay que orar en familia no lo hacemos, sabiendo que hay que practicar el bien con el prójimo, no lo hacemos. Por ello, los tres puntos que les dejé escrito habla de saber que debemos obedecer a Dios, me guste o no. El aceite de nuestras olivas debiese agradar a Dios. Ese aceite es la unción del Espíritu Santo que tocará los corazones sensibles. La lámpara  siembre arderá con el aceite de nuestras olivas, esa luz será visible a aquellos que necesitan luz y verdad. Démosle al prójimo la oportunidad de llegar a los pies de Cristo, producto de nuestro aceite ardiendo el fuego del altar de Dios.
Te invito a que ministres a esa unción poderosa de nuestro Dios y hazte ya la idea de que pronto lo veremos y estaremos preparados con nuestro aceite.
Dios te bendiga.

lunes, 3 de mayo de 2010

AYER COMO HOY


AYER COMO HOY
1ª. Corintios 2:1-5
2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 
2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 
2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 
2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 



¿Alguna vez te has peguntado, que cualidad tuya  es la que otros quisieran tener o imitar de ti?
En este fin de semana, me tocó atender a un funeral, y era el hijo de una hermana en Cristo, que fue asesinado cumpliendo su trabajo, pues era agente de seguridad privada en una empresa. Y uno de sus hijos del difunto, el mayor, decía palabras de admiración y de amor para con su padre y al igual que otros, decían que querían ser como él. En mi mente se me vino el pensamiento de que todos nosotros como hijos de Dios debiésemos de tener una cualidad de la cual los conocidos nuestros debiesen de imitar y recordar: Ya sea por el carácter de un “Josué” cuando decía; “Yo y mi casa serviremos a Jehová” o la convicción o  tenacidad de Jacob, cuando decía “No te dejaré hasta que me bendigas” o la adoración que tenía David, cuando expresaba: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Creo firmemente que cuando el apóstol Pablo nos dice que “sino con demostración del Espíritu y de poder” era su cualidad más importante para imitarlo, es decir, él ya había encontrado el provecho o beneficio de tener al Espíritu Santo como la parte más importante  de su interior para su campaña evangelística. Y es que cualquiera puede pensar que tener al Espíritu Santo dentro de nosotros podemos hacer  una especie de show para entretener a las personas y que puedan creer en nosotros y en el poder de Dios.
Pablo nos argumenta que es tan sencillo hablar de Cristo, de su muerte y resurrección porque lo anunciamos en nosotros mismos.
En la lectura que hemos puesto como base de este mensaje encontramos lo siguiente:
1.      Debemos de anunciar ese cariño tan especial de Dios sobre los hombres, ese es el testimonio de Dios: “envió a su hijo a morir por nosotros”
2.      No hay que rebuscar palabras para presentar el Plan de Salvación.
3.      Tener claro que lo vamos a hablar es sólo de Jesús con los conocidos o desconocidos e inclusive con los mismos hermanos en la fe. Algunas veces nos desviamos del tema y terminamos hablando del pastor, del diácono, del servidor que abre la puerta  de la iglesia, del que barre en las gradas, del vecino, del jefe, etc. Recalco esto porque es muy dañino hablar de otros, porque hablamos mal de nuestro propio cuerpo. Jesús habló poco, preguntó poco a la mujer adúltera que le llevaron aquellos “espirituales”.
4.      La debilidad que nos habla Pablo es aquella que encontramos en las personas cuando no conocen de Dios, nos perjuiciamos en su primer apariencia, o en las impresiones que nos informan otras personas. Tememos de las reacciones que nos dirán aquellas personas que tienen un carácter “muy serio”. Recuerdo a un hermano de la iglesia, que lo tuvimos como vecino de la iglesia, a la par vivía, pero tenía la fama de un “drogadicto, de pistolero, de jefe de maras, etc” y hablábamos con su esposa e incluso ella venía a la iglesia. Pero al verle sentía cierto temor, nunca le hablé directamente del amor de Cristo. Se mudaron a otra casa como a 1 km. de la iglesia, pero un día, la esposa vino a buscarme porque quería que orásemos por su esposo por que estaba enfermo. Al domingo siguiente él vino a la iglesia al culto, me lo presentó ella, venía a darle gracias a Dios por su recuperación y cruzamos varias palabras y me permitió conocerle más. Ciertamente tenía un pasado terrible y un carácter serio pero aprendí a que aún las personas que han sido criminales tienen en algún lado de su corazón una parte sensible que hasta con los cachorros de gato se muestra cariñoso. Ahora él es miembro activo de la iglesia.
5.      Predicar a Jesús no es con pensamientos ni conocimiento de hombres, sino con la gracia y conocimiento que nos regala el Espíritu Santo. Cierto día Jesús le pregunta a sus discípulos: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?  Y Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” Jesús le contesta “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Pedro contesta pero no con el pensamiento de hombre sino con la que El Espíritu Santo nos revela a través del Espíritu Santo.
6.      Las consecuencias de predicar con el poder del Espíritu Santo es que la gente encuentra la respuesta a su necesidad, a su clamor. Nuestros pensamientos no son como los de Dios. Dice Isaías “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Cuando esos pensamientos se forman en nosotros en forma  tangible, la inspiración es mas fuerte en nosotros y la gente cree más en Dios. Nuestro auditorio siente ese toque especial de Dios en la ministración de la Palabra de Dios.

Eso es así, la misma humildad de Jesús al predicar su Palabra, la pasión por las almas, la convicción y la autoridad de su palabra debe ser la misma con la que predicamos hoy. No es necesario hablar de grandezas, ni hacerlas saber por altoparlantes para que sepan que es una iglesia que predica de Dios, sino con la palabra sencilla y verdadera que transforma la vida de muchas personas. A eso le vamos nosotros como iglesia para que en el futuro de la iglesia, de la ciudad y de nuestro país sean alcanzado por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Amado Padre, danos siempre la sabiduría de tu Espíritu Santo y la gracia para presentar a Nuestro Salvador como un tesoro inapreciable, de valioso poder, de Castillo Fuerte y de Refugio para todos aquellos que no le conocen. Danos la sencillez y la convicción de predicar a un Cristo Vivo y Poderoso, amén.