OLIVAS
MACHACADAS
Exodo 27: 20-21
Y mandarás a los hijos de Israel
que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer
arder continuamente las lámparas.
En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
Para poder entender este mensaje de esta porción de la Palabra, tenemos
que tener bien claro lo siguiente:
1. En el pueblo de Dios, tenemos que
asimilar, nos guste o no, que hay mandatos que tenemos que obedecer, para que
también nosotros podamos tener la suficiente moral y autoridad para saber
mandar en aquellas áreas que nos corresponden como padre de familia, como jefe
de hogar, como jefe de oficina, pues son principios universales.
2. Tener conocimiento de nuestras
prioridades como familia. Por ello el hombre como cabeza de hogar tiene ser
como el hombre que pone y defina sus principios y valores morales, así como los
principios del Reino de Dios para la esposa y por lo consiguiente en los hijos,
cuando los haya.
3. Tener compromiso con el Reino de
Dios. Cuando Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”
Mt. 28.19 él les estaba diciendo que ellos anunciarían las buenas nuevas, de
predicar el evangelio de Jesús y de su salvación. Entonces los discípulos
tuvieron ese mandato de compromiso con el Reino de Dios, de llevar más almas a
los pies de Cristo y discipularles de una manera sistemática, prudente y
apasionada por demostrar que el Reino de Dios está entre nosotros. Y uno de
esos compromisos es el velar por la iglesia local y sus estructuras que sirven
como escuela para los nuevos creyentes que se evangelizaron.
Pues bien,
al tener claro estos tres principios, podremos entender lo que nuestro Dios nos
demanda en los tiempos actuales: “llevar el mejor aceite” de nuestras olivas
machacadas.
Es una tarea
de todos los hijos de Dios, de los llamados y de los escogidos. Ese aceite hace
alumbrar el altar de Dios.
El Tabernáculo tenía una gran cantidad de elementos
y características que contienen grandes enseñanzas, que representaba todo
aquello que habría de venir, para que podamos llegar a comprender muchas otras
cosas mas, la Biblia nos dice en Romanos 15:4 que las cosas que se escribieron
antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y
la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. De allí la importancia de
seguir analizando con sumo cuidado todas las cosas que contenía el tabernáculo.
Dios le dijo a Moisés que hiciera un candelabro de
oro puro, de una sola pieza y labrado a martillo y que le hiciera siete lámparas
para que alumbraran el espacio frente al candelabro. Para que las lámparas
pudieran dar luz durante toda la noche, era necesario que se llenaran con
aceite, que debía ser aceite puro de olivas machacadas (Ex. 27:20) las lámparas
se
encendían todos los días al atardecer, y se apagaban
en la mañana. En la mañana los sacerdotes recortaban las mechas de las siete lámparas,
con unas despabiladeras de oro y se llevaban las cenizas en los platillos de
oro (Ex 25:38) supliendo a las lámparas de aceite fresco. El aceite: figura de la
unción
Pues bien, teniendo esto como referencia en lo que
es el Tabernáculo, podremos hoy en día aplicarlo a nuestras vidas de la siguiente
manera:
Las olivas machacadas son
todas aquellas áreas nuestras que nos permiten agradar a Dios, tales como tu
trabajo, tus habilidades físicas, tu ministerio en la iglesia, etc. Somos en
verdad olivas que todos los días sabiendo que hay que orar en familia no lo
hacemos, sabiendo que hay que practicar el bien con el prójimo, no lo hacemos. Por
ello, los tres puntos que les dejé escrito habla de saber que debemos obedecer
a Dios, me guste o no. El aceite de nuestras olivas debiese agradar a Dios. Ese
aceite es la unción del Espíritu Santo que tocará los corazones sensibles. La lámpara
siembre arderá con el aceite de nuestras
olivas, esa luz será visible a aquellos que necesitan luz y verdad. Démosle al
prójimo la oportunidad de llegar a los pies de Cristo, producto de nuestro
aceite ardiendo el fuego del altar de Dios.
Te invito a que ministres
a esa unción poderosa de nuestro Dios y hazte ya la idea de que pronto lo
veremos y estaremos preparados con nuestro aceite.
Dios te bendiga.
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