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sábado, 2 de enero de 2021

Cuando Eres Enviado Al Desierto

Cuando Eres Enviado Al Desierto

San Marcos 1:12-13

1:12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.

1:13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.

 


¿Qué es un desierto?

Del latín desertus, desierto es un lugar despoblado e inhabitado. ... Un desierto puede ser un terreno arenoso o pedregoso que carece de vegetación debido a la escasez de precipitaciones. En este caso, un desierto es un ecosistema o un bioma que recibe menos de 250 milímetros de precipitaciones al año.

 En la Biblia El término más común de los empleados por la Biblia es, en hebreo, midbar, que en su origen significa "conducir" "apacentar" (el ganado). Se utiliza para describir una región solitaria, pero no totalmente estéril o desprovista de vegetación y agua, pues se trata de una región de pastoreo, como nos lo indica Jeremías: "Llorad y gemid sobre los montes, lamentaos por los pastizales del desierto (midbar), porque están desolados, no hay quien pase por ellos ni se oye el balar de los rebaños..." (Jr 9:10 y 17:6). 

El término castellano más adecuado para traducir este vocablo hebreo seria "estepa".

Quizás el texto bíblico que más nos acerca a nuestro concepto tradicional de desierto sea el Deuteronomio 8,15: "... desierto vasto y terrible, con serpientes de hálito abrasador y escorpiones, región árida carente de agua..."

Pero este texto es la excepción a la regla. El habitante de Palestina, sin embargo, está acostumbrado a una doble imagen de sus desiertos cambiantes sin que pierdan por ello su identidad. En la corta estación que sigue a las lluvias torrenciales del invierno, el desierto se viste de pasajero, pero encantador, ropaje. Es completamente el reverso de la imagen del estío. Los arbustos reverdecen y una alfombra de tímida hierba verde salpicada de infinitas florecillas de colores variados e intensos hace sonreír al desierto. Y los autores sagrados, abiertos siempre a ver en todo la obra salvadora de Dios, aprovechan esta nueva imagen del desierto como símbolo de esperanza: "No temáis anima]es del campo, que reverdecerán los pastizales del desierto y darán fruto los árboles" (Joel 2:22). "Chorrean los pastizales del desierto (midbar) y los collados se orlan de alegría" (Sal. 65:13).

 En todo caso, el desierto no es totalmente seco o árido. Puede tener una cierta bondad en una época del año.

Y es que cada creyente igual que Jesús debe de pasar por un desierto, que en algunos momentos se tornará hostil y peligroso, ya que en los planes de Dios está que pasemos por ahí por varias razones:

 ¿Por qué he de pasar por un desierto?

1.   Porque Se necesita ser probada tu obediencia.  Deut. 5:33 “5:33 Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer.”

Cuando alguien es obediente se dice que lo es cuando obedece cualquier orden pero sobretodo aquellas en te enfrentarás en incomodidades física, emociones difíciles tales como perdonar, soportar dolor, una ofensa, hablar en público, etc. El desierto es ese ambiente a tu alrededor que es hostil, incómodo, tenso. El fin de todo esto es que salgas prosperado.

 2.    Porque es necesario que crezcas en la fe 2ª Cor. 10:15 10:15 No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla;

Todos tenemos una medida de fe, y esa medida de fe, tiene que crecer. Romanos 12:3

Se complementa con aquellas acciones usted y yo como hermanos en Cristo que ayudamos al hermano o hermana. 1ª Tes. 3:10

 3.    Desarrollas identidad en Cristo

Todo el mundo recuerda su lugar de nacimiento, e Israel, como Pueblo de Dios, había nacido en el desierto. Allí había adquirido una identidad mucho más fuerte que ningún otro pueblo de la tierra. Israel mismo, en virtud de la elección gratuita de que fue objeto por parte de Yahvé, no podía olvidarlo. Se perderían, con el tiempo, algunos detalles, pero los hechos funda mentales, particularmente el Pacto de la Alianza en el Sinaí, así como la actitud rebelde del pueblo y la justicia misericordiosa de Yahvé, serían objeto de reflexión constante para Israel. Y en diversos momentos de su historia afloraría la nostalgia del desierto. Éxodo 6:7-9

 

Al terminar este proceso del desierto estás preparado para todo tipo de tentación y para poder soportar todo tipo de adversidad y calificado para representar como funcionario del Reino de Dios, el cual no se rinde, moldea su carácter y crece en la fe.

Te animamos a que sigas caminando hacia los planes de Cristo los cuales te levantan en gran manera ante Dios

 

Oración:

Amado Señor, gracias por trazar mi vida físicamente y mi vida espiritual a través del desierto, donde me ayudas a crecer espiritualmente y tener carácter ante ti. Me fortaleces ante las artimañas del adversario. Gracias por escogerme para tus planes en esta tierra. Amén.

 

 


viernes, 27 de septiembre de 2013

¿DONDE ESTÁ TU NECESIDAD?

Wq
¿DONDE ESTÁ TU NECESIDAD?
El vínculo de la amistad
1er Libro de Crónicas, 19:12-13
"Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes
que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te
ayudaré.
Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades
de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le
parezca."  


Amigo lector, posiblemente usted es uno de aquellos hombres o mujeres que siempre han luchado sus propias batallas hasta el último momento, y han ganado muchas de ellas, otras las hemos perdido y quizás nunca hemos pedido ayuda y no porque no queramos hacerlo, no porque no queremos que piensen mal de nosotros, quizás hemos luchado solos porque así nos acostumbraron, pero tarde o temprano las fuerzas se agotan, las puertas se cierran, la economía disminuye…. ¿Te ha pasado alguna vez que te has visto en la necesidad de pedir ayuda? Creo que sí, es un momento que a todos nos llega, y puede pasar también que algunas veces no pedimos ayuda por orgullo, por el que dirán las otras personas, que nuestra marca o reputación no necesita de una ayuda de éste o de aquel.
Sinceramente, es bueno pedir ayuda. Ya lo dice el libro de Eclesiastés 4:10 “Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”
También se da el caso de que nosotros tenemos amigos que han estado en mejores posiciones sociales y económicas más que nosotros. Ahí están, pasan los días y ahí están, quizás cada vez mejor, dices tú. Pero resulta que aquel hombre fuerte, aquel amigo próspero, aquel hombre versátil y dinámico, le llegan los problemas. Dicen por ahí que entre más grande es la persona, mas grande es la piedra que le tiran para que caiga. Es aquí donde el Señor nos habla, para poder nosotros ser aquellas personas que estemos atento a las necesidades de aquel amigo, de nuestro jefe superior quien con el tiempo se vuelve parte de nuestras personas de íntima confianza, de alguien de autoridad.
Veamos ahora el caso de Joab, todo un general al mando del Ejército de Israel. Por algo era el “general” hombre de muchas batallas y  le llegó el momento de la aflicción o de algún momento de temor, donde alguna fuerza oscura le ponía situaciones en donde tenía que luchar. Llega el momento de pedir ayuda y el  pasaje nos enseña que Joab pidió ayuda a su hermano Abisaí.  Ambos son guerreros con mucha experiencia, Abisaí había matado gigantes y Joab era todo un estratega militar.   Ese hombre exitoso, en todas las tareas de la milicia, ve a su hermano con ese vínculo de amistad, que hace que un hermano se mantenga de pie en todo momento. Le dice: "Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás"
Me han enseñado que la amistad sobrepasa al vínculo de amor, por ello, Jesús les dice a los discípulos que ya no les llamará "siervos" sino amigos, porque es el rol que debemos de tener cuando hay una verdadera comunión con Dios. Me enseña el pasaje que Joab pide ayuda a su hermano. El proverbio 17:17 dice: "En todo tiempo ama el amigo y "es como un hermano en tiempos de angustia", así que Joab pide a su hermano ayuda, pues estaba en cierto tipo de aflicción, pero me llama la atención que además le dice implícitamente: - "Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré."
Este es el fondo de este mensaje para ti mi amigo lector: que Joab le dice -mira, necesito tu ayuda, debes de estar pendiente tú de mi. Sin que yo te lo pida, está pendiente de mi necesidad, porque eres mi amigo, necesito de tu ayuda. En otras palabras, Abisaí tenía que estar pendiente de la situación de su hermano, por cualquier situación anormal que pase. Tú y yo tenemos que estar pendiente de nuestros hermanos, de nuestros amigos para ver en que les podemos ayudar. No importa si quizás no es dinero el que puedas aportar, sino tus palabras, tu compañía, tu presencia, etc. que hace que la otra persona se sienta apoyada, deseosa de salir adelante. Empodérate  de aquella promesa de Mateo
18:19 "Si dos o más se pusieren de acuerdo en cualquiera cosa”  Cuando lo hagamos y estemos pendiente del hermano, no para hundirlo, sino para ayudarlo, entonces podría haber contribuido a esa
bendición que Dios desata sobre su pueblo, sobre sus hijos, aunque algunas veces le fallemos.

 La reflexión de Joab fue clara: "Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades
de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca."
Es entonces cuando argumento a nuestro Dios, que mi hermano debería estar mejor, por su esfuerzo, por sus luchas, etc. no porque hayas sido bueno, fiel, sino por la condición de ser hijo, que está en apuros,
He aprendido con el tiempo, que siempre hay un hermano o varios de ellos intercediendo por tu necesidad. Ese hermano, ya no te ve como un hermano, sino como “un amigo”.
Así que esta reflexión es más que todo para mí, estar pendiente de la necesidad del amigo, del hermano, que quizás haya necesitado de un abrazo, de un consejo, de una palabra de Aliento y  no se lo he expresado, pero nunca es tarde mi amado lector para hacerlo.
He palpado en estos días la necesidad de que mis amigos tienen la necesidad de ser escuchados y cuando los he llamado, ciertamente me lo han expresado por lo menos. En otros he captado la necesidad de una compañía, aunque sea corta, pero compañía.
Dios nos llama a estar unidos. Cuando en una familia, hay alguien que esté débil, toda la familia esta en peligro, por que la puerta está entre abierta, la bendición se puede diluir, te la pueden robar.

Así que manos a la obra y ha buscar al amigo, aquel amigo que por mucho tiempo fue tu alero, tu cuate y que ahora posiblemente le fue mejor que a ti, y por quien vamos a pedir siempre que te vaya bien.   Un abrazo fraternal. Su amigo, Roberto González.  

sábado, 22 de septiembre de 2012

VENCEDOR EN EL DESIERTO



VENCEDOR EN EL DESIERTO
El Espíritu del Señor está sobre mí, 
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; 
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; 
A pregonar libertad a los cautivos, 
Y vista a los ciegos; 
A poner en libertad a los oprimidos; 
A predicar el año agradable del Señor
Lucas 4:18-19


Un desierto es una porción extensa de tierra seca, sin vida, donde no hay agua, con extremas temperaturas en la noche como en el día. Sin embargo, teniendo como referencia al pueblo de Israel, ellos salieron de una tierra que un momento había sido generosa y buena con sus ancestros,  para luego ser una tierra de esclavitud para las nuevas generaciones, esa tierra llamada Egipto, que en algún momento les preservó la vida, ahora era una tierra llena de sufrimientos, y salieron de ahí para atravesar un desierto y llegar a una tierra prometida, un desierto que si bien era peligroso, tenían el favor de la obra de misericordia de Dios, en la que atravesarla no fuera tan alargada como fueron 40 años. El camino hacia la salvación, hacia la libertad y hacia el gozo pasa a través de la prueba del desierto, del peligro de muerte. Pero la salvación viene de la atención a Dios y de la observancia de su propuesta de vida. Pues bien, cada uno de nosotros como cristianos debemos pasar por un desierto, un desierto que será como una prueba a nuestra nueva fe, que nos llevará a una nueva forma de pensar, a una nueva forma de vivir, de esperar en Dios y en sus promesas.
 No está demás decirle que generalmente en las iglesia se nos explica que la vida en Cristo será diferente y ciertamente así será pero cada uno de nosotros deberá de cruzar un desierto, que será para afinar nuestro carácter, nuestras aptitudes y actitudes.
Jesús mismo, después de haber sido bautizado, pasó por un desierto, en donde estuvo 40 días y 40 noches siendo tentado por el enemigo, pero que salió triunfante en todas las iniciativas de hacerlo caer por parte del enemigo.
Ahora bien, ¿Porqué paso Jesús por el desierto, si no tenía necesidad de hacerlo?
La respuesta la encontramos en la siguiente cita:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.  Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Heb. 4:15-16
Primero, no hay mejor ejemplo a seguir, que si Jesús siendo Dios, el enemigo no le dio tregua, ahora nosotros, siendo hijos adoptivos, ¿cuánta trampa habida y por haber busca el enemigo para hacernos caer?

Segundo, no podemos decir que somos fieles, hasta que teniendo al frente a una persona ajena, del otro sexo, puedas verla sin malicia, sino como la obra en proceso de Dios. Así también, no puedes decir que tienes fe, si no llega la escasez, la enfermedad o algún otro tipo de situación que aflija tu alma o tu espíritu.
Ahora bien, también el que no conoce de Cristo está en un desierto, pero a diferencia del cristiano, éste no tiene promesa, no tiene bendición. Representa  todo aquello que va sucediendo en sus propias vidas. Cuánto dolor no han experimentado, sintiéndose sedientos de una mejor vida, hambrientos de amor. A cuántos nos hizo falta un abraso o un beso; quizá nunca escuchamos aquella frase anhelada en el corazón: “Te amo”. Posiblemente lo que experimentamos en el pasado  fue violencia, abandono, y por lo mismo hoy día sufrimos aun las consecuencias de aquel desierto por el que fuimos conducidos después de haber nacido en este mundo.

En el  desierto tenemos que luchar contra:
1.    Nuestros temores
Veamos a nuestro alrededor y nos daremos cuenta que aun llevamos con nosotros, aunque muy escondido dentro de nuestro corazón, aquellas desconfianzas, aquellos miedos de sentirnos nuevamente abandonados en la soledad. Es por ello que algunas mujeres sufren violencias de parte de sus compañeros de vida, porque tienen miedo de estar solas, de que nadie las alimente o les de techo, poniendo las mismas cantaletas de, “qué pasará con mis hijos sin su padre”, como excusas para no salir adelante como verdadera hija de Dios.
Uno de los grandes temores del hombre es morirse. El cristiano debe de aferrarse a la vida eterna, no a la vida física. Si muero, es uno de los pasos que siguen al perfeccionamiento a la vida eterna.
El temor hace que la gente se vuelva insegura, tiene miedo hasta de su propia sombra, pero se nos olvida que la sombra de nuestro cuerpo desaparece al llegar la noche.  Dice la cita de 1ª. Timoteo 1:7 ”Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.  Si, en e desierto, aparecerá todo tipo de alimañas, escorpiones, serpientes, etc, pero tenemos que depender de lo que tenemos: nuestra fé. Son raros los amigos que permanecen en situaciones de crisis, los que te dan la  mano. Conozco de personas que han tenido crisis financieras, de salud, situaciones extremas, en donde duele en el corazón ver sus situaciones de calamidad, pero pasan los días y los meses y una obra redentora se acercó a ellos, la mano de Dios. Tuvieron que enfrentar sus problemas solos y con Dios. Pero lo bueno de todo esto es que sí recordamos la voz del Señor “si oyereis hoy su voz  llegaremos a tener ese carácter fuerte, orgulloso, no con malicia, sino que orgullosos de nuestro Dios y de su fidelidad.
2.    Nuestras ansiedades
Las tentaciones por las que Jesús fue pasado en su desierto, son las mismas que nos persiguen hoy día en los nuestros. Hay que recordar que al igual que nosotros, Jesús tuvo puesta la vestidura de la misma humanidad.
Más sin embargo, todo vicio o toda ansiedad, en el desierto se quita, se elimina. Pongo de ejemplo en la iglesia a aquella persona que se convierte a Jesús, pero durante mucho tiempo fue borracho(a), de alguna manera, el enemigo le sigue recordando su atadura de que usen el alcohol como excusa para no recordar su pasado, en el que quizá fueron violados, maltratados o abandonados por aquel padre que supuestamente debía de haber estado allí para cuidar de ellos. Ahora bien, por alguna razón va a parar a la cárcel, donde no le dan alcohol, donde, no va a tener relaciones sexuales con el sexo opuesto, no hay discotecas, donde no va a tener oportunidad de lucir buena ropa, porque hay limitaciones y de alguna manera se abstiene, pues bien así el cristiano que pasa por ese desierto, todas las ansiedades, vicios, compulsiones tienen que ser cedidas a Cristo. Si por alguna razón te quitan tu TV ya no tendrás quizás la tentación de pasar mucho rato al frente de la TV viendo novelas, o cosas que no te edifican.   Pedro, en su segunda  carta dice: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.  Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1ª Pedro 5:7-8   Imagina que estás en tu casa, pero se te han caído las paredes, o no hay puertas. De alguna manera tienes que estar pendiente de quien entra a tu casa, y con algún tiempo, vas agarrando agudeza en el oído, en tu vista, etc. Así en el desierto Dios me alerta que tengo que estar sobrio, pendiente, mas estamos con la promesa de que no estamos solos, sino él con nosotros.
Cualquiera diría que cuando pasamos por el desierto estamos acabados, destruídos:jajaja, está derrotado, está acabado, está pobre”,  pero Pablo nos recuerda esto: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;  perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; ” 2ª. Cor. 4:8-9 Si deseas ser vencedor en el desierto, no debes estar angustiado, aunque sepas que hay que pagar acá, aquí o allá, podremos dar manifestaciones de estar atribulados, pero no te angusties. ¡Ya viene el fin del desierto! Como decía un programa de comedia: “¡Qué no panda el cúnico” en otras palabras, que no te invada el pánico, y sepa esperar. En mi caso personal, siempre él es quien me acude a ayudarme y a pasar por el desierto. Me ha sido  fiel tantas veces,  aún cuando he sido desobediente, pero al final me he puesto a pensar, que las bendiciones son muchas más, las que tengo que arrebatar, tenemos que seguir adelante y cambiar de nuestra manera de pensar. Y para concluir este punto, te quiero animar a que pienses en esto:
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” Salmo 23:4
Esto quiere decir que no hay que quedarse lamentando en el desierto, sino que que camina, sigue adelante, porque atrás va quedando ese valle de sombras, de atribulamiento, de escasez.
3.    Nuestro estilo de vida o tipo de comodidades.
Al salir Israel de Egipto venían con una manera de pensar, de vivir, de adorar a Dios. Ya se habían acostumbrado a estar bajo esclavitud, comiendo y bebiendo de una manera limitada por pago de un trabajo.
Encontramos la siguiente cita:
Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! 
Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; 
y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos
.  Num. 11:4-6
Ciertamente nos aferramos a nuestras cosas materiales, la casa, el carro, el trabajo, y con lo que tenemos, le damos más importancia a las cosas materiales, y le damos menos culto a Dios. Cuando entramos en el desierto es para cambiar ese estilo de pensar, de dejar de ser idólatras, de aferrarnos al dinero. En mi vida personal, trabajé por más de 18 años en una empresa le diríamos de lujo, en un banco privado. Llegué a tener muchas prestaciones y comodidades, una oficina en un edifico de cristal, ubicada en la 15º nivel, alfombrado y amplio, con poder y autoridad para mover millones de dólares de acá para ayá, de rozarme con grandes empresarios nacionales e internacionales, pero asistía a la iglesia tradicional sólo los domingos, quizás dos veces por mes. Gastaba más de la cuenta, me acostumbré a gastar más de $ 100.00 por cada  noche y esto dos o tres  veces por semana. Pero cuando fui llamado a pastorear, sabía que tenía que dedicarme al 100% a la obra y no lo hice así, estaba trabajando en el banco y los fines de semana en la iglesia, hasta que Dios me sacó del banco, despedido me hicieron, y bien me acuerdo que mi jefe estaba muy contrariado por la orden que había recibido de despedirme, y cuando é me mandó a llamar y me dio la noticia, yo le dije: “no se preocupe jefe, se de donde viene esto y a donde me quiere llevar”, a pastorear a una congregación que si bien no es numerosa, pero son ovejas que él ha puesto bajo mi cuidado. Eso fue hace siete años, y cuando me encuentro por algunos montes o valles visitando a enfermos, o cuando me encuentro en medio del polvo o de la escasez, me recuerdo que Dios está cambiando mi carácter y que tengo que seguir esperando. Mejor temporada viene para mí y para usted también.
Pablo nos dice lo siguiente en Filipense 3:7-8:
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 
3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, ”

Pasar por el desierto me significa a mí y a usted de quitarnos de la mente otros dioses, a no depender del dios dinero, de tus conocimientos, de tu linaje humano, de tus familiares en la USA, etc, sino que con una nueva mente, una nueva manera de vivir, podemos vivir confiados en que “nada nos faltará” que Dios “proveerá” y él dijo y él hará en nosotros muchas cosas maravillosas.
Que esta reflexión te de ánimo y te de salud, porque hay cuando hay paz y calma todo tu ser está bien. Ya no carguemos a nuestro cuerpo con angustias, porque no enferman, nos descontrolan. Sigue siendo un vencedor y acuérdate de las palabras con las que comenzanos este mensaje: “El Espíritu de Dios está sobre mí”  Siga caminando con Dios, con nosotros, con la familia de la fe.   Que Dios te bendiga