miércoles, 5 de mayo de 2010

¿DONDE ESTÁ TU HACHA?


DONDE ESTA TU HACHA
2º. Reyes  6:1-7
6:1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. 
6:2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. 
6:3 Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. 
6:4 Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera. 
6:5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada! 
6:6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. 
6:7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó.



De pequeño, anhelaba ser un líder en mi escuela con aquel grupo de amigos del grado que cursaba. Tenía 14 años, cuando iba a séptimo grado en la escuela que recién me habían matriculado, pues había emigrado del interior del país y provenía del campo, olía a “hierba” por mi manera de expresarme, de vestirme, de pensar. Pero bien aún así, deseaba que me algunos de mis compañeros de mi sección me siguieran, en los juegos, en la clase, en las tareas. No quería seguir a otros sino que me siguieran. Como comprenderán no hubo tal satisfacción en mis primeros años de emigración, sino que fue dos años más tarde donde fui presidente de mi grado y dos años más tarde fui presidente consecutivo de mis años de bachillerato(educación media) y terminé siendo presidente del Consejo de Alumnos del Instituto donde me gradué como bachiller. Era el Presidente de presidentes de toda una escuela de prestigio. Desde entonces pienso, Dios quiso ponerme ante muchas personas, sirviendo a los demás. Pues bien, entrando en materia con el texto bíblico arriba descrito, resulta que Eliseo era todo un persona digno de seguir, inspiraba confianza, era convincente en lo que hablaba y de sus milagros que hacía con el favor de Dios. Acuérdese de que él pidió doble porción del espíritu de Elías. Tanto era su fama, que muchos le seguían, querían que él fuera su maestro, querían aprender de él, querían ser instruidos en lo mejor: ¡La bendita Palabra de Dios! No hay mejor cosa, que se nos instruya en ella. Fue tanta la afluencia de aquellos jóvenes hijos de profetas que el lugar donde estaba su centro de instrucción quedo estrecho y decidieron ampliarlo, decidieron trabajar en equipo, decidieron estar mejor no sólo por los que ya estaban sino por aquellos nuevos que iban a venir a él.  Podemos decir que en esta comunidad estaba la humildad, la sencillez, honradez y que en alguna medida eran pobres, pues uno de ellos andaba un hacha que no era de él.
Pero dentro de todo este rollo, podemos decir así, en el espíritu de cada uno de ellos estaba un objetivo: ¡Trabajar! Y ser disciplinados por su maestro, por su padre espiritual. ¿cuantos de nosotros nos gusta que nos supervisen nuestro trabajo? Algunos dicen que trabajando con la mirada puesta encima del jefe o patrón no se trabaja bien, nos ponemos nerviosos, pero en realidad aquel buen maestro o jefe lo que hará es siempre orientarte como hacer un buen trabajo, aunque sea en pequeños detalles, debes de aprender para que la obra, en todo su transfondo se vea bien.
Ciertamente debemos de imitar la fe de aquel pastor o hermano que me habló del Plan de Salvación” Hebreos 13:7 nos dice: Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 
Pero ahora veamos el tema central de este mensaje: ¿Dónde está tu hacha? ¿No es cierto que cuando empezamos a ir a la iglesia o a la casa de oración empezamos con buenos propósitos, con el deseo de un cambio en nuestras vidas? ¿No es cierto que estando establecido ya establecido en la iglesia nos proponemos servir a Dios en un ministerio incondicionalmente y bajo la autoridad del pastor? Pero tristemente nos ocurre como aquel jovén hijo de profeta que salió a trabajar con los demás entusiasmado con su hacha a talar cuanto árbol se le pusiera en frente. Salió con sólidos propósitos, pero algo pasó en el transcurso de su trabajo, descuidó por un momento su instrumento de trabajo, quizás no se percató de que no tenía buena cuña para socar el hacha con el madero, quizás no la afiló como se debía, pues es bien conocido que cuando un cuchillo, una sierra o un hacha es bien afilada, el cortar madera u otro objeto es fácil, no se necesita mucho esfuerzo, quizás no sintió aquel movimiento inestable en la misma (algunas veces no nos damos cuenta cuando se nos poncha el neumático, quizás por las distracciones del momento, de la vida cotidiana, etc) y terminó sólo con el palo, palo que quizás terminó lastimando a él mismo su mano. Algunos no nos damos cuenta de que el hacha se cayó al agua, y nos hemos quedado sólo con el palo, hablando del amor de Dios, pero sin la presencia de Dios en nuestras vidas, sin esa preciosa unción de su Espíritu Santo. Otros hemos querido darle un mejor futuro a nuestros hijos y nos fuimos a trabajar lejos, muy lejos, o trabajamos más de la cuenta a tal grado que el hacha se nos ha caído y nos hemos quedado con ese palo con el que golpeamos a nuestros hijos, no sólo físicamente sino verbalmente, avergonzamos a nuestras esposas o esposos, peleamos con medio mundo, ¡SE NOS CAYÓ EL HACHA!
Mira, como pastor te he de comentar y no es para jactarme, que como líder he andado juntamente con los servidores de la iglesia participando en toda la labor ministerial: Evangelizando, ministrando enfermos en hospitales, visitando presos en las cárceles, intercediendo por los caídos en combate e inclusive  en las ventas que se preparan y hacen vendiendo en las calles, en los negocios y hasta en la playa ofreciendo comida, tratando de recoger fondos para beneficio de la iglesia. Apoyamos toda buena obra que se les ocurra ya sea participando activamente o financieramente, pues la idea es que sepan que tienen a un líder que les ama, que les apoya, que les quiere ver mejor. He tenido la satisfacción de preparar a muchos líderes, jóvenes, adultos, ancianos, porque han comenzado con ese buen propósito de trabajar en la obra, en ellos mismos, por su familia, por su propia paz, pero con el tiempo, a algunos se le ha caído el hacha y ahora le echan la culpa al líder, al pastor, a la iglesia, al patrón, etc. cuando en realidad es en ellos que está la falta. Con esto quiero que no me malinterpretes: No Soy Perfecto, tengo muchas fallas, pero aquí viene la conclusión:
Dios sabe de nuestra necesidad de hacer un cambio en nuestra  vida y quiero exhortarte de que lo busques con todo el corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma. Tu hacha es tu Biblia, tu hacha es tu iglesia, tu hacha es tu habilidad o don con el que Dios te ha equipado, tu hacha es la gracia que Dios ha puesto en ti para hacer riquezas, para hacer amigos, tu hacha es esa linda habilidad de entender la Biblia. Por lo tanto si has perdido esa hacha, quiero decirte que hoy es el momento de pedir a Dios a que nos la reponga con la mejor marca posible. El te puede hacer el milagro porque eres un servidor de Dios.

ORACION:
Amado Padre de toda gracia, queremos pedirte perdón si por mi causa, por mi negligencia HE PERDIDO MI HACHA, que tu me diste en la Cruz del Calvario. Te amo y quiero aprender más con aquel que me has puesto como pastor, como mi guía terrenal y edificar a mis hijos, a mi familia, a mi empresa, a mi grupo de trabajo en el amor de Cristo Jesús.

DIOS LES BENDIGA





lunes, 3 de mayo de 2010

AYER COMO HOY


AYER COMO HOY
1ª. Corintios 2:1-5
2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 
2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 
2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 
2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 



¿Alguna vez te has peguntado, que cualidad tuya  es la que otros quisieran tener o imitar de ti?
En este fin de semana, me tocó atender a un funeral, y era el hijo de una hermana en Cristo, que fue asesinado cumpliendo su trabajo, pues era agente de seguridad privada en una empresa. Y uno de sus hijos del difunto, el mayor, decía palabras de admiración y de amor para con su padre y al igual que otros, decían que querían ser como él. En mi mente se me vino el pensamiento de que todos nosotros como hijos de Dios debiésemos de tener una cualidad de la cual los conocidos nuestros debiesen de imitar y recordar: Ya sea por el carácter de un “Josué” cuando decía; “Yo y mi casa serviremos a Jehová” o la convicción o  tenacidad de Jacob, cuando decía “No te dejaré hasta que me bendigas” o la adoración que tenía David, cuando expresaba: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Creo firmemente que cuando el apóstol Pablo nos dice que “sino con demostración del Espíritu y de poder” era su cualidad más importante para imitarlo, es decir, él ya había encontrado el provecho o beneficio de tener al Espíritu Santo como la parte más importante  de su interior para su campaña evangelística. Y es que cualquiera puede pensar que tener al Espíritu Santo dentro de nosotros podemos hacer  una especie de show para entretener a las personas y que puedan creer en nosotros y en el poder de Dios.
Pablo nos argumenta que es tan sencillo hablar de Cristo, de su muerte y resurrección porque lo anunciamos en nosotros mismos.
En la lectura que hemos puesto como base de este mensaje encontramos lo siguiente:
1.      Debemos de anunciar ese cariño tan especial de Dios sobre los hombres, ese es el testimonio de Dios: “envió a su hijo a morir por nosotros”
2.      No hay que rebuscar palabras para presentar el Plan de Salvación.
3.      Tener claro que lo vamos a hablar es sólo de Jesús con los conocidos o desconocidos e inclusive con los mismos hermanos en la fe. Algunas veces nos desviamos del tema y terminamos hablando del pastor, del diácono, del servidor que abre la puerta  de la iglesia, del que barre en las gradas, del vecino, del jefe, etc. Recalco esto porque es muy dañino hablar de otros, porque hablamos mal de nuestro propio cuerpo. Jesús habló poco, preguntó poco a la mujer adúltera que le llevaron aquellos “espirituales”.
4.      La debilidad que nos habla Pablo es aquella que encontramos en las personas cuando no conocen de Dios, nos perjuiciamos en su primer apariencia, o en las impresiones que nos informan otras personas. Tememos de las reacciones que nos dirán aquellas personas que tienen un carácter “muy serio”. Recuerdo a un hermano de la iglesia, que lo tuvimos como vecino de la iglesia, a la par vivía, pero tenía la fama de un “drogadicto, de pistolero, de jefe de maras, etc” y hablábamos con su esposa e incluso ella venía a la iglesia. Pero al verle sentía cierto temor, nunca le hablé directamente del amor de Cristo. Se mudaron a otra casa como a 1 km. de la iglesia, pero un día, la esposa vino a buscarme porque quería que orásemos por su esposo por que estaba enfermo. Al domingo siguiente él vino a la iglesia al culto, me lo presentó ella, venía a darle gracias a Dios por su recuperación y cruzamos varias palabras y me permitió conocerle más. Ciertamente tenía un pasado terrible y un carácter serio pero aprendí a que aún las personas que han sido criminales tienen en algún lado de su corazón una parte sensible que hasta con los cachorros de gato se muestra cariñoso. Ahora él es miembro activo de la iglesia.
5.      Predicar a Jesús no es con pensamientos ni conocimiento de hombres, sino con la gracia y conocimiento que nos regala el Espíritu Santo. Cierto día Jesús le pregunta a sus discípulos: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?  Y Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” Jesús le contesta “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Pedro contesta pero no con el pensamiento de hombre sino con la que El Espíritu Santo nos revela a través del Espíritu Santo.
6.      Las consecuencias de predicar con el poder del Espíritu Santo es que la gente encuentra la respuesta a su necesidad, a su clamor. Nuestros pensamientos no son como los de Dios. Dice Isaías “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Cuando esos pensamientos se forman en nosotros en forma  tangible, la inspiración es mas fuerte en nosotros y la gente cree más en Dios. Nuestro auditorio siente ese toque especial de Dios en la ministración de la Palabra de Dios.

Eso es así, la misma humildad de Jesús al predicar su Palabra, la pasión por las almas, la convicción y la autoridad de su palabra debe ser la misma con la que predicamos hoy. No es necesario hablar de grandezas, ni hacerlas saber por altoparlantes para que sepan que es una iglesia que predica de Dios, sino con la palabra sencilla y verdadera que transforma la vida de muchas personas. A eso le vamos nosotros como iglesia para que en el futuro de la iglesia, de la ciudad y de nuestro país sean alcanzado por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Amado Padre, danos siempre la sabiduría de tu Espíritu Santo y la gracia para presentar a Nuestro Salvador como un tesoro inapreciable, de valioso poder, de Castillo Fuerte y de Refugio para todos aquellos que no le conocen. Danos la sencillez y la convicción de predicar a un Cristo Vivo y Poderoso, amén.

lunes, 12 de abril de 2010

COMENZANDO A VIVIR EN LA ETERNIDAD


COMENZANDO A  VIVIR EN LA ETERNIDAD
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.  (Romanos: 8:11)



Hablar de la resurrección con la mayoría de personas no es tan apasionado como debiese de ser entre los creyentes,  pues  no dimensionan la nueva vida que comenzamos desde el día  que aceptamos a Cristo.
Aún nos pasa como aquellas mujeres que venían al tercer día de la muerte de Jesús a su sepulcro a ponerle especies aromáticas, no para maravillarse de las palabras cumplidas cuando dijo que iba a resucitar al tercer día,.
En el evangelio de Marcos encontramos lo siguiente:
16:1 Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. 
16:2 Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. 
16:3 Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?.

Tristemente nos pasa a aquellos que somos líderes y es que observamos a personas que no entienden la verdadera finalidad de ser cristiano, que no entiende el porqué va a la iglesia. Muchos vienen por religiosidad, por cumplir un voto o una promesa, pero no para ser un río de adoración al Rey de Reyes y que hay que prepararse a alabar a Cristo por la eternidad.

Muchos dicen que no cantan en la iglesia porque no tienen buena voz, les tomamos la palabra, pero al nombrarlos para que oren en público se niegan, dicen, ¡ay hermano! que ore otro, es que me da pena! Otras veces decimos: que pase un hermano o hermana a agradecer a Dios por tantas cosas que nos ha dado y tampoco pasan. Tienen material e insumos abundantes para decir una palabra y no la dicen….pero y entonces?

Si he comprendido que Jesús resucitó, nosotros también debiésemos de tener la esperanza de que resucitaremos para gloria de Dios y que una de las cosas que haremos eternamente es adorarle y alabarle. ¿Porqué no comenzar a vivir mi eternidad acá en la tierra?

La insignia de todo creyente es que resucitaremos en tiempo postrero, si es que ya hemos “muerto” en la carne físicamente.
La 1ª Carta a los Tesalonicenses nos dice: “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él”. 

La llave de nuestra resurrección radica en la fe en Jesús que me perdona todo pecado y lo he recibido como mi Salvador, pero también que venció a la muerte y que así también resucitarán todos aquellos que han creído en él. Por supuesto, para resucitar en ese tiempo postrero vamos a pasar por la muerte natural, en donde ese cuerpo físico dejará de existir, pero que al resucitar tendremos nuevo cuerpo transformado para Dios. Muchos le tienen miedo a la muerte física y son tantas las excusas que se tienen para no morir.  Sin embargo usted debe de estar preparado para cuando ese día llegue y no tenerle miedo a la muerte, pues después de la muerte comenzaremos la nueva etapa del cristiano en la mejor vida sin igual.



Todo creyente entonces, debiese de tener la seguridad de:

1.      El Espíritu Santo me levantará de mi sepulcro.  Lo hizo una vez al convencerme de pecado y me levanto de entre los “muertos vivientes” y lo volverá  a hacer cuando Jesús nos llame con voz de trompeta desde las nubes.

2.     La muerte no tiene potestad sobre nosotros:
"Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24).
Cuando morimos, simplemente entendamos que vamos a “dormir” en el Señor.

3.     Dios Es Noticia Sanadora en todo lugar
"Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano (Hechos 4:10).

4.     Dios es Dios de casos difíciles hasta en la muerte
Pero Dios lo resucitó de la tumba (Hechos 13:30). ¿A cuantos de nosotros nos levantado casi de la tumba, de una enfermedad, de un problema familiar, etc?
"La cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy" (Hechos 13:33).

5.     Recompensa de un cuerpo distinto, especial para Dios.
"Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David" (Hechos 13:34).  Llegará el día en que este cuerpo que es templo del Espíritu Santo, será transformado en un cuerpo perfecto para Dios. Este viejo cuerpo no nos ayuda a permanecer en santidad, y hasta renegamos de él. Queremos ser altos, bajitos, de otro color; tener dientes de oro, etc.


6.     Nuestra Fé
"Sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro" (Romanos 4:24).

7.     Resucitados con Cristo para la Eternidad desde nuestro bautismo
"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva" (Romanos 6:4). Comenzemos a andar dese ahora en una nueva vida, vida con la eternidad de Dios, desde hoy, puesto que desde que somos hijos de Dios, tenemos la promesa del Espíritu Santo en nosotros y por consiguiente una nueva vida en abundancia en días y en bondades.
El que tenga oídos para oír que oiga.




¡DE GIGANTE A GIGANTE: DAME ESE MONTE!


DE GIGANTE A GIGANTE:
DAME ESE MONTE
Josué 14:6-14
14:6 Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti.
14:7 Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón.
14:8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 
14:9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.
14:10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 
14:11 Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. 
14:12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. 
14:13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 
14:14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 


Dentro de la viña del Señor (la iglesia) nos encontramos con gigantes, verdaderos gigantes que nos empujan cuando estamos débiles, vaya para ellos un mensaje de agradecimiento, por darnos ánimos, por creer en la Palabra Bendita de Dios, que no desmayan y aunque pasamos momentos de desánimo, están siempre con nosotros. Veamos este mensaje que hemos recibido vía correo pero su contenido se mantiene firme y sólo le hemos agregado algunos comentarios para enriquecer aún más este mensaje. ¿Estás listo? Pues a leer se ha dicho.

Una escena en Gilgal
La escena ocurre en Gilgal, en plena Tierra Prometida. Allí se entrevistan dos gigantes espirituales de la Antigüedad: Caleb y Josué. La cita ha despertado gran expectación. Es fácil imaginarse el silencio y la admiración de todos los testigos, tanto de los que rodean a Josué como de los que acompañan a Caleb, los hijos de Judá.
El relato bíblico no registra palabra alguna de Josué. Es Caleb quien toma la palabra Ellos se conocen de mucho tiempo. Estuvieron en Egipto en su juventud; eran parte del pueblo esclavo. Fueron testigos presénciales de las diez plagas, y vivieron toda la gloria del éxodo. Ellos también participaron de todas las desgracias del peregrinaje de cuarenta años por el desierto. Allí vieron caer uno por uno a los que habían pecado contra Dios.
De todos los mayores de veinte años que salieron de Egipto, ellos eran los únicos sobrevivientes. Para la congregación de Israel en aquellos días, Josué y Caleb eran, sin duda, dos héroes vivientes.

El episodio de Cades-Barnea
La primera alusión que hace Caleb es a la palabra de Jehová, dicha en Cades-Barnea. (14:6). Como sabemos, el episodio de Cades-Barnea fue fatal para Israel. Allí estaban en la posición perfecta para acometer la toma de posesión. No darían rodeo alguno. Todo estaba perfectamente ordenado. Sin embargo, el informe de los diez espías hizo desfallecer el corazón del pueblo. Ellos temieron en gran manera, desconfiaron del poder y la fidelidad de Aquel que los había librado de Egipto, que los había guardado y alimentado en el desierto, y se hundieron en la desesperación.
Dios entonces se enoja (“se irrita”) por cuanto no le creyeron “a pesar de todas las señales que había hecho en medio de ellos” (Núm.14:11). Gracias a la poderosa (y ejemplar) intercesión de Moisés, no fueron destruidos de inmediato (Núm.14:13-19); sin embargo, Dios sentencia: “Ninguno de los que me han irritado verá la tierra. Pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá por posesión. (Núm.14:20-24).

Triste y fatal fue el destino de los incrédulos. Ellos sólo tuvieron ojos para las dificultades y problemas. El incrédulo es pesimista en esencia. Muchos cristianos hoy en día también lo son. No se puede contar con ellos para nada, y sus palabras desalientan a otros más débiles, a los que comienzan a creer,  paralizando así el caminar del pueblo de Dios. (Que el Señor tenga de nosotros misericordia y nos libre de un espíritu tan tenebroso). Pero Dios había tomado nota de los fieles, y desde el cielo había dado testimonio a favor de ellos. “Mi siervo Caleb... decidió ir en pos de mí...” ¡Que el Señor multiplique los Caleb en este día en las iglesias! Josué también fue testigo de aquella dramática experiencia. También él fue fiel, por eso Jehová lo designó a él como sucesor de Moisés. Hasta ahora había guiado al pueblo exitosamente en la toma de posesión de la Tierra Prometida.

El secreto del vigor
Josué oye en silencio a su amado consiervo que viene a él con humildad reconociendo su autoridad. Es probable que Josué le haya observado con lágrimas. Hace poco Dios había hablado con él diciéndole: “Tú eres ya viejo, de edad avanzada...”, y ahora tiene frente a él al gran Caleb. Parece que los años no han pasado por él; se ve tan fuerte, tan lúcido, tan aferrado a la promesa que Jehová había hecho a su favor cuarenta y cinco años antes.
Hoy viene con toda la dignidad de un creyente a cobrar su promesa.
El secreto de la vitalidad de Caleb es haber cumplido siguiendo a “Jehová su Dios”. Ahora testifica a favor de Dios: “Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años.”  Esto es atribuir toda la gloria al Señor: “Si estoy vivo, si estoy sano y vigoroso, todo se lo debo al que me sostiene.” Así también es en esta dispensación: quien vive en Cristo y por Cristo (Fil.1:21; Gál.2:20) está firme y estará firme y constante, creciendo en la obra del Señor siempre (1ª Cor.15:58), y avanzando también hacia la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Ef.4:13). ¡Precioso ejemplo el de Caleb! Y oportuno para los que servimos al Señor en estos postreros días, en medio de esta generación maligna y apóstata, donde abundan los desertores, los que defraudan, los que niegan con sus hechos la fe que predican, los que causan tropiezos a los pequeños. Tenemos que aprender de un vencedor como Caleb. Hombres como éste no abunda en este día, éstos suelen ser los sobrevivientes de una generación fracasada.
Pero Dios está levantando en este tiempo una nueva generación de creyentes, hombres fieles en Cristo, sanos en la fe, que tienen en el Señor todas sus fuerzas ... que, aunque pasan los años, se ven cada vez más firmes, más resueltos, más comprometidos con el Señor y con su reino.
Caleb continúa: “Cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar ...” (Jos.14:1). Esto tiene una perfecta aplicación espiritual para quienes vivimos hoy en la preciosa fe del Hijo de Dios. No hay razón para irse debilitando con el paso del tiempo. Si permanecemos en el Señor, estaremos firmes y daremos mucho fruto. El Señor nos llevará de triunfo en triunfo. Con todos los recursos del Nuevo Pacto podemos vivir por el Espíritu y ser transformados de gloria en gloria en su misma imagen (2ª Corintios 3:18). ¡Así quiere vernos el Señor! Ciertamente las fuerzas nos faltan con el tiempo, pero he aprendido que aunque fuere viejo no dejaré de hacer lo que aprendido: a ganar almas, nadie me puede quitar ese privilegio, de asistir a la iglesia, y aunque no pudiese caminar demandaré que me lleven como aquel paralítico ante la presencia de Jesús.  Esa fuerza de espíritu no la quiero ver debilitada en mi ser, al igual que le animo a usted a que no desmaye.

“Dame este monte”
Ahora Caleb viene a hacer efectiva la promesa que lo “asió por dentro” (Fil.3:12). “Dame, pues, ahora este monte...” – dice. Ese monte es habitado por los anaceos y tiene ciudades grandes y amuralladas. A Caleb se le podría haber asignado por gracia, cual veterano de guerra, la mejor llanura de Canaán, los valles más fructíferos, regados por los mejores arroyos. Sin embargo, él dice: “Dame este monte”. Es el más difícil de todos. ¿Pedirías tú lo mismo?
Los anaceos habían sido vistos como gigantes por sus hermanos incrédulos (Núm.13:32-33). Por eso, ellos habían sido derrotados aun antes de ir a la guerra. Caleb obtuvo la victoria en medio de aquella incredulidad. Allí su fe brilló más que el oro afinado: “No seáis rebeldes contra Jehová – les había dicho–, ni temáis al pueblo de esta tierra (los gigantes) porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos y con nosotros está Jehová; no los temáis.” Y antes también había dicho: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará.”
¡Bien Caleb, así se ganan las batallas de la fe, antes que ocurran, pues si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?!
Al pedir “Este monte” el nombre del Señor sería santificado y glorificado, pues quedaría consignado para todas las generaciones futuras la veracidad de sus promesas, porque Jehová no es hombre para que mienta. Caleb entraría a tomar posesión de aquella misma ciudad cuyos habitantes habían atemorizado tanto a sus incrédulos hermanos.
“Este monte” representa aquella dificultad más grande, la valla más alta, el problema que parece imposible de solucionar. “Dame precisamente este monte”, constituye un gran desafío para todo creyente, para que eche mano a todos sus recursos (que no son pocos), a Dios mismo.
¡Creamos, hermanos, confiemos en nuestro bendito Dios y Padre! ¡Él nos dará “este monte”!
Seguir a Dios cumplidamente
Así fue cómo Hebrón vino a ser heredad de Caleb, “por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová su Dios.” ¿Qué significa esto? Significa que no podemos seguir al Señor en algunas cosas y fallar en otras, porque eso nos retrasa o nos anula. El Señor nos permita ser fieles en todo, y agradarle en todo. Fallar en esto haría ineficaz nuestro testimonio.
Es ilegítimo esperar el respaldo del Señor a nuestro servicio o a nuestras oraciones basándonos en aquellas cosas que estamos cumpliendo ante el Señor (equivaldría a descansar en nuestra justicia propia), mientras seguimos infieles e inconsecuentes en muchas otras áreas de nuestra vida. Para poseer toda la herencia que Dios nos ha dado en Cristo Jesús, hemos de ser cual Caleb: “Seguir cumplidamente a Jehová nuestro Dios”. Esto es lo que el Espíritu nos enseña en Colosenses 1:10: Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.”

De Dios y para Dios
Caleb echó a los gigantes anaceos y poseyó Hebrón 1 (Cerca de esta ciudad estaba la cueva de Macpela, donde Abraham había sepultado a Sara –Génesis 23:2,19). Pero, luego que obtuvo Hebrón, ¿qué hizo con su heredad? ¿La disfrutó solo? No; sino que la entregó gustosamente a los levitas para que fuera una ciudad de refugio, adonde pudiera huir el culpable y no muriera. ¡Hebrón vino a ser una ciudad para aquellos que no tenían herencia en la tierra “porque el sacerdocio de Jehová es la heredad de ellos.”! (Jos.18:7).
Lo que obtuvo de Jehová, lo entregó para Jehová (Jos. 21:8-13). Esto mismo hizo Ana cuando recibió a Samuel como respuesta a su oración. Esto es el evangelio. Este es el espíritu de la cruz de Cristo. Esto es lo que hará también el Señor Jesucristo cuando haya suprimido todo dominio: entregará el reino a Dios el Padre.
Cuando usted ora, ¿sólo busca su propio bien? ¿Busca sólo su deleite? (Stgo.4:3). No, que no sea así. Antes bien, busquemos la gloria de nuestro bendito Dios en todo cuanto emprendamos.
Tomemos, pues, “este monte” y luego ofrezcámoslo a Dios para sea de bendición a sus amados hijos.

La lección de Caleb
La figura y la fe de Caleb nos habla profundamente.
Cuando hay muchos que quedan tendidos en el camino y que desfallecen por el temor. Cuando toda una generación de cristianos parece abandonar la carrera, y conformarse con dar vueltas en el desierto, Caleb nos invita a ser fieles a la visión del principio, a cobrar las promesas de Dios, y a tomar la heredad que Dios nos ha dado.
Los viejos creyentes no tienen por qué ser soldados débiles. Al contrario, la experiencia en el caminar de la fe y la comprobación de la fidelidad de Dios añaden un valor adicional a todo su bagaje, que se traduce en un andar permanente en victoria.
Mientras la palabra de Caleb “¡Dame este monte!” resuena aún en nuestros oídos, pidámosle al Señor (nuestro Josué) la porción de nuestra herencia, en tanto despojamos a los hijos de Anac de nuestro propio territorio.


Conclusiones:
1.       La duda te quita lo valiente…..La duda se cuenta como pecado….
2.       Tenemos que tener otro espíritu…..1ª. Timoteo 1:7
3.       Hay mucho potencial dentro de nosotros aún cuando fuéremos viejos.
4.      ¿Quién se atreve a caminar con Dios?



Oración:
Mi amado Padre, gracias por darme la oportunidad de cumplir la promesa que recibí cuando vine a tus pies. Me has limpiado de todos mis delitos y pecados y me has dado la oportunidad de seguir creciendo en gracia para contigo y para con las personas de mi familia como la de mi ciudad. Permíteme Señor seguir caminando hacia el blanco que es Jesús, y aunque llegare a viejo tener la oportunidad de recibir a fiel cumplimiento esa promesa tan grande que recibí de ti. Este año 2010 hemos dicho es el “Año del cumplimiento de mi promesa” promesa que recibí cuando vine a tus pies, promesa que recibí estudiando la Palabra Tuya, oyendo una alabanza, promesa que sigo esperando en todo tiempo y en donde me encuentro.  
 AMÉN.

jueves, 1 de abril de 2010

Evangelismo En La Carretera El Litoral CA-2 El Tránsito - Tabernáculo Bautista de Adoración Adonay - Álbumes web de Picasa

Esto es así: El amor de Dios siempre es maravilloso. Este día planificamos salir a evangelizar y repartir tratados evangelísticos a los automovilistas que circulaban en la carretera El Litoral, que pasa por la ciudad de El Tránsito. Para ello montamos la dramatización de un muerto en la carretera y llamar la atención al automivilista con varios mensajes que llamaban a la reflexión. La idea era sólo parar el tráfico en uno de los sentidos de la carretera y repartir los tratados, pero Dios dispuso otra cosa: Para los dos sentidos . Para ello nos mandaron una patrulla de la Policía Nacional Civil con cuatro agentes y además, cuando estabámos en plena acción llegaron reporteros del Canal Itzcanal y del Canal Televisión de Oriente, en donde entrevistaron al pastor queriendo conocer el propósito de esta actividad. Le damos toda la honra a Dios porque los resultados fueron superados en todos los sentidos.

.2010_Evangelismo_Carretera El Litoral CA-2 El Tránsito - Tabernáculo Bautista de Adoración Adonay - Álbumes web de Picasa

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Ernesto González

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