miércoles, 25 de septiembre de 2013

Haciéndome Fuerte En Las Batallas De La Vida.

Haciéndome Fuerte En Las Batallas De La Vida.
Hebreos 11:32-34
11:32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 
11:33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,
11:34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
Siempre no nos deja de sorprender la forma de cómo Dios escoge personas para llevar a cabo sus propósitos divinos. Y es que tal sorpresa se da cuando uno mismo, al leer estas historias de hombres que son héroes de la FE, se da cuenta que ese héroe puedes ser tu mismo. Sí, ese hombre o mujer que tiene miles de defectos, el que tiene muchos vicios, el que siempre ha dicho que así nació y así será, etc. Quiero animarlo amigo lector,  que se centre  en que lo que al autor está escribiendo en todo el capítulo 11 y se dará cuenta que  TODO LO RELACIONADO A LA FE, esa fe que se necesita en todas las áreas de nuestras vidas está ahí plasmado y que conllevan actitudes que acercan al hombre a ser un hombre especial ante los del mundo por el poder de Dios en él. En este caso, a Barac lo ocupa para libertar al pueblo de Dio de la opresión de un enemigo poderoso.

Le muestro ahora, un pequeño bosquejo, para que si en algo se identifica en su vida personal, lo pueda estudiar con detenimiento y ser el próximo héroe de la fe.

1.      ¿Quiera era Barac?
Barac el hombre que siguió a Dios. Barac significa que se enciende para luchar contra una guerra encontra el rey Jabín de Canaán. Barac era de la tribu de Neptalí, el Hijo de Abinoam un Midianites. y 5o Juez de Israel a lo largo de lado Débora 1237-1198 a.C.
2.     La realidad de los hechos de ese momento(Puede ser tu realidad)
IMAGÍNESE usted frente a frente con un batallón de soldados enemigos dotados de lo último en material bélico y listos para emplearlo. En comparación, usted y sus compañeros se hallan prácticamente indefensos.
Barac, Débora y 10.000 israelitas vivieron esta experiencia durante la época de los jueces de Israel. Los cananeos, comandados por Sísara, componían el ejército enemigo. Su armamento incluía carros de guerra con ruedas provistas de mortíferas hoces de hierro. El escenario de la batalla fueron el monte Tabor y el valle torrencial de Cisón. Lo que allí ocurrió pone de manifiesto que Barac fue un hombre de fe ejemplar. Analicemos los sucesos que precedieron a este enfrentamiento.

3.     Enfrentarse a esa realidad. 
El libro de Jueces habla de las repetidas ocasiones en las que los israelitas abandonaron la adoración verdadera y de las nefastas consecuencias que esto tuvo. En todos los casos, cuando suplicaban sinceramente la misericordia divina, Dios nombraba un salvador que los libraba, pero ellos enseguida volvían a rebelarse contra Él. Fieles a este patrón, “los hijos de Israel de nuevo empezaron a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová ahora que estaba muerto Ehúd”, un juez que los había liberado de la opresión moabita. De hecho, “procedieron a escoger dioses nuevos”. ¿Cuál fue el resultado? “Jehová los vendió en mano de Jabín el rey de Canaán, que reinaba en Hazor; y el jefe de su ejército era Sísara [...]. Y los hijos de Israel empezaron a clamar a Jehová, porque [Sísara] tenía novecientos carros de guerra con hoces de hierro, y él mismo oprimió a los hijos de Israel con dureza durante veinte años.” (Jueces 4:1-3; 5:8.)
Las Escrituras describen la situación de Israel: “[En aquellos días] no había tránsito en los senderos, y los viajantes de veredas viajaban por senderos indirectos. Los moradores de la campiña abierta cesaron” (Jueces 5:6, 7). Los israelitas vivían aterrorizados por los cananeos que merodeaban en carro por los alrededores. “El miedo dominaba la vida del pueblo —dice cierto estudioso—; parecía que toda la comunidad estaba paralizada e indefensa.” Por eso, como ya habían hecho antes, los desalentados israelitas clamaron a Jehová en busca de ayuda.
La gente se olvida de Dios, cuando ya están en paz, cuando están en abundancia, cuando otros quehaceres, sean estudios laicos u otras tareas.  Aplique esto para su propia vida, como en forma involuntaria se ha olvidado de honrar a Dios, viniendo a la iglesia, cantando, orando, etc, todo lo que Dios le demande en este lugar. Si hacemos esto nuestra manera de vivir, nos olvidamos por completo y llegará el tiempo en que no nos importa si vamos o no vamos a orar, a congregarnos.


4.      Recibimos el castigo  de lo que se le llaman las consecuencias del pecado.
Muchas veces el mismo Padre cierra las puertas, no responde en el momento que nosotros lo necesitamos, su ira se vuelve contra nosotros,  y hace que el devorador llegue establecer escasez, sufrimientos, derrotas, humillaciones que  nos doblegue el brazo.

5.      Dios siempre se acuerda de su pueblo, a pesar de infidelidad  Vea. El Vers. 3 del cap. 4 de Jueces “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.”

  En medio de la crisis nacional que atravesó Israel bajo la opresión cananea, Dios usó a la profetisa Débora para dar a conocer sus juicios y sus instrucciones. De este modo, Jehová le concedió el privilegio de actuar, en sentido metafórico, como madre en Israel (Jueces 4:4; 5:7).
Débora mandó llamar a Barac y le dijo: “¿No ha dado la orden Jehová el Dios de Israel? ‘Ve, y tienes que desplegarte sobre el monte Tabor, y tienes que llevar contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. Y ciertamente atraeré hacia ti, al valle torrencial de Cisón, a Sísara el jefe del ejército de Jabín, y sus carros de guerra y su muchedumbre, y verdaderamente lo daré en tu mano’” (Jueces 4:6, 7). Con la pregunta “¿No ha dado la orden Jehová [...]?”, Débora dejó claro que ella no era ninguna autoridad sobre Barac. Ella se limitó a intervenir como el medio a través del cual se transmitía un mandato divino. ¿Cómo reaccionó Barac?
“Si tú vas conmigo —dijo Barac—, entonces ciertamente iré; pero si tú no vas conmigo, no iré.” (Jueces 4:8.) ¿Por qué era reacio Barac a aceptar la tarea que le encomendaba Dios? ¿Por cobardía? ¿Porque le faltaba confianza en las promesas divinas? De ningún modo. Barac no rechazó la misión ni desobedeció a Jehová. Más bien, su respuesta indicó que no se sentía capacitado para cumplir el mandato divino por sí solo. La presencia de la representante de Dios le garantizaría la guía divina y les infundiría confianza a él y a sus hombres. Así pues, la condición que puso Barac no fue una señal de debilidad, sino una muestra de su fe firme.
La reacción de Barac puede compararse a la de Moisés, Gedeón y Jeremías, quienes tampoco confiaban en su capacidad para llevar a cabo las comisiones divinas. Pero no por ello se les consideró menos fieles (Éxodo 3:11–4:17; 33:12-17; Jueces 6:11-22, 36-40; Jeremías 1:4-10). ¿Y qué se puede decir de la actitud de Débora? En vez de intentar apoderarse del control, sirvió a Jehová con modestia. “Sin falta iré contigo”, le respondió a Barac (Jueces 4:9). Estuvo dispuesta a dejar su hogar —un lugar mucho más seguro— y acompañar a Barac a la inminente batalla. Débora también es un ejemplo de fe y valor. Al buscar hacer el bien a su pueblo, el llama a personas que ante sus ojos son capaces de hacer el mandado que les delega. Por ello nunca diga no puedo.

¿Qué aprendemos de esta mención en la Biblia del nombre de Barac?
El relato de Barac nos enseña importantes lecciones. Todo el que aparta de su vida a Jehová acaba teniendo problemas y frustraciones. Sin embargo, acudir a Dios con arrepentimiento y demostrar fe en él permite librarse de diversas clases de opresión. También es necesario que cultivemos la obediencia. Incluso cuando parece que las instrucciones de Dios no se ajustan a la lógica humana, podemos estar seguros de que siempre nos reportan beneficios duraderos (Isaías 48:17, 18). Barac puso “en fuga a los ejércitos de extranjeros” porque ejerció fe en Jehová y siguió sus instrucciones (Hebreos 11:32-34).
La canción de Débora y Barac concluye con una nota conmovedora: “Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová, y sean los que te aman como cuando el sol sale en su poderío” (Jueces 5:31). ¡Qué ciertas serán estas palabras cuando Jehová ponga fin al malvado mundo de Satanás!

DIOS NOS BENDIGA A TODOS.


martes, 20 de agosto de 2013

¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?



¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 
Mateo 6:12

Antes que nada déjame decirte, que esto que te escribo lo he recibido como un renuevo del conocimiento que Dios ha puesto en mi mente y en mi corazón.   En el Reino de Dios, siempre estamos aprendiendo, y ¡como no quisiéramos retroceder en el tiempo y hacer las cosas como se deben de hacer.  Así que gloria a Dios por los maestros que nos enseñan conforme a la palabra y Dios mismo que nos pone la confirmación a la revelación recibida.

Entre los sabios judíos, enseñan que existen 3 niveles del perdón, los cuales son:
1.       Arrepentimiento
2.      Confesión
3.      Ofrenda

En el capítulo 6 de Levítico, Dios nos habla de las “ofrendas de expiación” que se ofrecían cuando la gente cometía una trasgresión. La palabra trasgresión significa infringir los derechos de otro o tratarle injustamente.
La ofrenda de expiación era una ofrenda especial que se ofrecía a Dios por los pecados que una persona había cometido contra otra persona. A Dios le afectan no sólo los pecados que cometemos contra Él, sino también los pecados que cometemos contra otras personas. En Levítico 6, la Biblia menciona específicamente algunos de estos pecados:
1. Ser descuidado con las cosas que te han encargado otras personas.
2. Injusto en los negocios.
3. Robar.
4. Engañar.
5. Quedarte con las cosas que encuentras, en lugar de devolverlas a sus legítimos dueños.
6. Mentir.

Si alguien había robado algo o perdido algo que se le había encargado, o había mentido o engañado para conseguir algo, Dios demandaba que devolviera el valor total más un veinte por ciento de interés como multa. Esto hacía del robo, un negocio muy malo.                  
Sólo hasta después de haber arreglado cuentas con su prójimo, se le permitía a una persona traer su ofrenda de expiación al Señor y así ser perdonado por Dios.
 Ahora traslademos este punto al matrimonio, a la esposa que ha descubierto que se le ha estado engañando, que se le ha mentido, que se le ha maltratado físicamente,  emocionalmente, que se le ha robado aquellas fichitas que celosamente ha guardado en la alcancía, etc. el hombre generalmente sólo dice que se arrepiente, algunas veces no confiesa ni mucho menos le lleva algún regalo a su esposa.  Y nos han enseñado a pedir un perdón, que por supuesto la esposa por un momento lo acepta, pero que luego saca una vez más el reclamo.
Y en un caso muy particular en el caso de la mujer,  cuando pide perdón,  eleva ofrenda, algo levítico lleva dentro de su corazón, pues algo de lo que la Palabra de Dios la lleva ella:  “Y pondré mi ley en corazones de carne y no de piedra”, por ello hay mujeres que cuando reconocen que han cometido una falta con el esposo, la ofrenda que ella da es la preparación de un buen plato de comida, una buena sopita. Si el hombre es sensato lo aceptará y se sentarán a la mesa a platicar y saldrá la confesión de parte de ella y la palabra de arrepentimiento. Si por el contrario, aquel hombre insensato, desprecia ese gesto, se lo tira en la mesa, la mujer se encarga de triplicar el problema y el acto de reconciliación entre ambos se pone lejos, porque la mujer cierra su corazón y nadie lo puede abrir sólo Dios.
Por ello, si el hombre comete alguna falta a su esposa o con alguna otra persona, tiene que aplicar estos tres niveles de perdón. Si se salta alguno de ellos, el resultado no es satisfactorio.
Por otro lado, tiene que haber una seguridad del que ofendió de la persona agraviada lo ha perdonado. Una de esas manifestaciones que nunca fallan, es hablar frente a frente con la otra persona, no bajarle la mirada y asegurarse de que lo ha perdonado, la cual no hay lugar a cabecear. Sólo en los corazones hipócritas podría caber la posibilidad de creer que con sólo decir  del diente al labio que lo ha perdonado ya está todo arreglado. Pero es bueno pedirle a Dios que aquellos a quienes ofendimos no sigan viendo como amigos,  como el buen vecino, como el esposo ideal.
¿Cuánta gente canta, adora, sirve y ofrenda con raíces de amargura en la iglesia? Por ello no ven frutos en sus esfuerzos, no tienen paz consigo mismos y es por eso. Tenemos que ofrecer al Señor este proceso de sanidad espiritual y recordar que Dios nos invitó a caminar con él. 
¿Alguna vez has oído la frase: Estoy en paz? Pues realmente cuando decimos que estamos en paz es porque nos hemos asegurado que nos han perdonado y que hemos también perdonado. 
Dice el Proverbio 16:7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,  Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.  Esto es porque el hombre ha aplicado estos tres pasos del perdón.

¿Cómo debo de empezar a pedir perdón?
Bueno, comencemos a pedirle perdón a Dios, porque le hemos ofendido al haber ofendido a nuestro prójimo, a nuestro cónyuge. Él siempre te perdonará, si vamos con el corazón arrepentido, humillado. Luego después, se le dice a la esposa: ¡Mi amor, perdóname!, una frase que conlleva una instrucción espiritual como cabeza del hogar. Pero si le dices ¿Me perdonas? Le aseguro que le responderá: ¿De cuáles todas esas cosas en que me has fallado?  Y le sacará una lista de todos los momentos en que han tenido una ofensa de por medio. Luego, si ella acepta su acto del perdón, tienes que llevarle un regalito, sacarle a cenar, o algo que la haga sentir amada. Se podrá ver como un gasto, pero en realidad es una inversión, que vale la pena porque sellará lo que en su corazón hubo de por medio: estar en paz en su casa.

En algún momento le fallamos a las personas y hacemos algún agravio como también pasa a lo inverso, nos han traicionado, nos dejaron abandonados, nos humillaron. Tenemos que estar preparados para perdonar como pedir perdón. Jesús nos perdonó en la cruz del Calvario, así nosotros también debemos de dar perdón, sin resentimientos, sin condiciones. Dijo él: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis  Juan 13:15

Para terminar. Queremos enfatizar en esto: Cuando la esposa por alguna razón en su enojo, te hace pedacitos la ropa, te avienta las cacerolas por los aires, te da tu cachetada, Dios no la ve a ella como la primera imputada, sino al esposo, porque es el esposo el que tiene que saber tenerla en paz, el que la instruye, el que la escucha, que aunque no la entienda, pero la ama, a la que se le modela, la que llena la vasija de ella. Así que aunque como personas cada uno dará cuentas a Dios por su vida, así también al esposo se le pedirá cuentas de que si hizo bien el papel de locutor, de comunicador, de proveedor, de instructor, y de todo lo que en el hogar pueda haber habido para hacer ensanchar el hogar, la familia y que la esposa pueda estar plenamente satisfecha de su esposo. Se puede lograr, si nos instruimos a tiempo a nosotros mismos y aplicamos lo que aprendemos y empezamos a modelar a nuestras esposas e hijos.  Dios les ama y yo también. Roberto González, pastor.




viernes, 9 de agosto de 2013

LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN



LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN
Hechos 16:31-32
16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 
16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa


Buen día a todos nuestros amados lectores, estoy en deuda con algunos amigos que están pendientes de mis notas y los bendigo por el hambre que tienen de esta palabra y que les llena esa hambre que sólo el Espíritu Santo da.
Hoy quiero a manera de testimonio, relatarles algo que me emociona y llena mi corazón al ver lo bueno que es la Palabra cuando ésta es sembrada en los corazones que están necesitados. El título de este testimonio me vino a la mente cuando viendo las circunstancias en que la salvación llegó a dos hogares y se convirtió en un oasis en el desierto.

Era una noche de sábado, de la segunda quincena  del mes de junio 2013, cuando un hermano de la iglesia me comentaba de que en la Ereguayquin, ciudad próxima a El Tránsito habían asesinado a una joven que se rumoraba era marera y que la habían ajusticiado los de la otra mara. Dicha joven era de El Tránsito y muchas personas la conocían.  Bueno, pase la noticia como una información más del problema social que se está viviendo  en todo El Salvador y que de tanto que se repite este fenómeno que uno llega a recibir esta noticia con cierta acpetación.   En la siguiente semana, conocimos a una mujer nicaragüense, que en su momento testificamos de lo que había querido hacer con su vida, queriéndose matar y dejar a sus dos pequeño huérfanos,  pero Dios no lo quiso así y a través de uno de sus hijos pequeños, la hizo venir a la iglesia a darle gracias a Dios porque lo había pensado no se había hecho de la manera que ella quiso.  Esa misma noche esta persona, llamada Lourdes aceptó a Cristo, y nos pusimos a su disposición personal como la iglesia misma de ayudarle en lo que fuera posible.  Como a los 3 días de conocerla y hablar con ella, sintió la necesidad de compartir la alegría de su salvación y de la nueva oportunidad de vivir en Cristo, y me dice: “-Pastor, tengo una amiga, que está pasando momentos terribles, ella está sufriendo por la pérdida de su hija de 17 años y se encuentra desconsolada, no quiere levantarse para trabajar, pasa sólo llorando, y esto y lo otro,, etc  y me dice, sería bueno que la fuéramos a ver. Y le pregunté de cómo es que había perdido su hija, y me contó que la habían asesinado en un microbús en Ereguayquín.  “Ah, dije dentro de mí, es la misma chica de la que habían hablado la semana pasada”. Ni lerdo ni perezoso me dispuse a ir a visitarla en compañía de la nueva miembro de la iglesia llamada Lourdes.   Ese mismo día nos apersonamos, después del servicio del miércoles, a la casa de la amiga  que  llama  Silvia. Era como las 8:30 PM, llegamos, tocamos la puerta y nos abrió un hombre como de 30 años, y nos hizo pasar adelante. Amablemente nos puso unas sillas de plástico, nos acomodamos y preguntamos por la amiga Silvia. -¡Ya viene! Dijo el hombre, que es el compañero de vida,  de forma muy amable, y nos ofreció café con pan dulce.
A los pocos segundo de nuestra pregunta, aparece Silvia con la mirada triste, y con un ánimo fatal. La abrazamos y le dimos gracias a Dios por haberla puesto en nuestro camino. Nos presentó a su familia, compuesta por su compañero de vida llamado Miguel A. y de sus dos hijos adolescentes, uno de 15 años llamado René y el otro Alexis, junto con otro niño, sobrino de ella pero que lo tiene a su cuido de 5 años y por último nos presentó a su hermano Cristóbal, que estaba postrado en una hamaca, enfermo de cirrosis, pues ya los médicos le habían desahuciado, que no tenía cura.   Su rostro para en ese entonces ya estaba diferente al como estaba cuando nos recibió. Se alegró de nuestra visita, se desahogó todo lo que sentía por dentro y oramos por ella. Al despedirnos de ella, preguntamos si tenían alguna petición especial y ella nos pidió orar por la salud de su hermano, que Dios hiciese el milagro de sanarle. Esta mujer tenía dos angustias: la de su hija fallecida y la de su hermano postrado en cama.  Esa misma noche Cristóbal acepto a Jesús, hizo la oración de fe convencido de que Dios le había dado la oportunidad de ser salvo.  Ni ella ni su compañero de vida habían aceptado a Jesús, pero decidimos esperar a otro momento para hacerles el llamado.
Pasaron dos semanas desde que la conocimos y seguimos visitando a esta familia. Y fue como al cuarto domingo que ella llegó a la iglesia  con toda su familia: su compañero de vida y sus hijos y su sobrino.  Ese domingo, en el culto de la tarde, ella aceptó a Jesús y las hermanas de la iglesia la recibieron con gozo.
Al siguiente día fui a platicar con los dos hijos jóvenes y me llevo la sorpresa de que tanto la hija que había fallecido junto con su hermano llamado Kevin habían aceptado a Jesús seis años atrás, en iglesia de la ciudad.  Lamentablemente, ellos dejaron de congregarse por razones personales pero nadie los buscó para discipularles, para preguntarles por su ausencia, etc, algo común en que caemos algunas iglesias.  Esta muchacha cayó en malos pasos al andar con amistades que no eran buenas fichas, eran de la mara X, y había comenzado a ser rebelde y caprichosa a la madre.  Aquella muchacha, había sido víctima de la violencia que azota este país.  Pero esa visita fue de mucha ganancia, pues el hijo de 13 años llamado Alexis, aceptó a Jesús como su Salvador.  Ambos jóvenes se comprometieron a recibir el discipulado y la madre los apoya en esto.  Ninguno de ellos han mostrado ser malcriado o hablar palabras soeces. La madre, por igual, no es una persona malcriada, tal como los perjuicios del hombre nos alimenta: que las mujeres del mercado son mal habladas, malcriadas,  envidiosas, etc.
Han pasado un mes y medio desde que los conocimos, y ahora puedo estar seguro de que lo que  el enemigo quiso destruir, sirvió ahora para levantar salvación en la madre y en el hermano de ella y en el tío. Tres almas han sido arrebatadas al enemigo en esa familia. Esa hija que murió violentamente, su muerte sirvió para  que la salvación llegara a sus familiares. Como la última palabra la tiene Dios, Cristobal, el tío de estos chicos murió hace dos semanas, pero la familia cree en la vida eterna con Jesús, ahora  sólo le pedimos a Dios y su Espíritu Santo a que nos dé la oportunidad de terminar de persuadir a toda la familia a que se congreguen a tiempo completo con nosotros.  Estamos seguros de Dios hará algo muy hermoso en esta familia, dándoles fortaleza, sueños cumplidos, pues los jóvenes quieren ser profesionales y saldrán adelante, TODA LA FAMILIA. Ele enmigo le pegó duro a nuestra hermana Silvia, pero más duro le pegado ella al enemigo al aceptar a Cristo, a buscarle su favor y su gracia.
DIOS ME PONE una carga especial por  estas dos  familias. Llevémoslas en oración para protegerla de todo ataque del enemigo y me pone carga por todas las amigas de Lourdes y de Silvia, pues Dios me ha revelado que en medio de ellas, de estas mujeres que se ganan la vida honradamente en el mercado hay un gran vacío  y sangran  en heridas de su pasado, pero ahora Dios me abre las puerta s en este tipo de trabajadoras, a través de dos almas para acercarnos con todo el favor de Dios, porque muchas otras van a venir a este lugar.  Ellas me cuentas que las otras amigas, que trabajan en el mercado les hacen chiste de esto y de lo otro relacionado a su fe que ahora profesan pero dentro de mí resuena aquella palabra: ASI ES DIOS DE BUENO, Y PARA SIEMPRE SU MISERICORDIA, que las que se burlan hoy de ellas, mañana serán las que estaremos bautizando para Cristo, por el poder de la Palabra.
Familias completas vendrán a Cristo, recuperando su identidad, el amor perdido, la cortesía, las sabias palabras.  Siga orando por nosotros y por todos los que quieran arrebatar las bendiciones del cielo.
Para terminar , quiero exaltar el nombre de Cristo y gozarme por la salvación que  ha llegado para quedarse en dos familias: la de mi hermana Lourdes y la de mi hermana Silvia. En ambas, el enemigo sembró minas de destrucción de llanto y de muerte, pero a la postre se ha convertido en victoria para Cristo, ya que tenemos la fe, la esperanza y la convicción de la Palabra de Dios, no regresará vacía al Padre Celestial. El testimonio de ellas, será como dice el libro de Apocalipsis 12:11: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.”  Este testimonio es arma poderosa para seguir venciendo las tretas del enemigo.  ESTAMOS ARMADOS para defendernos del enemigo y PROTEGIDOS DE MANERA SEGURA en Cristo Jesús.  DIOS TE BENDIGA. 
Pastor Roberto González.