viernes, 9 de agosto de 2013

LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN



LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN
Hechos 16:31-32
16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 
16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa


Buen día a todos nuestros amados lectores, estoy en deuda con algunos amigos que están pendientes de mis notas y los bendigo por el hambre que tienen de esta palabra y que les llena esa hambre que sólo el Espíritu Santo da.
Hoy quiero a manera de testimonio, relatarles algo que me emociona y llena mi corazón al ver lo bueno que es la Palabra cuando ésta es sembrada en los corazones que están necesitados. El título de este testimonio me vino a la mente cuando viendo las circunstancias en que la salvación llegó a dos hogares y se convirtió en un oasis en el desierto.

Era una noche de sábado, de la segunda quincena  del mes de junio 2013, cuando un hermano de la iglesia me comentaba de que en la Ereguayquin, ciudad próxima a El Tránsito habían asesinado a una joven que se rumoraba era marera y que la habían ajusticiado los de la otra mara. Dicha joven era de El Tránsito y muchas personas la conocían.  Bueno, pase la noticia como una información más del problema social que se está viviendo  en todo El Salvador y que de tanto que se repite este fenómeno que uno llega a recibir esta noticia con cierta acpetación.   En la siguiente semana, conocimos a una mujer nicaragüense, que en su momento testificamos de lo que había querido hacer con su vida, queriéndose matar y dejar a sus dos pequeño huérfanos,  pero Dios no lo quiso así y a través de uno de sus hijos pequeños, la hizo venir a la iglesia a darle gracias a Dios porque lo había pensado no se había hecho de la manera que ella quiso.  Esa misma noche esta persona, llamada Lourdes aceptó a Cristo, y nos pusimos a su disposición personal como la iglesia misma de ayudarle en lo que fuera posible.  Como a los 3 días de conocerla y hablar con ella, sintió la necesidad de compartir la alegría de su salvación y de la nueva oportunidad de vivir en Cristo, y me dice: “-Pastor, tengo una amiga, que está pasando momentos terribles, ella está sufriendo por la pérdida de su hija de 17 años y se encuentra desconsolada, no quiere levantarse para trabajar, pasa sólo llorando, y esto y lo otro,, etc  y me dice, sería bueno que la fuéramos a ver. Y le pregunté de cómo es que había perdido su hija, y me contó que la habían asesinado en un microbús en Ereguayquín.  “Ah, dije dentro de mí, es la misma chica de la que habían hablado la semana pasada”. Ni lerdo ni perezoso me dispuse a ir a visitarla en compañía de la nueva miembro de la iglesia llamada Lourdes.   Ese mismo día nos apersonamos, después del servicio del miércoles, a la casa de la amiga  que  llama  Silvia. Era como las 8:30 PM, llegamos, tocamos la puerta y nos abrió un hombre como de 30 años, y nos hizo pasar adelante. Amablemente nos puso unas sillas de plástico, nos acomodamos y preguntamos por la amiga Silvia. -¡Ya viene! Dijo el hombre, que es el compañero de vida,  de forma muy amable, y nos ofreció café con pan dulce.
A los pocos segundo de nuestra pregunta, aparece Silvia con la mirada triste, y con un ánimo fatal. La abrazamos y le dimos gracias a Dios por haberla puesto en nuestro camino. Nos presentó a su familia, compuesta por su compañero de vida llamado Miguel A. y de sus dos hijos adolescentes, uno de 15 años llamado René y el otro Alexis, junto con otro niño, sobrino de ella pero que lo tiene a su cuido de 5 años y por último nos presentó a su hermano Cristóbal, que estaba postrado en una hamaca, enfermo de cirrosis, pues ya los médicos le habían desahuciado, que no tenía cura.   Su rostro para en ese entonces ya estaba diferente al como estaba cuando nos recibió. Se alegró de nuestra visita, se desahogó todo lo que sentía por dentro y oramos por ella. Al despedirnos de ella, preguntamos si tenían alguna petición especial y ella nos pidió orar por la salud de su hermano, que Dios hiciese el milagro de sanarle. Esta mujer tenía dos angustias: la de su hija fallecida y la de su hermano postrado en cama.  Esa misma noche Cristóbal acepto a Jesús, hizo la oración de fe convencido de que Dios le había dado la oportunidad de ser salvo.  Ni ella ni su compañero de vida habían aceptado a Jesús, pero decidimos esperar a otro momento para hacerles el llamado.
Pasaron dos semanas desde que la conocimos y seguimos visitando a esta familia. Y fue como al cuarto domingo que ella llegó a la iglesia  con toda su familia: su compañero de vida y sus hijos y su sobrino.  Ese domingo, en el culto de la tarde, ella aceptó a Jesús y las hermanas de la iglesia la recibieron con gozo.
Al siguiente día fui a platicar con los dos hijos jóvenes y me llevo la sorpresa de que tanto la hija que había fallecido junto con su hermano llamado Kevin habían aceptado a Jesús seis años atrás, en iglesia de la ciudad.  Lamentablemente, ellos dejaron de congregarse por razones personales pero nadie los buscó para discipularles, para preguntarles por su ausencia, etc, algo común en que caemos algunas iglesias.  Esta muchacha cayó en malos pasos al andar con amistades que no eran buenas fichas, eran de la mara X, y había comenzado a ser rebelde y caprichosa a la madre.  Aquella muchacha, había sido víctima de la violencia que azota este país.  Pero esa visita fue de mucha ganancia, pues el hijo de 13 años llamado Alexis, aceptó a Jesús como su Salvador.  Ambos jóvenes se comprometieron a recibir el discipulado y la madre los apoya en esto.  Ninguno de ellos han mostrado ser malcriado o hablar palabras soeces. La madre, por igual, no es una persona malcriada, tal como los perjuicios del hombre nos alimenta: que las mujeres del mercado son mal habladas, malcriadas,  envidiosas, etc.
Han pasado un mes y medio desde que los conocimos, y ahora puedo estar seguro de que lo que  el enemigo quiso destruir, sirvió ahora para levantar salvación en la madre y en el hermano de ella y en el tío. Tres almas han sido arrebatadas al enemigo en esa familia. Esa hija que murió violentamente, su muerte sirvió para  que la salvación llegara a sus familiares. Como la última palabra la tiene Dios, Cristobal, el tío de estos chicos murió hace dos semanas, pero la familia cree en la vida eterna con Jesús, ahora  sólo le pedimos a Dios y su Espíritu Santo a que nos dé la oportunidad de terminar de persuadir a toda la familia a que se congreguen a tiempo completo con nosotros.  Estamos seguros de Dios hará algo muy hermoso en esta familia, dándoles fortaleza, sueños cumplidos, pues los jóvenes quieren ser profesionales y saldrán adelante, TODA LA FAMILIA. Ele enmigo le pegó duro a nuestra hermana Silvia, pero más duro le pegado ella al enemigo al aceptar a Cristo, a buscarle su favor y su gracia.
DIOS ME PONE una carga especial por  estas dos  familias. Llevémoslas en oración para protegerla de todo ataque del enemigo y me pone carga por todas las amigas de Lourdes y de Silvia, pues Dios me ha revelado que en medio de ellas, de estas mujeres que se ganan la vida honradamente en el mercado hay un gran vacío  y sangran  en heridas de su pasado, pero ahora Dios me abre las puerta s en este tipo de trabajadoras, a través de dos almas para acercarnos con todo el favor de Dios, porque muchas otras van a venir a este lugar.  Ellas me cuentas que las otras amigas, que trabajan en el mercado les hacen chiste de esto y de lo otro relacionado a su fe que ahora profesan pero dentro de mí resuena aquella palabra: ASI ES DIOS DE BUENO, Y PARA SIEMPRE SU MISERICORDIA, que las que se burlan hoy de ellas, mañana serán las que estaremos bautizando para Cristo, por el poder de la Palabra.
Familias completas vendrán a Cristo, recuperando su identidad, el amor perdido, la cortesía, las sabias palabras.  Siga orando por nosotros y por todos los que quieran arrebatar las bendiciones del cielo.
Para terminar , quiero exaltar el nombre de Cristo y gozarme por la salvación que  ha llegado para quedarse en dos familias: la de mi hermana Lourdes y la de mi hermana Silvia. En ambas, el enemigo sembró minas de destrucción de llanto y de muerte, pero a la postre se ha convertido en victoria para Cristo, ya que tenemos la fe, la esperanza y la convicción de la Palabra de Dios, no regresará vacía al Padre Celestial. El testimonio de ellas, será como dice el libro de Apocalipsis 12:11: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.”  Este testimonio es arma poderosa para seguir venciendo las tretas del enemigo.  ESTAMOS ARMADOS para defendernos del enemigo y PROTEGIDOS DE MANERA SEGURA en Cristo Jesús.  DIOS TE BENDIGA. 
Pastor Roberto González.

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