Haciéndome Fuerte En Las Batallas
De La Vida.
Hebreos 11:32-34
11:32 ¿Y qué más digo?
Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté,
de David, así como de Samuel y de los profetas;
11:33 que por fe
conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de
leones,
11:34 apagaron fuegos
impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron
fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
Siempre no nos deja de sorprender la forma de cómo Dios
escoge personas para llevar a cabo sus propósitos divinos. Y es que tal
sorpresa se da cuando uno mismo, al leer estas historias de hombres que son
héroes de la FE ,
se da cuenta que ese héroe puedes ser tu mismo. Sí, ese hombre o mujer que
tiene miles de defectos, el que tiene muchos vicios, el que siempre ha dicho
que así nació y así será, etc. Quiero animarlo amigo lector, que se centre
en que lo que al autor está escribiendo en todo el capítulo 11 y se dará
cuenta que TODO LO RELACIONADO A LA FE , esa fe que se necesita en
todas las áreas de nuestras vidas está ahí plasmado y que conllevan actitudes
que acercan al hombre a ser un hombre especial ante los del mundo por el poder
de Dios en él. En este caso, a Barac lo ocupa para libertar al pueblo de Dio de
la opresión de un enemigo poderoso.
Le muestro ahora, un pequeño
bosquejo, para que si en algo se identifica en su vida personal, lo pueda
estudiar con detenimiento y ser el próximo héroe de la fe.
1.
¿Quiera era Barac?
Barac el hombre que
siguió a Dios. Barac significa que
se enciende para luchar contra una guerra encontra
el rey Jabín de Canaán. Barac era de la tribu de Neptalí, el Hijo de Abinoam un
Midianites. y 5o Juez de Israel a lo largo de lado Débora 1237-1198 a .C.
2. La realidad de los hechos de ese
momento(Puede ser tu realidad)
IMAGÍNESE usted frente
a frente con un batallón de soldados enemigos dotados de lo último en material
bélico y listos para emplearlo. En comparación, usted y sus compañeros se
hallan prácticamente indefensos.
Barac, Débora y 10.000
israelitas vivieron esta experiencia durante la época de los jueces de Israel.
Los cananeos, comandados por Sísara, componían el ejército enemigo.
Su armamento incluía carros de guerra con ruedas provistas de mortíferas
hoces de hierro. El escenario de la batalla fueron el monte Tabor y el
valle torrencial de Cisón. Lo que allí ocurrió pone de manifiesto que Barac fue
un hombre de fe ejemplar. Analicemos los sucesos que precedieron a este
enfrentamiento.
3.
Enfrentarse a esa realidad.
El
libro de Jueces habla de las repetidas ocasiones en las que los israelitas
abandonaron la adoración verdadera y de las nefastas consecuencias que esto
tuvo. En todos los casos, cuando suplicaban sinceramente la misericordia divina,
Dios nombraba un salvador que los libraba, pero ellos enseguida volvían a
rebelarse contra Él. Fieles a este patrón, “los hijos de Israel de nuevo
empezaron a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová ahora que estaba muerto
Ehúd”, un juez que los había liberado de la opresión moabita. De hecho,
“procedieron a escoger dioses nuevos”. ¿Cuál fue el resultado? “Jehová los
vendió en mano de Jabín el rey de Canaán, que reinaba en Hazor; y el jefe
de su ejército era Sísara [...]. Y los hijos de Israel empezaron a
clamar a Jehová, porque [Sísara] tenía novecientos carros de guerra con hoces
de hierro, y él mismo oprimió a los hijos de Israel con dureza durante veinte
años.” (Jueces
4:1-3; 5:8.)
Las
Escrituras describen la situación de Israel: “[En aquellos días] no había
tránsito en los senderos, y los viajantes de veredas viajaban por senderos
indirectos. Los moradores de la campiña abierta cesaron” (Jueces 5:6, 7).
Los israelitas vivían aterrorizados por los cananeos que merodeaban en carro
por los alrededores. “El miedo dominaba la vida del pueblo —dice cierto estudioso—;
parecía que toda la comunidad estaba paralizada e indefensa.” Por eso, como ya
habían hecho antes, los desalentados israelitas clamaron a Jehová en busca de
ayuda.
La gente se olvida de Dios, cuando
ya están en paz, cuando están en abundancia, cuando otros quehaceres, sean
estudios laicos u otras tareas. Aplique
esto para su propia vida, como en forma involuntaria se ha olvidado de honrar a
Dios, viniendo a la iglesia, cantando, orando, etc, todo lo que Dios le demande
en este lugar. Si hacemos esto nuestra manera de vivir, nos olvidamos por
completo y llegará el tiempo en que no nos importa si vamos o no vamos a orar,
a congregarnos.
4.
Recibimos el castigo
de lo que se le llaman las consecuencias del pecado.
Muchas veces el mismo Padre cierra
las puertas, no responde en el momento que nosotros lo necesitamos, su ira se
vuelve contra nosotros, y hace que el
devorador llegue establecer escasez, sufrimientos, derrotas, humillaciones
que nos doblegue el brazo.
5.
Dios siempre se
acuerda de su pueblo, a pesar de infidelidad
Vea. El Vers. 3 del cap. 4 de Jueces “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque
aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los
hijos de Israel por veinte años.”
En medio de la crisis nacional que atravesó
Israel bajo la opresión cananea, Dios usó a la profetisa Débora para dar a
conocer sus juicios y sus instrucciones. De este modo, Jehová le
concedió el privilegio de actuar, en sentido metafórico, como madre en Israel (Jueces 4:4; 5:7).
Débora
mandó llamar a Barac y le dijo: “¿No ha dado la orden Jehová el Dios
de Israel? ‘Ve, y tienes que desplegarte sobre el monte Tabor, y tienes
que llevar contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos
de Zabulón. Y ciertamente atraeré hacia
ti, al valle torrencial de Cisón, a Sísara el jefe del ejército de Jabín, y sus
carros de guerra y su muchedumbre, y verdaderamente lo daré en tu mano’” (Jueces 4:6, 7).
Con la pregunta “¿No ha dado la orden Jehová [...]?”, Débora dejó claro
que ella no era ninguna autoridad sobre Barac. Ella se limitó a intervenir
como el medio a través del cual se transmitía un mandato divino. ¿Cómo
reaccionó Barac?
“Si
tú vas conmigo —dijo Barac—, entonces ciertamente iré; pero si tú no vas
conmigo, no iré.” (Jueces 4:8.) ¿Por
qué era reacio Barac a aceptar la tarea que le encomendaba Dios? ¿Por cobardía?
¿Porque le faltaba confianza en las promesas divinas? De ningún modo.
Barac no rechazó la misión ni desobedeció a Jehová. Más bien, su
respuesta indicó que no se sentía capacitado para cumplir el mandato
divino por sí solo. La presencia de la representante de Dios le
garantizaría la guía divina y les infundiría confianza a él y a sus hombres.
Así pues, la condición que puso Barac no fue una señal de debilidad, sino
una muestra de su fe firme.
La reacción de Barac puede compararse a la de Moisés, Gedeón y
Jeremías, quienes tampoco confiaban en su capacidad para llevar a cabo las
comisiones divinas. Pero no por ello se les consideró menos fieles (Éxodo
3:11–4:17; 33:12-17; Jueces
6:11-22, 36-40; Jeremías
1:4-10). ¿Y qué se puede decir de la actitud de Débora? En vez
de intentar apoderarse del control, sirvió a Jehová con modestia. “Sin falta
iré contigo”, le respondió a Barac (Jueces
4:9). Estuvo dispuesta a dejar su hogar —un lugar mucho más seguro—
y acompañar a Barac a la inminente batalla. Débora también es un ejemplo de fe
y valor. Al buscar hacer el bien a su
pueblo, el llama a personas que ante sus ojos son capaces de hacer el mandado
que les delega. Por ello nunca diga no puedo.
¿Qué aprendemos de esta mención en la Biblia del nombre de Barac?
El
relato de Barac nos enseña importantes lecciones. Todo el que aparta de su vida
a Jehová acaba teniendo problemas y frustraciones. Sin embargo, acudir a Dios
con arrepentimiento y demostrar fe en él permite librarse de diversas clases de
opresión. También es necesario que cultivemos la obediencia. Incluso cuando
parece que las instrucciones de Dios no se ajustan a la lógica humana,
podemos estar seguros de que siempre nos reportan beneficios duraderos (Isaías 48:17, 18).
Barac puso “en fuga a los ejércitos de extranjeros” porque ejerció fe en Jehová
y siguió sus instrucciones (Hebreos 11:32-34).
La canción de Débora y Barac concluye con una nota conmovedora: “Así
perezcan todos tus enemigos, oh Jehová, y sean los que te aman como cuando el
sol sale en su poderío” (Jueces
5:31). ¡Qué ciertas serán estas
palabras cuando Jehová ponga fin al malvado mundo de Satanás!
DIOS NOS
BENDIGA A TODOS.
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