martes, 2 de diciembre de 2008

Dar con Generosidad Provoca la Abundancia de Dios

La Generosidad Provoca la Abundancia de Dios.

Juan 6: 1-9

Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de
Tiberíades). 2 Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que
hacía en los enfermos. 3 Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus
discípulos. 4 Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua.
5 Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le
dijo a Felipe:
—¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?
6 Esto lo dijo sólo para ponerlo a *prueba, porque él ya sabía lo que iba a
hacer.
7 —Ni con el salario de ocho meses367 podríamos comprar suficiente pan
para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.
8 Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo:
9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?


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¿Te imaginas la escena? Jesús vio una multitud de gente y quería hacer algo grande. Y cuando él quiere hacer algo grande utiliza pequeñas cosas de nosotros siempre y cuando lo demos con generosidad.
Pienso en el momento que Jesús se sensibiliza con la carga de las personas. Vio una gran multitud y le pregunta a uno de sus discípulos para ver que tanto ha aprendido a escuchar su voz. Le sugiere que trabaje en equipo con él. ¿Qué haremos?- le dice. No le dice que vas a hacer, sino ¿Qué haremos? La respuesta es equivocada porque Felipe le responde con la mente lógica, con la capacidad de hombre, la cual es finita. ¿Acaso él no le había dicho “donde vamos a comprar”? Sí él le hubiera contestado: ¡contigo todo lo podemos hacer! Él hubiera salido aprobado. Dice 2ª Timoteo 2:15 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Pues bien el tema central de lo que queremos atraer tu atención es la actitud de alguien que estaba fuera de escena, pero que comprendió o se sensibilizó con la necesidad que Jesús veía en ese momento. Era un muchacho, del cual podemos pensar:
a) Andrés lo vio que tenía esa bolsa con alimentos y se los pidió. Él lo dio todo sin presentar ningún reparo.
b) El mismo muchacho lo ofreció generosamente a Andrés de una manera espontánea.
Sea como haya sido la situación, este muchacho nos da la lección que hay que dar todo lo que uno tiene para el servicio de Dios.
Rescatamos también la idea de que él no tenía una mente contaminada como la de un adulto, pues pudiera haber pensado:
I. ¿De que serviría esto que traigo ante tanta gente? Una sola golondrina no hace verano.
II. Lo que traigo me ha tocado todo un día de trabajo. Lo puedo compartir, mitad para usted mitad para mí.
III. Mi familia me está esperando con estos alimentos, no te lo puedo dar.
IV. En mi nadie se fija, ¿porqué tengo que compartir?
El muchacho lo dio todo…generosamente y Jesús hizo la gran obra aquella tarde, con la participación de alguien que era “pequeño” ante los ojos de los discípulos, pero ante Dios, es el más grande. En el mundo de los niños, Dios hace maravillas, los ocupa a ellos para avergonzar a lo más grande, a lo más necio, por ello dice la 1ª. Carta a los Corintios:

27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29a fin de que nadie se jacte en su presencia.

Algunas veces ignoramos a los niños, no creemos en ellos; otras veces los despreciamos, los desvaloramos. Ciertamente son débiles en sus fuerzas físicas, pero son fuertes en su fe, son fuertes porque Jesús los ama.
Aprendamos a dar con generosidad nuestro tiempo, nuestro servicio, nuestros alimentos, nuestro techo. Para alguien seremos refugio, para alguien seremos la persona que los escucha, que los anima, que necesitaban para salir de abismo en donde estaban. Cuando llegues al cielo, Jesús te dirá: Me viste desnudo y me vestiste, me viste hambriento y me diste de comer, me viste oprimido, cargado y me liberaste.

Para terminar, déjame decirte mi testimonio que este domingo, en el servicio de la tarde, a mi congregación les predicaba de este tema y me salió del corazón comprometer a los hermanos que sí este tema los hubiera tocado el Espíritu Santo, que hiciéramos un pacto con Dios y que íbamos a sensibilizarnos con las necesidades de las personas que nos rodean en aquellas áreas de lo que Dios nos demanda.
Para mi caso, Dios me puso a prueba. En el mismo servicio, tuvimos la presencia en su primera visita al Templo de un anciano que le fue amputada un pie pues es diabético y teme por su otro pie que le pase lo mismo. Le dije a la congregación que lo abrazara y que le diera palabras de aliento y de fortaleza. El anciano rompió en llanto con cada abrazo que recibía.

Terminé el servicio, y con mis hijos me retiré a cenar en un restaurante cercano a la iglesia, pues tenía hambre.
Me senté y no se como, en un vistazo a mi alrededor vi a un caballero recostado en la pared del edificio con la cabeza cabizbaja. Sentí una carga por él y me dirigí hacia él. Le pregunté su nombre y le dije, siento que tienes una gran carga y Dios quiere ayudarte. Mudó su semblante y me contó que estaba en ese momento en una gran tribulación, producto de problemas con su esposa. Hablamos del Amor de Dios y entre tanto y tanto le ofrecí el plan de la salvación a lo que aceptó. Cuando terminamos de hacer la oración me comentó me siento aliviado, se me ha pasado la turbación que tenía y me confiesa: ¡había pensado en este momento, antes de que usted viniera, de quitarle la vida a mi esposa. Estaba decidido, pues cargaba un arma y su esposa estaba cenando también junto con su hija de 9 años en el restaurante, pero que habían peleado de tal forma que había explotado y pensó en hacer eso! Dios –le dije, tiene la última palabra y Dios te ama. Su rostro era diferente, estaba reluciente ahora. Nos despedimos con un abrazo fraternal.

Quizás había pasado 30 segundos de este encuentro cuando un niño llamado Arturo, miembro de la iglesia, llegó a preguntarme de su mamá, pues él, en el servicio de la tarde, no había llegado y no sabía si ella había ido a la iglesia. Al preguntarle el porqué de su pregunta, me dice: Acabo de llegar a la casa y está la luz encendida, el ventilador está funcionando y toco y toco y ella no me abre. Y empezó a llorar…. Temía lo peor, pues en la semana ella estaba padeciendo de ciertos malestares en su cabeza, que por cierto está operada en la misma producto de un tumor, y que ha sido declarada fuera de peligro. Le dije, vamos a localizarla, tranquilo, ya verás, y en efecto llamamos a su celular de ella(el niño no tenía teléfono para comunicarse) y resultaba que la mamá estaba de visita en la casa de una hermana de ella y que había dejado razones de su ausencia con otra persona y se los hiciera llegar a él. El niño sintió un gran alivio…..era su madre, a quien a tan temprana edad siente una gran carga cuando ella se enferma, pues producto de esa operación él ha pasado por momentos difíciles.

Luego después de haber cenado, me fui con mi hijo llamado Moisés a visitar a la hermana de la cual te expuse anteriormente, para ver al niño pero resulta que en la residencia donde vive tiene por vecinos a un expendio de aguardiente(cantina) y al llegar la puerta d su casa, me encuentro con una pareja(hombre y mujer que viven juntos) de alcohólicos perturbados con su situación. Hablé con la mujer, y me dice que necesita oración, que quiere ser liberada, pues no aguanta más, pues sufre una soledad tremenda, pues su marido con el que estaba casada había fallecido y había quedado viuda desde hace varios años, que estaba con este otro hombre pero que él toma y le había pasado ese vicio….Oramos por ella, por un largo rato….y en cada palabra que salía de mi boca ella lloraba como un niño. Al ratito también el nuevo marido de ella estaba llorando porque quería ese cambio…..oramos por los dos y les dije que los esperaba en la iglesia.
Me despedí de ellos y quizás no había caminado como diez metros cuando alcance a ver a un señor quien se llama Salomón y de quien me acuerdo muy bien porque los hermanos del Ministerio Musical Creación, en su visita que hicieron en El Salvador en el 2007, lo visitaron y le filmaron cuando le hablaban del amor de Cristo y del Plan de Salvación. Me reconoció e igual al platicar con él pude sentir su carga, y le hablamos nuevamente de Dios. Sus ojos se humedecieron y lloró, pues se sentía con una soledad tremenda. Iba hacia la cantina y oramos por él. Sonrió y nos despedimos con un fuerte abrazo quedando con él que le íbamos a visitar en esta semana.

Pero en ese momento ocurrió un encuentro donde pienso que fue mi prueba más fuerte de ese momento: Una persona estaba observándonos como a 8 metros, la cual gruñía de manera inusual. Me acerqué con mi hijo y pude ver en aquella persona una mirada de espanto, quería atacarme y reconocí en ese momento que estaba con malos espíritus en su interior. Recorrió en mi cierto escalofrío pero reaccionando en milésimas de segundos levanté mi mano derecha y le dije: En el nombre de Jesús te reprendo demonio, deja este hombre, estás vencido con la sangre de Jesús. Quiso atacarme, la persona era el doble de peso que mi persona y perfectamente me hubiera embestido y botado al suelo, pero Dios me respaldó, pues al acercarse a mí le tome de la cabeza con más fuerza y le dije: En el nombre de Jesús, es más fuerte él que está en mí que tú, espíritu del Diablo y tocándole por el cuello, la persona cayó a tierra y no se levantó. Quiso reaccionar, más nuevamente le reprendí en el nombre de Jesús y quedo como muerto en la mitad de la calle. Algunos trausentes se detuvieron y miraban aquello con expectación. Mi hijo de apenas 8 años, se sentía afligido y le dije que no temiera, que él y yo teníamos el Poder del Espíritu Santo y de Jesús mismo para derrotar enemigos y demonios. Se sintió en él la paz de Jesús y me miró y con sus ojos pude entender que ME AMABA.
En todo esto, a todos, incluyendo al endemoniado, le dije a Dios ten compasión de ellos Señor y gracias por hacerme sensible a las necesidades de tanta gente.
Caminé con mi hijo y nos reunimos con mi hija y nos dirigimos al parque de la ciudad pues mi hijo quería jugar un rato (y quizás para sobreponerse del susto) a lo cual accedí. Me acerque al parque, el cual estaba inundado de gente, pues acababan de celebrar un mitin de un partido político y además estaban jugando la final de un campeonato de fútbol rápido y en ese momento me dijo una voz: AUN NO HAS TERMINADO EN ESTA NOCHE….. y al recorrer mi vista vi a tanta gente pero no podía reconocer en específico a quien acercarme y decidí ver a mi hijo jugar con otros niños. Así estaba cuando alguien llegó con una bicicleta y me saludó. No le conocía pero él al parecer si me conocía y me dijo: Usted es pastor verdad, -sí le dije. Quisiera hablar con usted me dijo y vi nuevamente en él esa carga tan especial en aquellos que están agobiados. Parqueó su bicicleta y me empieza a preguntar de cómo yo había llegado a la ciudad y como fue que Dios me llamó al pastorado. Al responderle, me dijo, -ahora me toca mí, espero me ponga atención. Lo escuché por 15 minutos o más y me di cuenta de su necesidad, de su soledad, de su problema de alcohol y de su retirada de la iglesia producto de un matrimonio con una persona incrédula, con quien ya está divorciado pero que procreó 3 hijos. Al hablarle de que Jesús le sigue esperando con sus brazos abiertos, también se le humedecieron los ojos y le dí un fuerte abrazo. Quedó de llegar a la iglesia y quedamos de ir a visitarlo en esta semana. Al rato regresa con otro amigo y me dice: el domingo llego con él. Le acabo de hablar de Dios. Sólo le sonreí y le dije AHÍ TE ESPERO.
En todo esto, recibí muchos abrazos, sólo de aquella persona que estaba endemoniada no lo recibí porque quedó como dormida en la calle, pero ciertamente, Dios me puso a prueba de mi fe, de mi generosidad con aquellos necesitados. En términos de 3 horas, hubo tanto movimiento en las personas, y pienso que no termina ahí, pero pienso que si todos nos preocupáramos de dedicarle el tiempo generoso a los necesitados, Dios nos respalda y curaríamos tantas heridas.
Procure dar todo de usted al servicio de Dios sin cuestionar hora, lugar, finanzas, etc. Con pequeñas cosas DIOS puede hacer una gran labor en la vida de tantas personas necesitadas.

DIOS LES BENDIGA.




































Te presento algunas fotos donde me he dado la tarea de visitar a los niños más desprotegidos de la ciudad:

Visitando con mi hijo Moisés (el de camisa celeste) a un niño que necesita refuerzo escolar y cariño familiar:









El es Luis Ernesto, niño de 10 años que no pasó 2º grado, pues tiene serios problemas de aprendizaje, pero es debido a un bloqeo mental por separación de su madre con su papá. Él ama mucho a su padre y le ha afectado esta separación desde hace 2 años.

























Este 26 de noviembre marchamos con algunos niños de la iglesia en las calles de la ciudad de Usulután promoviendo el mensaje de salvación.









El domingo 23 ganamos a Romeo Segovia para Cristo y ese mismo día vino a la iglesia. Hoy domingo 30 apareció nuevamente y se le incorporó al ministerio “La Roca” donde grupo de jóvenes quieren caminar con Jesús. Uno de los líderes de este grupo es nuestro colaborador Ronald González.





Este pequeño pero grande ante Dios, se llama Edwin Emmanuel, de 1 año recién cumplido. En fecha 16 de noviembre fue hospitalizado con diagnóstico de NEUMONIA y de paro respiratorio. La iglesia oró por él y en fecha 23 del corriente mes ya lo teníamos nuevamente en la iglesia. Es hijo de un buen amigo y de Mayra de Díaz a quien le encomendamos a Dios para que le cubra en todas sus necesidades.









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