lunes, 20 de junio de 2016

DI LA PALABRA...

Una Palabra...

Había un hombre, militar de profesión, acostumbrado a dar órdenes y a recibir pero lo interesante es que era Sensible al dolor humano. Tenía él un criado, un servidor, un mayordomo, lo que usted se pueda imaginar que enfermó de gravedad y este militar había oído de grandes maravillas que un tal Jesús de Nazareth hacía con los enfermos: los sanaba no importando su origen ni su condición
La Biblia no dice el nombre del personaje, sólo dice que era un centurión romano, que lo dejó maravillado la fe con que miraba a Jesús, pues le pidió sanidad para su siervo y confesando su relación con Dios dijo: -No soy digno que entres en mi casa pero UNA PALABRA TUYA bastará para sanarle Mateo 8:8
El mundo de hoy conoce de un tal Jesús que murió y resucitó pero no le creen sus palabras, el hombre de hoy ha perdido sensibilidad en su corazón; ha llegado a pensar de que mientras no le pasa nada a él y a su familia, ll que pase a su alrededor no le interesa. Vemos cuadros terribles de enfermedades terminales, de cuadros de masacres en todos lados del mundo, cuadros desbastadores de la factura que pasa la naturaleza por la deforestación, por la mala administración de los recursos que él nos dió y el mundo, el hombre en su gran mayoría no busca a aquel que TODO LO SANA.
Por ello me pone Dios en mi corazón levantar una oración primeramente por los de nuestra familia en la FE , que están enfermos y con un cuadro clínico devastador. Y también levantar una oración por aquellos hombres y mujeres que no conocen Dios, que teniendo un patrono, esposa o esposo, hijos, parientes, su vida es como si no los tuviese, no se preocupan por él y viven en soledad tremenda pena de dolor físico y espiritual.  DI LA PALABRA me dice Jesús porque he puesto mis palabras en tu boca: que todo aquel que tiene cáncer, que todo aquel que tiene insuficiencia renal, que todo aquel que tiene problemas con la tiroides, que todo aquel que tiene problemas con el corazón: SON SANADOS por las llagas de Jesús en La Cruz Del Calvario.
El centurión no quiso que Jesús fuera a su casa por no ser digno dijo, pero usted y yo hemos sido justificados por la sangre de Cristo y hemos oído y visto lo que La Palabra hace en medio de nosotros. Invite a Jesús a que entré a su casa y sane todo  dolor en medio de aquellos seres amados por usted.
"Pero el centurión respondió y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra y mi criado quedará sano."
Mt 8:8 LBLA


No hay comentarios: