jueves, 25 de septiembre de 2014

QUITÁNDONOS LA MUGRE QUE NOS OPACA



QUITÁNDONOS LA MUGRE QUE NOS OPACA
Quita las escorias de la plata,  Y saldrá alhaja al fundidor.  Prov.  25:4


Todos, creo, hemos tenido alguna vez una prenda de oro, sea anillo, una gargantilla, pulsera o cadena y dependiendo del kilataje así será su brillo.  Con el uso en nuestro cuerpo hemos visto que

tiende a opacarse, pero una limpieza con algún líquido removedor de suciedad queda otra vez con ese brillo especial. Ahora bien, algunas pulseras, dependiendo de su grosor, guardan en sus eslabones suciedad que es difícil de sacar con este removedor y con el tiempo se forma una pequeña costra negra que aunque le saquemos brillo en sus eslabones, esta suciedad permanece como escondida. ¿Cuándo es que se puede librar esta prenda de esta suciedad?   ¡Cuando la prenda se pasa por el fuego o se funde nuevamente en manos del orfebrero y el metal se convierte en líquido, pero la suciedad que tenía la prende sale a flote y es ahí donde el artesano quita la mugre y aquel líquido queda puro.
Así es también en nuestras vidas.  Dios nos da el poder y la sabiduría si todos la sabemos pedir.  Dice el apóstol Santiago 1:5: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”  Por ello entonces, hay momentos en que tenemos que discernir que hay algo que nos está opacando, quizás una mala amistad, una mala relación, una mal hábito, un mal carácter, un vicio, una mala actitud, una mala práctica. Con nuestro Señor Jesucristo, salimos y andamos, pero algunas veces nos distinguen mal por esas malas compañías o malas actitudes.  De ahí que el Dios de Israel nos hace la exhortación a que hagamos ese balance en nuestro diario vivir y saber si andamos con un sobrepeso, ese sobrepeso de pecado nos hace ver mal.  Así que nos tenemos que despojar de ello y será olor grato a Dios. De lo contrario, Dios se encargará de pasarnos por el fuego y quitarnos, a su manera, esa mugre. En el libro de Amós encontramos esta advertencia a su pueblo Israel: “Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más.” Amos 7:8  Hoy es el momento de emplear esa sabiduría y decir: HOY VOY A CAMBIAR, dejando esa mala compañía que influencia a hacer lo malo, hoy voy a dejar de ser irresponsable, mentiroso, etc. Te animo en este día a brillar con ese brillo de Cristo, quitándonos todo  pecado, delito o falta que nos hace opacar.  No le demos ventaja al enemigo. Bendiciones para todos.  Un abrazo fraternal.

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