miércoles, 26 de noviembre de 2014

MEDITAR EN LA PALABRA DE DIOS


Génesis 24:63-67
24:63 Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. 
24:64 Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; 
24:65 porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. 
24:66 Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. 
24:67 Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.


Nunca dejes de meditar en La Palabra de Dios, y especialmente que les enseñes a tus hijos. Deut. 6:7 dice: “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.“   Ese hábito, que aunado a la pasión de ser un hijo de Dios te lleva a obtener buenas bendiciones. Así le pasó a Isaac, salió al campo a reflexionar en aquellas cosas del espíritu y Dios y Dios no se hizo esperar en enviarle lo que sería su bendición. Él vio los camellos, pero en los camellos venía su bendición.  Todo aquel que medita de día y de noche, en La Palabra y en Jesús,  tiene garantizado su bendición.  

Dice Josué 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”  
Asegura tú también la bendición de tu casa, de tu trabajo, de tu hogar, de tu grupo meditando en La Palabra de Dios y enseñe a aquellos que están alrededor de usted que Dios es bueno y recompensador en gran manera.  

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