jueves, 15 de septiembre de 2011

AUTORIDAD


Predicado por el pastor Roberto González 31-07-11
 
AUTORIDAD 
Romanos 13:1-3
13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 
13:2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 
13:3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella


 

SIGNIFICADO IMPORTANTE
AUTORIDAD: Según la Palabra, es la envestidura que adquiere una persona que ha recibido un poder de alguien más.
Vienen a mi mente aquellos días  de niño cuando  tenía 7 años. Vivía en un cantón de montaña, frío porque cultivaban el cafeto y pedregoso por donde quiera.  Era la época de los 70 y vida rutinaria era ir a la escuela del pueblo, -quedaba como 8 kms de distancia-  para luego venir a la casa a hacer los quehaceres de la casa: ir a traer agua montaña arriba, de barato unos 3 viajes, luego si había tiempo ir a traer leña a las fincas cercanas, barrer, lavar los pocos platos que se tenían de loza, y en ocasiones quitarle algunas canas a mi madre. Había ocasiones en que llegaba cansado, quizás sin una buena alimentación, y andaba de mal humor. Mi carácter desde pequeño era muy enojado por cualquier cosa y era muy rebelde,  por ende me iba mal sobre todo con mi madre llamada Fidelina González de Jiménez, pues me disciplinaba con vara de la buena. Cuando me castigaba recio, yo y mi bocota le decía: máteme, para que me tuvo, etc.  Y más me daba de palitos. 
Una tía que vivía cerca de donde nosotros, veía la disciplina que  mi madre me daba y  pienso yo, no se daba cuenta de lo terrible que yo era, y me decía mi tía: es que no te quieren, por eso te disciplinan de esa manera….hasta que un día me confesó: ELLA NO ES TU MADRE, NI ÉL ES TU PADRE, eres sobrino de ella, por eso no te quieren.
Me fastidió tanto esa confesión que de ahí en adelante, mi excusa para no hacer esto o lo otro era que yo era un arrimado, un adoptado, y que por ello, sólo a mí me mandaban a hacer esto, a hacer lo otro, etc sin dimensionar lo que realmente los demás de la casa hacían por mí. A mis 12 años abandoné a esta familia y con el tiempo, mis padres, los que me criaron murieron y créanme, que  si los dos estuvieran vivos, ¡cómo no me gustaría abrazarlos, decirles lo mucho que se les agradece por lo que hicieron por mí!
Traigo a cuenta esta parte de mi vida, porque ciertamente la Biblia nos enseña que “Mi pueblo perece por falta de conocimiento” Oseas 4:6
Y es que mi hermana y yo (éramos 2 hermanos) habíamos sido encomendados por nuestra abuela materna a la hermana de ella, llamada Fidelina González, la cual nos tomó por hijos y nadie nos educó al respecto. Mi abuela había delegado en su hermana la autoridad para educarnos, criarnos, cuidarnos, etc. Y quiérase o no me debía de someter y obedecer a la autoridad de ella, por:
1.       Que eran mis tutores delegados por mi abuela
2.      Porque debía de obedecer a quienes me amaban
3.      Por obediencia a Dios.
Muchas veces me resistí a su autoridad y vaya que si me valió penurias para mi vida de ese entonces.
Ahora bien, aunque la obediencia y la sumisión parecieran ser sinónimos, son distintos. Algunas veces entendemos que por la posición que tenemos, no debemos de someternos a las autoridades que tenemos, inclusive a las que nosotros mismos hemos puesto en nuestro negocio o empresa. Debiésemos de dar el ejemplo, a la autoridad delegada, incluyendo  a las que nosotros levantamos.
Jesús se sometió a la autoridad que tenía Juan El Bautista acá en la tierra al pasar por las aguas del Jordán para empezar su ministerio.  Se sometió a Pilato, al ir a su tribunal, siendo él el Señor de señores y sin haber cometido falta alguna….Juan 19:11 dice “Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. 
 Si yo como pastor, soy invitado a otra iglesia o algún evento en especial, sea eclesiástico o secular, me debo de someter a las indicaciones que digan mis anfitriones, en donde ellos me indiquen me he de sentarme, lo que me den de comer, he de aceptarlo con la humildad y sencillez de corazón, no con altivez y orgullo.  Algunos hermanos dentro de mi congregación, no se someten a la autoridad del ujiere o servidor que está indicándole donde deben de sentarse o por donde deben de entrar. Lo hacen por donde ellos así lo consideran conveniente.
En versículo 3 de nuestra lectura, nos dice: “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien”  Años atrás me enojaba que me hicieran señal de alto la Policía de Tránsito, y decía dentro de mi mismo: policía detienen al bueno, y no al malo, que tenía prisa, que no servían para nada y aunque andaba mis documentos en regla, se los daba de mala gana.   Pero ciertamente, no debería de haber tenido temor o enfado alguno, pues es para mi misma seguridad
 
Terminamos esta reflexión, exhortando a todo nuestros amigos y hermanos lectores que debemos de respetar a aquellas autoridades que tenemos tanto locales, municipales, como a nivel de país. Las mismas personas a quienes usted respeta como autoridad, luego le alaban entre los demás congéneres. Y aunque el fin, el objetivo de someterse no es buscar favores, ellos te toman en cuenta para muchas cosas. Como iglesia, asistimos a las convocatorias que nos hace el alcalde de la ciudad, no importando de que ideología política tenga. Nos sometemos a su convocatoria, oímos y escuchamos, exponemos nuestros puntos de vista y nos ponemos al servicio de la comunidad, pues ese es nuestro legado de servir a otros. “Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Fil. 2:7)”

Oración:  Amado Padre Celestial, gracias te damos por tu palabra que nos enseña, que nos edifica. Ayúdanos a ser sumisos ante nuestras autoridades, respetarlas y obedecer así como Jesús nuestro Salvador nos enseñó. Pedimos siempre interceder y orar por aquellas personas que están como nuestro jefe, nuestro alcalde, ministro o presidente de nuestro país.  Gracias te damos por ayudarnos a ser prosperados en nuestra alma. En el nombre de Jesús, amén.



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