lunes, 13 de diciembre de 2010

LA BENDICIÓN DE PERDONAR A UN HERMANO


LA BENDICIÓN DE PERDONAR A UN HERMANO
Mateo 18:15-20 NVI
15 »Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si
Te hace caso, has ganado a tu hermano.
16 Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos”.
17 Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a
la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado.
18 »Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en
el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 »Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo
sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo.
20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.
 


Según la Biblia, Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliación (2ª. Cor. 5:18) una acción que algunas veces nos da dolores de cabeza por no acatar fielmente lo que Dios nos ordena. Y es que de la misma manera como Jesús nos reconcilió con Dios, nuestro Padre Celestial, también él desea que sepamos perdonar a un hermano de la familia de Dios o en su defecto a uno de sangre o mas allá de nuestra familia, a un desconocido.
En el colegio de Teología aprendí que sin un versículo de la Biblia nos habla de una manera y en el mismo capítulo, o en otro libro de ella  nos habla de la misma manera, entonces podemos decir que es “doctrina”   y no hay vuelta de hoja como dicen en mi pueblo.
El perdonar es un acto de valentía, porque muchas veces han transgredido nuestros derechos o privilegios, pero aún así la Biblia nos dice que debemos de pasar por alto la ofensa y no detenernos en alegatos, palabrerías o en acciones de revanchismo o de violencia.

En el texto en que hemos basado este mensaje habla de algo importante: ¡Tú hermano! y la falta que éste te pueda hacer y de cómo te llama a reconciliarte con él.  El asunto es que debes de hacer esta acción lo más pronto posible y no esperar a que el otro que ha hecho la falta reconozca su error y se vuelva hacia ti.  Pero Jesús también va más allá: Si otra persona que no es tu hermano en Cristo, te hace algún mal no debes de pagarle con la misma moneda o manera sino más bien haciendo lo contrario: haciéndole un bien. En el mismo libro de Mateo 5: 39-41 encontramos lo siguiente:
Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.  Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la  camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.”
O sea que si un desconocido nos maltrata, nos abochorna, nos humilla, no debemos de  procurarle un mal por lo que nos ha hecho sino que hay que demostrarle que podemos superar todo maltrato o problema y en el transcurso del momento de esa ofensa  ganarle a Cristo con una buena actitud.

Ahora bien, el centro de nuestro mensaje es que si tú superas la crisis de enojo o de malestar con tu hermano o con algún desconocido y llega  el momento de necesidad  pedir por un milagro sobrenatural o de cualquier cosa que se te ocurra pedir, debes de buscar ponerte de acuerdo con otro o con más personas y que mejor que con aquel con quien tuviste diferencias alguna vez, con aquel que te ofendió, con aquel que te robó, te defraudó, te traicionó, etc  y tú buscaste la reconciliación, y que ahora que vas a pedir junto con él o con ella la bendición de un milagro para tu vida ¿No te parece BELLO?  Por supuesto que sí. Porque nuestro Padre ve la dulzura con la que tu corazón le está pidiendo a Él, al igual que el otro, y dice: les será concedida por mi Padre que está en el cielo  
Te cuento algo: Hace unos días vino un muchacho a mí pidiéndome ayuda porque lo querían matar por el tipo de vida que lleva. Este muchacho lo conozco desde hace 7 años, desde que era niño, pero nunca quiso nada con Dios. Desde pequeño aprendió a robar, a beber alcohol y a fumar droga. Ese día que vino a mí era de madrugada y accedí a darle alojamiento mientras pasaba la bulla o esa acción que decía él que querían hacer con él. Por una diligencia en mi trabajo con los niños, tuve que salir de la casa y dejarle solo, tomando precaución de dejar bajo llave aquellas cosas de valor. Sin embargo un colaborador mío quiso venir a mi casa a hacer una tarea y se encontró con este muchacho y mi colaborador salió a buscar comida y dejó abierta la habitación donde había guardado aquellas cosas importantes. Cuando regresé, recordando que a mi colaborador no le había dado instrucciones de cómo manejar esta situación, vi que mi Laptop no estaba en el lugar donde la había dejado y supuse que él la había tomado y me centré en ese artículo y me olvide de otras cosas importantes que había dejado. Él lo negaba, que no la había agarrado él, y así pasamos un buen momento, y llegué a decirle que ese era el último momento de que yo le ayudaba y que ya no volviera a contar conmigo para un caso similar en el futuro. Al final de ese momento, él me dijo donde la había escondido y bueno, alegre por que la había hallado, lo dejé irse sin revisarle su maleta. A la semana siguiente mi hijo me preguntaba por su Play Station que alguna vez se lo compré con un esfuerzo de trabajo que tuve en los Estados Unidos, pues no estaba. Lo busqué sin éxito alguno. Busqué en ese momento un aparato celular que mi esposa me había traído también de Estados Unidos y no la hallé, una cámara digital que aunque ya no funcionaba,  se podía haber arreglado, tampoco estaba. Bueno en conclusión, estos objetos se lo había llevado este muchacho. Me dolió en el alma este suceso, pues decía yo en mi interior que este problema no se lo iba a pasar por alto y que ya no volviera a saber de él. Sin embargo predicando este mismo mensaje a la congregación vino a mi esta palabra: Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal (Mateo 5: 39) Esto me desarmó por completo cualquier otro pensamiento que se me ocurriere en el futuro, pues este muchacho aún anda por ahí y debo de procurar hacerle bien cuando se presente la oportunidad. Y no sólo con él sino con todos aquellos que alguna vez se han levantado contra mí, ¡linda esta palabra! pues de esa manera estamos haciendo lo que Jesús nos dijo en el texto que acabamos de estudiar.
Maravilloso es perdonar, maravilloso es amar a quien en un momento nos traicionó, es el ejemplo que Jesús nos da cuando restaura a Pedro de su traición al negarle tres veces y no estar junto a la cruz en el momento crítico de su muerte, pero llega el momento en donde Jesús le dice: Pedro ¿me amas?  Y le encarga a todos aquellos que creen en él. ¿Lo hicieras tú?  Espero que sí.
Oración:
Deseo con toda el alma que Dios me ha dado que las peticiones de tu corazón, especialmente en esta navidad se te hagan realidad, pero sobre todo que sepas pasar por alto la ofensa, que no le des cabida al rencor o al resentimiento y que puedas superar cualquier mala actitud del pasado y te puedas acercar a aquel que te ofendió y superar todo malestar y que en esta navidad puedas tener a un hermano en Cristo o familiar reconciliado o a una persona que aunque no forme parte de tu círculo de amigos, esté  orando para que Dios te de la bendición de cualquier cosa que estés necesitando. DIOS TE AMA Y YO TAMBIEN. BENDICIONES.

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