HORMIGAS
AL CUIDADO DE UN GIGANTE
Hebreos
2:1-3
2:1 Por tanto, es necesario que
con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos
deslicemos.
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
Ciertamente
la Biblia nos
indica que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Escuchar
una y otra vez la misma cantaleta(el regaño, la amonestación, la forma de
expresarse), para algunos aburre, pero no tarda el día en que esta consejo es
codiciado o valorado en gran manera. Así también creo firmemente que aquella
persona que escucha constantemente una palabra buena, que aunque no le ponga
atención, tarde o temprano resulta como aquella gota de agua que cae en la
roca: al final le hace un pequeño hoyo. Este sermón lo preparé en la tarde del
día miércoles, en donde un pensamiento del trono de de Dios me dice: dile a mi
pueblo del Tránsito “hormigas”. Me quedé
pensando e el porqué de ese término, cuando una vez más me vuelve sonar la
respuesta: “Porque así nos vemos delante de los ojos de Dios”, seres tan
pequeños en su finita figura comparada con la infinita presencia del Dios
todopoderoso, pero que aún así, el nos cuida, nos protege y nos aprovisiona.
A las
hormigas, las alaba la Palabra
por ser diligentes. Veamos lo que dice Proverbios 30:25 “Las hormigas, pueblo no
fuerte, Y en el verano preparan
su comida; ”
Prov. 6:6 Nos
dice: “Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio; ”
Pero una
población de hormigas, por muy numerosa que sea, por muy sabias que sean, que
pueden hacer con una inundación, con un terremoto. ¡Nada pueden hacer! perecen
sin gloria de nadie. Más sin embargo me dice que le hable al Pueblo de mi
iglesia a que estén atentos a esta palabra, porque no es de muerte sino de
vida, porque aún cuando tenemos aquellas faltas que marcan nuestras vidas, Dios
está como poderoso gigante al cuidado nuestro. Nos ha cableado para ser sabios,
más algunas veces nos negamos a llegar a serlo.
Y me llevó a
este pasaje de Hebreos, en donde ciertamente nos pone a pensar que las cosas
del Reino de Dios debemos de tomarlas en serio y no como un juego como algunos
lo toman. Entiendo la posición de
algunas personas cuando dicen: “¡-mire, no puedo aceptar a Cristo porque Dios
no es un juego! Y Exactamente, Dios no es un juego, donde podamos pasar el
tiempo, sino que es una fortaleza en donde debemos de permanecer siempre.
Por ello te
traigo estos puntos para que los tomes en cuenta:
1. Atienda con prontitud
las indicaciones de La
Palabra.
El término diligente quiere decir:
“Cuidadoso, exacto y activo. Pronto, ligero en el obrar.” En la cuenta que
tenemos cada uno con Dios, nos beneficia todas aquellas cosas que hemos hecho
creyendo por fé, declarando lo que no vemos como si lo viéramos. Nos beneficia
que hayamos servido como esclavos en el ministerio de la iglesia. Nos beneficia
las obras de misericordia que hayamos hecho con nuestro hermano o amigo. No podemos decir que no caeremos en alguna
trampa, que no seremos zarandeados, que no seremos asaltados, que no seremos
atribulados, pero aún así, tenemos a un Gigante que nos cuida y de alguna
manera todas aquellas acciones que hicimos buenas, todas tienen su recompensa.
Muchas personas llevan bastante tiempo de
ser “creyentes” y no se han bautizado, a pesar de que han oído de que el
bautismo no quita pecados.
Muchas personas no han ganado un alma para
Cristo porque dicen que tienen pena de hablarles a la gente.
Muchas personas no diezman en la iglesia,
a pesar de que han oído una y otra vez la enseñanza que Dios no se queda con
nada de lo que suyo, que todo te lo devuelve.
Muchas personas no quieren a sus propios
hijos, aún sabiendo que es la herencia de Jehová.
Muchas personas se niegan a perdonarse a
sí mismo de aquellas cosas que han hecho, porque no conciben que Dios les ha
permitido pasar por esa prueba para un propósito.
Muchas personas no han perdonado a otros y
le echan la culpa a los demás en vez de reconocer que siempre la culpa empieza
en uno mismo. Dicen “que te perdone
Dios, porque yo no puedo.
Todo esto no se hace por no ser
diligentes, por tomar superficialmente todo lo que se le enseña domingo a
domingo.
2. Tenga temor de Dios
, porque que se le puede agotar su
paciencia
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios 1:7)
Cuantas personas no hemos sido salvados
del fuego eterno, pero aún más, Dios nos ha regalado la oportunidad de salir de
una gran crisis o de algún problema
financiero, o problema de salud.
Muchos descuidamos nuestra salvación(en
donde va implícito la sanidad, la prosperidad) porque aún decimos mentiras ya
planificadas, nos contaminamos con cualquier persona que pueda satisfacer
nuestros deseos carnales, caemos presos de nuestras pasiones juveniles o no
importando la edad, caemos en ello.
Tomamos a ligera el compromiso que le
hicimos en el altar y hacemos lo que bien nos parece y no lo que Dios ordena.
Se nos olvidó de que somos hormigas, que fácilmente podremos ser pisoteados,
desgajados de la buena mata.
En el capítulo 17 del versículo 12 en
adelante encontramos a 10 leprosos que fueron sanados. A nueve leprosos se les olvidó de que seguían siendo
hombres y que podrían volverse a enfermar, pero no atendieron a aquella figura
paternal y soberana que los esperaba agradecidos. Sólo uno atendió con
diligencia esa sanidad, pues aunque ciertamente la familia lo esperaba, podía
llegar más tarde con promesa y con Dios, pero no con las manos vacías, no con
una sanidad pasajera, sino con una sanidad asegurada por la mano de Dios.
3. Somos como hormigas
salvadas de una inundación
Salmos 8: 3-4
Cuando veo
tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
La luna y las estrellas que tú formaste,
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
Pero aún siendo como hormigas ante la
majestad de Dios, él te dice, que tiene cuidado de ti. Cualquiera no se fija en
las hormigas, no le importa lo que les pasa.
Yo mismo como persona he tenido que destruir hormigueros en mi jardín
porque pican fuerte, destruyen el terreno con tanto hoyo, etc. Pero Dios me
tiene un cuidado tan grande como para que me sienta orgulloso de lo que tengo a
mi alcance, que es la salvación que me ha dado.
Por ello mi amigo, no deje de congregarse,
no descuide ese privilegio que le han dado, que quizás es recoger basura, ese
es un puesto muy valioso ante los ojos de Dios.
A principios del año pasado Dios rescató a
una pareja y los restauró y los trajo a
la iglesia. El esposo fue asesinado y quedó sola. Fuimos durante todo ese
tiempo hasta hace unos meses atrás su familia. Dios le sanó de los pies, le
protegió, le dio de comer, pero por una
mala influencia de otro hermano, ella dejó de congregarse con nosotros. Al
preguntársele de porque no ha legado a la iglesia, su respuesta me da mucho
dolor, pues dice “estaba como esclava” haciendo limpieza. Resiente que sólo a
ella le haya tocado barrer o trapear algunas áreas de la iglesia. Descuidó su
salvación por anteponer su orgullo, su dignidad, etc. por escuchar consejos
traicioneros.
Por ello te exhortamos a que recuerda de
que estamos hecho y de lo frágil que somos. Hoy puedo estar con dinero mañana
ya no. Hoy podemos estar con gozo por un gran partido de fútbol y descuidamos a
la enseñanza que Dios tenía preparado para mí. Hoy podemos estar diciendo que
Dios es amor, que te perdona, etc. Y ciertamente te persona, pero se le agota
su paciencia y te da grandes lecciones que no quisieras que ni a tu peor
enemigo le pase.
Declaramos que aunque ciertamente somos
como hormigas, ello nos da la oportunidad de hallar gracia ante los ojos de
Dios. Asista a su iglesia, bautícese,
sirva, diezme, llegue temprano a la iglesia, abrace a los niños, que en ellos
se refleja el amor de Cristo, asista a vigilias, ayune, ore de día y de noche,
cante alabanzas, cante cánticos espirituales, abra su boca como mínimo para
agradecer a Dios por sus bondades, sonría a cualquier extraño, que sepa que hay
en usted un gigante que lo cuida y le ama. Dios te bendiga.
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