miércoles, 3 de octubre de 2012

HORMIGAS AL CUIDADO DE UN GIGANTE



HORMIGAS AL CUIDADO DE UN GIGANTE
Hebreos 2:1-3
2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 


Ciertamente la Biblia nos indica que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Escuchar una y otra vez la misma cantaleta(el regaño, la amonestación, la forma de expresarse), para algunos aburre, pero no tarda el día en que esta consejo es codiciado o valorado en gran manera. Así también creo firmemente que aquella persona que escucha constantemente una palabra buena, que aunque no le ponga atención, tarde o temprano resulta como aquella gota de agua que cae en la roca: al final le hace un pequeño hoyo. Este sermón lo preparé en la tarde del día miércoles, en donde un pensamiento del trono de de Dios me dice: dile a mi pueblo del Tránsito “hormigas”.  Me quedé pensando e el porqué de ese término, cuando una vez más me vuelve sonar la respuesta: “Porque así nos vemos delante de los ojos de Dios”, seres tan pequeños en su finita figura comparada con la infinita presencia del Dios todopoderoso, pero que aún así, el nos cuida, nos protege y nos aprovisiona.
A las hormigas, las alaba la Palabra por ser diligentes. Veamos lo que dice Proverbios 30:25 “Las hormigas, pueblo no fuerte,  Y en el verano preparan su comida; 
Prov. 6:6 Nos dice: “Ve a la hormiga, oh perezoso,  Mira sus caminos, y sé sabio; ”
Pero una población de hormigas, por muy numerosa que sea, por muy sabias que sean, que pueden hacer con una inundación, con un terremoto. ¡Nada pueden hacer! perecen sin gloria de nadie. Más sin embargo me dice que le hable al Pueblo de mi iglesia a que estén atentos a esta palabra, porque no es de muerte sino de vida, porque aún cuando tenemos aquellas faltas que marcan nuestras vidas, Dios está como poderoso gigante al cuidado nuestro. Nos ha cableado para ser sabios, más algunas veces nos negamos a llegar a serlo.
Y me llevó a este pasaje de Hebreos, en donde ciertamente nos pone a pensar que las cosas del Reino de Dios debemos de tomarlas en serio y no como un juego como algunos lo toman.   Entiendo la posición de algunas personas cuando dicen: “¡-mire, no puedo aceptar a Cristo porque Dios no es un juego! Y Exactamente, Dios no es un juego, donde podamos pasar el tiempo, sino que es una fortaleza en donde debemos de permanecer siempre.
Por ello te traigo estos puntos para que los tomes en cuenta:
1.    Atienda con prontitud las indicaciones de La Palabra. 
El término diligente quiere decir: “Cuidadoso, exacto y activo. Pronto, ligero en el obrar.” En la cuenta que tenemos cada uno con Dios, nos beneficia todas aquellas cosas que hemos hecho creyendo por fé, declarando lo que no vemos como si lo viéramos. Nos beneficia que hayamos servido como esclavos en el ministerio de la iglesia. Nos beneficia las obras de misericordia que hayamos hecho con nuestro hermano o amigo.  No podemos decir que no caeremos en alguna trampa, que no seremos zarandeados, que no seremos asaltados, que no seremos atribulados, pero aún así, tenemos a un Gigante que nos cuida y de alguna manera todas aquellas acciones que hicimos buenas, todas tienen su recompensa.
Muchas personas llevan bastante tiempo de ser “creyentes” y no se han bautizado, a pesar de que han oído de que el bautismo no quita pecados.
Muchas personas no han ganado un alma para Cristo porque dicen que tienen pena de hablarles a la gente.
Muchas personas no diezman en la iglesia, a pesar de que han oído una y otra vez la enseñanza que Dios no se queda con nada de lo que suyo, que todo te lo devuelve.
Muchas personas no quieren a sus propios hijos, aún sabiendo que es la herencia de Jehová.
Muchas personas se niegan a perdonarse a sí mismo de aquellas cosas que han hecho, porque no conciben que Dios les ha permitido pasar por esa prueba para un propósito.
Muchas personas no han perdonado a otros y le echan la culpa a los demás en vez de reconocer que siempre la culpa empieza en uno mismo.   Dicen “que te perdone Dios, porque yo no puedo.
Todo esto no se hace por no ser diligentes, por tomar superficialmente todo lo que se le enseña domingo a domingo.

2.    Tenga temor de Dios ,  porque que se le puede agotar su paciencia
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios 1:7)
Cuantas personas no hemos sido salvados del fuego eterno, pero aún más, Dios nos ha regalado la oportunidad de salir de una gran crisis o de algún  problema financiero, o problema de salud.
Muchos descuidamos nuestra salvación(en donde va implícito la sanidad, la prosperidad) porque aún decimos mentiras ya planificadas, nos contaminamos con cualquier persona que pueda satisfacer nuestros deseos carnales, caemos presos de nuestras pasiones juveniles o no importando la edad, caemos en ello.
Tomamos a ligera el compromiso que le hicimos en el altar y hacemos lo que bien nos parece y no lo que Dios ordena. Se nos olvidó de que somos hormigas, que fácilmente podremos ser pisoteados, desgajados de la buena mata.
En el capítulo 17 del versículo 12 en adelante encontramos a 10 leprosos que fueron sanados. A nueve  leprosos se les olvidó de que seguían siendo hombres y que podrían volverse a enfermar, pero no atendieron a aquella figura paternal y soberana que los esperaba agradecidos. Sólo uno atendió con diligencia esa sanidad, pues aunque ciertamente la familia lo esperaba, podía llegar más tarde con promesa y con Dios, pero no con las manos vacías, no con una sanidad pasajera, sino con una sanidad asegurada por la mano de Dios. 

3.    Somos como hormigas salvadas de una inundación
Salmos 8: 3-4
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, 
La luna y las estrellas que tú formaste, 
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, 
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
Pero aún siendo como hormigas ante la majestad de Dios, él te dice, que tiene cuidado de ti. Cualquiera no se fija en las hormigas, no le importa lo que les pasa.  Yo mismo como persona he tenido que destruir hormigueros en mi jardín porque pican fuerte, destruyen el terreno con tanto hoyo, etc. Pero Dios me tiene un cuidado tan grande como para que me sienta orgulloso de lo que tengo a mi alcance, que es la salvación que me ha dado.
Por ello mi amigo, no deje de congregarse, no descuide ese privilegio que le han dado, que quizás es recoger basura, ese es un puesto muy valioso ante los ojos de Dios.
A principios del año pasado Dios rescató a una pareja y los restauró y los  trajo a la iglesia. El esposo fue asesinado y quedó sola. Fuimos durante todo ese tiempo hasta hace unos meses atrás su familia. Dios le sanó de los pies, le protegió, le dio de comer,  pero por una mala influencia de otro hermano, ella dejó de congregarse con nosotros. Al preguntársele de porque no ha legado a la iglesia, su respuesta me da mucho dolor, pues dice “estaba como esclava” haciendo limpieza. Resiente que sólo a ella le haya tocado barrer o trapear algunas áreas de la iglesia. Descuidó su salvación por anteponer su orgullo, su dignidad, etc. por escuchar consejos traicioneros.

Por ello te exhortamos a que recuerda de que estamos hecho y de lo frágil que somos. Hoy puedo estar con dinero mañana ya no. Hoy podemos estar con gozo por un gran partido de fútbol y descuidamos a la enseñanza que Dios tenía preparado para mí. Hoy podemos estar diciendo que Dios es amor, que te perdona, etc. Y ciertamente te persona, pero se le agota su paciencia y te da grandes lecciones que no quisieras que ni a tu peor enemigo le pase.
Declaramos que aunque ciertamente somos como hormigas, ello nos da la oportunidad de hallar gracia ante los ojos de Dios.  Asista a su iglesia, bautícese, sirva, diezme, llegue temprano a la iglesia, abrace a los niños, que en ellos se refleja el amor de Cristo, asista a vigilias, ayune, ore de día y de noche, cante alabanzas, cante cánticos espirituales, abra su boca como mínimo para agradecer a Dios por sus bondades, sonría a cualquier extraño, que sepa que hay en usted un gigante que lo cuida y le ama. Dios te bendiga.  


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