lunes, 31 de marzo de 2014

OLIVAS MACHACADAS



OLIVAS MACHACADAS
Exodo 27: 20-21
Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas.
En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.


Para poder entender este mensaje de esta porción de la Palabra, tenemos que tener bien claro lo siguiente:
1.    En el pueblo de Dios, tenemos que asimilar, nos guste o no, que hay mandatos que tenemos que obedecer, para que también nosotros podamos tener la suficiente moral y autoridad para saber mandar en aquellas áreas que nos corresponden como padre de familia, como jefe de hogar, como jefe de oficina, pues son principios universales.
              
2.    Tener conocimiento de nuestras prioridades como familia. Por ello el hombre como cabeza de hogar tiene ser como el hombre que pone y defina sus principios y valores morales, así como los principios del Reino de Dios para la esposa y por lo consiguiente en los hijos, cuando los haya.

3.    Tener compromiso con el Reino de Dios. Cuando Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” Mt. 28.19 él les estaba diciendo que ellos anunciarían las buenas nuevas, de predicar el evangelio de Jesús y de su salvación. Entonces los discípulos tuvieron ese mandato de compromiso con el Reino de Dios, de llevar más almas a los pies de Cristo y discipularles de una manera sistemática, prudente y apasionada por demostrar que el Reino de Dios está entre nosotros. Y uno de esos compromisos es el velar por la iglesia local y sus estructuras que sirven como escuela para los nuevos creyentes que se evangelizaron.

Pues bien, al tener claro estos tres principios, podremos entender lo que nuestro Dios nos demanda en los tiempos actuales: “llevar el mejor aceite” de nuestras olivas machacadas.
Es una tarea de todos los hijos de Dios, de los llamados y de los escogidos. Ese aceite hace alumbrar el altar de Dios.

El Tabernáculo tenía una gran cantidad de elementos y características que contienen grandes enseñanzas, que representaba todo aquello que habría de venir, para que podamos llegar a comprender muchas otras cosas mas, la Biblia nos dice en Romanos 15:4 que las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. De allí la importancia de seguir analizando con sumo cuidado todas las cosas que contenía el tabernáculo.
Dios le dijo a Moisés que hiciera un candelabro de oro puro, de una sola pieza y labrado a martillo y que le hiciera siete lámparas para que alumbraran el espacio frente al candelabro. Para que las lámparas pudieran dar luz durante toda la noche, era necesario que se llenaran con aceite, que debía ser aceite puro de olivas machacadas (Ex. 27:20) las lámparas se
encendían todos los días al atardecer, y se apagaban en la mañana. En la mañana los sacerdotes recortaban las mechas de las siete lámparas, con unas despabiladeras de oro y se llevaban las cenizas en los platillos de oro (Ex 25:38) supliendo a las lámparas de aceite fresco. El aceite: figura de la unción   
Pues bien, teniendo esto como referencia en lo que es el Tabernáculo, podremos hoy en día aplicarlo a nuestras vidas de la siguiente manera:

Las olivas machacadas son todas aquellas áreas nuestras que nos permiten agradar a Dios, tales como tu trabajo, tus habilidades físicas, tu ministerio en la iglesia, etc. Somos en verdad olivas que todos los días sabiendo que hay que orar en familia no lo hacemos, sabiendo que hay que practicar el bien con el prójimo, no lo hacemos. Por ello, los tres puntos que les dejé escrito habla de saber que debemos obedecer a Dios, me guste o no. El aceite de nuestras olivas debiese agradar a Dios. Ese aceite es la unción del Espíritu Santo que tocará los corazones sensibles. La lámpara  siembre arderá con el aceite de nuestras olivas, esa luz será visible a aquellos que necesitan luz y verdad. Démosle al prójimo la oportunidad de llegar a los pies de Cristo, producto de nuestro aceite ardiendo el fuego del altar de Dios.
Te invito a que ministres a esa unción poderosa de nuestro Dios y hazte ya la idea de que pronto lo veremos y estaremos preparados con nuestro aceite.
Dios te bendiga.

jueves, 27 de marzo de 2014

LLAMADOS, ESCOGIDOS Y BENDECIDOS


LLAMADOS, ESCOGIDOS Y BENDECIDOS.

Mateo 20:1-16

20:1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.
20:2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
20:3 Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;
20:4 y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
20:5 Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.
20:6 Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?
20:7 Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.
20:8 Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
20:9 Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
20:10 Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.
20:11 Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,
20:12 diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.
20:13 El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?
20:14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.
20:15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?
20:16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos
                                    
                                                
Bien amados hermanos y amigos lectores, este es un día bueno, y todos los días son buenos, porque tal como dice su palabra “este es el día que hizo el Señor” y nos gozaremos en este día.
Pensando en este tema, Dios nos da la pauta de encontrarlo a él especialmente en su viña, en su redil con la promesa de que acá nos va a bendecir.  Por ello, el salmista David dice:  Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna  Mateo comienza su relato diciendo que en El Reino de Dios se compara con una viña y  se están contratando obreros.  El obrero trabaja y no se distrae en nada. En los Estados Unidos el trabajo se tiene que tomar con mucha seriedad y responsabilidad. No te andan contemplando faltas, y te ponen reglas hasta de no contestar tu celular en horas de trabajo.
Cuando hablamos de un contrato de trabajo hay algunas cláusulas en donde se conviene derechos y obligaciones del obrero y del patrón.  Pues para todo creyente, es un enorme privilegio el haber sido llamado por nuestro Dios a trabajarle en esta viña como en LA GRAN VIÑA DEL CIELO. La viña es su iglesia, su ministerio, su familia. Algunos somos llamados desde  bien temprano en nuestra  niñez y juventud, o somos llamados prontamente en nuestra iglesia a servir, porque se nos ven dotes y cualidades que pueden contribuir  a mantener ordenada y limpia su casa, así como prosperada en muchas áreas. El asunto en la juventud y niñez es que raramente queremos tener obligaciones y responsabilidades. No saben ejercer sus derechos y dejan que otros les gane las bendiciones. El joven quiere trabajar en la obra pero a su manera, a su moda, en su onda, en su forma de ser. Muchas veces no se someten a la autoridad familiar ya sea paterna o materna y ni mucho menos lo harán con el pastor. Hablarle de barrer la casa, limpiar muebles, vestirse decentemente, colaborar con aquél o con éste le da “pereza”, y algunas veces te dicen “¿Y por qué sólo a mí me manda a hacer esto y lo otro? Se trata de trabajar en la obra del Señor.  
Así también hay otros que son llamados, habiendo oído del Reino de Dios, pero han pasado la mayor parte de su vida sin Cristo y sin dirección, no sabiendo que hacer, desocupados en las cosas que si valen mucho en El Reino de Dios. Más así también entran a la viña y funcionan, son de provecho, tienen cualidades innatas y muchas fuerzas, sobre todo cuando se les orienta y asimilan la enseñanza.
Y hay otros que son llamados en el ocaso de su vida, en los momentos donde ya “el pecado atribuido a la lascivia sexual” ya no está, en donde algunos su casa no existe, la familia no existe, pues descuidaron a sus esposas, hijos, se olvidaron de ellos, están viviendo de la misericordia de Dios. Estos son los que llegan a la hora undécima a pedir una oportunidad a Dios y aceptan a Jesús como su Salvador. Muchos ancianos, en los hospitales, son muy fáciles de evangelizar porque ya la noche para ellos está llegando, las fuerzas no abundan, y tal como dice el Señor Jesús: “En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras.  Mat. 21:18
En esta porción me detendré un poquito porque me inspiro mucho en verdad cuando en la iglesia veo a unas señoras, de avanzada edad trabajando incansablemente y con esfuerzo en los días de servicio de la iglesia. Es el caso de una hermana llamada María Castellón, que a sus sesenta y cinco años no falta a su iglesia con el ánimo de. 1) Asear y adornar  la casa de Dios, 2) ayudar a la iglesia con múltiples actividades como vendimias, rifas, proyectos de financiamiento para cubrir los gastos de la iglesia, 3)ayunos,  4) momentos de adoración, etc.  ahí está ella con su mejor sonrisa y el mejor deseo de agradar a Dios. Recibió a Cristo hace 4 años y desde entonces su vida ha ido cambiando, su entorno familiar y tiene la fe de que todas sus peticiones se harán realidad, tales como la sanidad en su hijo Manuel de Jesús que padece de parálisis locomotora, de la sanidad de su esposo  y de recibir de parte de él su mejor regalo: IR A LA IGLESIA JUNTOS. Son de esas personas que fueron llamadas en su vejez pero que aprovechan cada momento de su vida para hacer lo agradable a Dios. Ellas saben que su vida terrenal es escasa, y trabajan en la viña con toda la pasión.
Todos los llamados están en la viña, todas ellas tienen su pago de un denario, yo le llamo: su salvación. Ese denario representa su salvación y aunque usted amado lector le resulte difícil de comprender, en nuestra estancia en la viña, hemos cometido errores, errores pequeños, errores grandes, super grandes, pero todos ellos fueron perdonados en el mismo momento eterno en donde usted aceptó al Señor Jesús y eres siervo de ÉL. A esos errores, por ejemplo, los que fueron contratados a la hora primera, trabajaron de sol a sol, digamos que las ocho horas. ¿Pero que hicieron en esas 8 horas?  Muchos desperdician su tiempo en las iglesias, son solo oyentes y no hacedores, no suman en la producción del Reino, dejan que otros ganen almas para Cristo, muchos pierden su tiempo en discusiones con los mismos hermanos, con la iglesia, con el pastor, señalan errores acá y allá y nunca están bien. Andan en busca de la iglesia perfecta y se van de acá y se van para allá, regresan otra vez a la iglesia donde nacieron, y se vuelven a ir.  Son de los que poco hacen y exigen “su aumento”, su nombramiento en la iglesia como Diáconos, su milagro creativo, su milagro financiero, más no se dan cuenta que en esa área de las finanzas, del servicio, de la familia no están a cuentas con Dios.
Santiago dijo: y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. 4:17  de estos hombres y mujeres en las que hemos invertido tiempo en enseñarle, capacitarle, compartirle, etc. Y se queda sólo limpiando sillas, pues sólo lo justo recibirá. Para aquel que entró a trabajar en la viña ya casi de noche, le parecerá que no lo merece, pero date cuenta que se esforzó, ya no hubo un retroceso y sí Dios desea darle todas las bendiciones que no recibió en su juventud, DIOS ES SOBERANO.
Si en una empresa, me llaman a trabajar, con el tiempo, seré evaluado, me seguirán dando el empleo si aporto algo nuevo a la empresa, de lo contrario, me desechan pero si al contrario, no importa en qué momento me llamaron, pero si soy íntegro, honesto, fiel, servicial, etc, téngalo por seguro que será escogido para participar de buenos y abundantes frutos dentro de esa empresa. Así mi amigo, si el Reino de Dios es robustecido por tu enseñanza, por tu favor, por el alto grado de modelaje que le das a las demás personas dentro de tu viñas, no sólo te escogerá sino que también te bendecirá en abundancia de bienes, paz, sabiduría, etc.
Te animo hermano a que busques a Dios o déjate encontrar por él y sirve, adora y regocíjate y  verás que muchas cosas cambiarán. La Fe nos sostiene y nos hace caminar aunque a empujones algunas veces pero de algo estamos seguros: NO NOS DEJARÁ NI LOS DESAMPARARÁ.
Oración: Señor mi Dios, gracias por este mensaje, gracias por tu paciencia, gracias por tu bendición sobre nuestras vidas. Declaramos que en nuestro ministerio hay personas necesitadas de un abrazo y le daremos su abrazo, necesitadas de pan y les daremos su pan. Ayúdanos a ser diligentes en tu Reino, a trabajar de sol a sol o en los momentos en que tú nos llames, de una manera incondicional y alegre y que podamos ser bendecidos en los momentos de tu TIEMPO.
Un abrazo fraternal.
Roberto González
            Pastor

martes, 25 de marzo de 2014

TRES MANERAS DE ENOJAR A DIOS



TRES MANERAS DE ENOJAR A DIOS
 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 
De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Marcos 10:14-16


Empezaremos diciéndote que nuestro Padre Celestial quiere ver a sus hijos, a sus escogidos siempre alegres, no tristes. Cuando nosotros como padres les damos instrucciones a nuestros hijos y ellos obedecen al pie de la letra, nosotros nos sentimos complacidos pero cuando ellos no hacen las cosas que les indicamos o hacen lo contrario a lo que se les dice, entonces es cuando nos sentimos frustrados, entristecidos.
La Biblia nos dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.  Efe. 4:30 es el momento en que hacemos sentir triste a Dios por nuestras maneras de actuar, de hablar, de pensar, de dejar que otros arrebaten las bendiciones y no nosotros, de permitir al enemigo sembrarnos cizaña, de dejar que otros hagan por nosotros lo que nosotros tenemos que hacer. 
Pues bien, el punto que hoy tratamos no es la tristeza de Dios que le provocamos sino algo más terrible y es su enojo y hasta cierto punto la ira.
La Biblia nos narra en el nuevo testamento tres ocasiones en que nuestro amado Jesús se enojó por algunas situaciones en la que nosotros podemos caer también. Veamos:

1.   En una sinagoga, cuando un hombre que tenía una mano seca necesitaba que lo curara, y los líderes religiosos acechaban a Jesús  para ver si lo hacía durante el sábado.
Marcos 3:3-5
3:3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
3:4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 
3:5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. 
Cuando el hombre es duro de cerviz, duro de corazón refleja hipocresía en todo su ser. Se vuelve religioso y no sensible al llamado del Espíritu Santo. Esa es una de las lecciones que nos da Jesús: ser sensibles al dolor ajeno y no sólo decirle “te voy a llevar en oración”, sino provocar que aquel amigo o hermano pueda ser tocado por la presencia de Dios mismos en sus corazones haciendo un toque de fe. Querían estar en el Templo de Dios pero no querían oír a Dios, son hombres de doble ánimo. Eso enoja a Dios, la hipocresía, la religiosidad y no ser sensible al dolor del hermano y no dejar que la obra de Dios se lleve a cabo. Muchos se oponen a lo que Dios quiere hacer en la vida de sus hijos, en la vida del drogadicto, del delincuente. Nos hemos topado con padres de familia que viendo que su hijo a comenzado a oír alabanzas o ir a un culto de alguna iglesia cercana, no lo dejan y le dicen que no es correcto, que él tiene que ir a este u otro lugar no dejando que el muchacho o persona pueda llegar a los pies de Cristo.

2.    En una reunión multitudinaria, en donde los discípulos de Jesús bloqueaban a los padres de familia y a los niños para que no llegasen a Jesús. 
Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
En la forma de revelación que Dios me dio para esta reflexión es que nosotros algunas veces somos torpes para poner en práctica lo enseñado.  Hemos pasado por etapas de preparación en esto y en lo otro y en donde tenemos que estar como dicen bien afilados para hacer las cosas bien no lo hacemos. ¿Porqué le digo esto? Veamos la situación de estos discípulos.
Leamos el Cap. 9  Marcos  en ver. 33 y 34
9:33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
9:34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor
Ellos habían estado discutiendo quien había de ser el mayor. En algo de este mundo se habían inspirado para decir que quien era el mayor, una jerarquía que a algunos les hace ver la idea de autoridad, de poder mandar, de tener poder, fama, etc. Es la típica manera de comenzar a pensar que si que por ser el más antiguo en el trabajo me darán el ascenso, que por ser el más cercano al jefe, que por ser el más servicial, el que más hace por la empresa, etc, y no tomamos en cuenta que no depende de nosotros sino del patrón y en este caso Jesús les iba a dar la lección más grande de toda su vida con ellos y ellos no la aprendieron como debía de ser y era que en para el Padre Celestial hay un principio muy importante: Los niños sí importan.  

“Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo:   El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”  Marcos 9:36-37
En ese tiempo de Jesús los niños y las mujeres no eran tomadas en cuenta en los censos y por consiguiente también eran olvidados por los adultos en circunstancias sociales. Por lo tanto en la case de Pedro en Carpenaum nadie había prestado atención a la presencia del niño, para los discípulos sólo era parte de la escena, invisible y sin importancia. Algunos de nosotros aún mantenemos esa actitud y peor aún: sólo ser vistos pero no oídos.
Así que para llegar al corazón de los discípulos, Jesús ve el panorama de ellos, y de seguro estuvo en su pensamiento que ellos fueron niños alguna vez y que retrocediendo unos cuantos años atrás pudieran ellos entender el mensaje:
La Escritura dice que Jesús tuvo a este niño parado entre ellos posiblemente todo el  tiempo para que ellos lo vieran bien antes de que el que niño corriera a su regazo. Llegó el momento de que Jesús les habló y les dijo: Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán al Reino de Los Cielos (Mt. 18:3 y como estaban hablando de quienes iba a ser el mayor, esta parte les entraba como a profundidad, pues ni muchos serían grandes en él. La palabra “cambio” es la misma palaba que Pedro utilizó en el día de Pentecostés cuando enfrentó a la multitud por su participación en la crucifixión de Jesús: Así que “arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados(Hechos 3:19)
Les enseñó entonces que el que recibiera a un niño como el que tenía en los brazos era una situación muy especial, agradable a Dios pero aún más grande era esto otro:
Mt. 18: 4 “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.”   Tenían ellos entonces el reto de que su corazón debiese de ser como ese niño olvidado, marginado, pero que siempre está con esa buena actitud de creer, de obedecer, de estirar sus brazos a sus semejantes.  Hasta aquí Jesús estaba terminando de hablar acerca de la grandeza del Reino. El relato de Lucas dice: “Porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande” Luc. 9:48   Ellos pensaban de quizás cómo iban a ser grandes ante Jesús, pero la realidad era ser humildes y con un alma llena de sinceridad, de servir, de olvidar los agravios.
Marcos  da un paso más allá: “El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí, y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió (Mr. 9:37)
Con esto derribaba todo argumento de la discusión del camino entre los discípulos y nos hemos de imaginar que quedaron sorprendidos e impactados  a medida que comprendían las palabras de Jesús. Esto sembraba en los corazones de ellos una modalidad nueva: sembrar generosidad entre los niños es lo mismo que hacer un acto para Jesús y para con el padre.  Eso era lo que Jesús les había enseñado y se olvidó a ellos tan prontamente. Eso mismo ha pasado con la iglesia de hoy. Le damos más importancia a los adultos que a los niños.  Son pocas las personas que siembran en los niños e iglesias que sus salones para los niños sean los más cómodos, con aire acondicionado, con alfombras, muebles, literatura, etc, para ellos.  Algunas iglesias no trabajan con niños, porque ellos no diezman, no ofrendan, sólo son carga para la iglesia cuando eso, que hacemos de olvidarnos de ellos hace enojar a Dios.
Entonces, el enojo de Jesús fue eso: la torpeza de los discípulos de haber olvidado esa enseñanza y que estaban bloqueando a los niños hacia él. ¿Entiende usted ahora el porqué se enojó Jesús? 


3.   La otra ocasión en donde Jesús se enojó fue encontrar en el Templo de Jerusalem tanta corrupción y comercio.
Veamos Juan 2:14-15
“y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.  Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas”
El dinero amado lector corrompe a muchas personas. Asistir al templo de Jerusalem era algo sagrado cuya honra a Dios es llevar una ofrenda. Ofrenda que para muchos de los judíos era acorde a su posición social. Pero habían hombres que se dejaban sobornar y presentaban ofrendas que no correspondían a su clase. Se guardaban para así alguna moneda. Por ello Dios dice: ¿robará el hombre a Dios” Los judíos en ese entonces eran como extranjeros entre los romanos y la moneda que circulaba era del Cesar y por lo tanto existían los famosos cambistas que hacía el cambio de la moneda por la moneda del templo. Entre esos negocios existía el interés, la usura, el amor al dinero y olvidaban a Dios. Me ha pasado como pastor ver a mi hermanita más servidora y otras por ahí haciendo comercio, vendiendo números para rifas en el momento del culto, cuando no debiese ser así y sé que en el fondo de ellas es ayudar a la iglesia pero nuestro corazón se corrompe ante tanto negocio que se vuelca a favor de otras cosas.
Procura no hacer enojar a Dios, a Jesús. Seamos sensibles a la necesidad de los hermanos, de la misma familia  y dejemos de ser religiosos; dejemos de ser torpes en la práctica de la enseñanza que él nos da y no nos corrompamos por amor al dinero.  El que tenga oídos para oír que oiga.

 Roberto Ernesto González
Pastor Iglesia