DEL BASURERO A UN
LUGAR DE HONOR
1ª. Corintios 1: 4-9
1:4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la
gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;
1:5 porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;
1:6 así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros,
1:7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;
1:8 el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
1:5 porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;
1:6 así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros,
1:7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;
1:8 el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Como usted
sabrá querido hermano, Corinto era una ciudad cosmopolita, en una
época cuando las restricciones morales eran mínimas. Naturalmente, era muy
difícil establecer una iglesia y mantenerla pura en esas circunstancias. El
propósito de Pablo al escribir esta carta fue doble: guiar a la iglesia a
separarse del error y del desorden moral, y contestar algunas
preguntas específicas que le dirigieron a él.
Corintio una gran ciudad
en una ruta comercial generaba influencias en la iglesia con el espíritu
de inmoralidad y de codicia reinante en Corinto. Llegaron
a tener muy mala reputación, hasta en los gentiles, como inmorales. Llena de
filósofos, y por eso Pablo dice que él no fue con sabiduría
humana, sino con poder de Dios. Enfrentar este problema requería de
carácter y de entrega a Dios, en la
misión que nos encomiendan.
Las ceremonias de adoración celebradas por las miles prostitutas del
templo de Afrodita, la diosa del amor, fomentaban la inmoralidad que
predominaba en todo Corinto. Era tal la inmoralidad de aquella que llego a
acuñarse el verbo griego “corintear”, que significaba “practicar la inmoralidad”.
Esto era Corinto, y Pablo les predicó a toda carne de esta ciudad, y
hubo convertidos, pero quedaban atados a su pasado, a aquellas prácticas que no
eran agradable a Dios. Por ello en el
evangelio de Juan, encontramos el pasaje bíblico en donde nuestro amado Jesús
resucita a Lázaro, éste vuelve a la vida, pero atado a todos aquellos vendajes
que le pusieron y el ordena que lo desaten y le den de comer. Juan 11:44 Así que amado hermano, los de
Corinto, aquellos que habían aceptado al Señor, estaban a la altura de Llázaro
recién vuelto a la vida, pero tenían lazos o vendas que lo ataban para que siguieran
enfermos, para que sigan en escasez, para que sigan fornicando, siendo
inmorales, etc. Esos lazos pueden ser
los viejos amigos, una foto, un número de teléfono de alguien que tú sabes que
era prohibido, viejas costumbres, etc.
Así que Pablo les escribe para corregir esa
situación, no sin antes agradecer a Dios por la vida de cada ciudadano de
Corinto que se convirtió, porque Dios se fijó en ellos sabiendo de los grandes
pecados que tenían en su cuerpo y en su mente y les declara que a cada creyente de Corinto
le fue dada la gracia de Dios a través
de Cristo y esa gracia los hacía ricos ante Dios y también los hace rico ante
los hombres.
Ciertamente, toda persona que recibe a Cristo
tiene el privilegio de comenzar de nuevo, en muchas de nuestras áreas de
nuestras vidas, sea en la familia, sea en la vida personal misma, sea en el
trabajo, porque debe de haber una nueva forma de pensar, de decir las cosas,
etc. Esto lo afirma Pablo a los de Corinto en su segunda carta en el siguiente
versículo: 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. ” Como comprenderá amado lector, esta
afirmación se las hace Pablo a una iglesia que ya había dado fruto, que ya
había madurado, que de aquel regaño o
exhortación que les hace en la primera carta, ahora hay felicidad, hay gozo,
porque se han manifestado verdaderos cambios en la vida de ellos.
¿Quién no ha sido prosperado el haber aceptado
al Señor? Yo creo que nadie que en verdad se haya arrepentido y haberlo
aceptado podrá decir que no ha habido un cambio para mejorar su vida, sus
relaciones personales, su vocabulario, sus actitudes, todo lo que conlleva la
personalidad de cada persona, pero es un proceso, que se tarda días, semanas,
meses y hasta años en algunos casos. Así
que estando en las cosas del Reino, nos hemos visto favorecidos con múltiples
bendiciones, que antes de convertirnos le llamábamos “suerte”, pero ahora ya no
es suerte, le llamamos “gracia” porque donde quiera que vayamos el nos da la
gracia para hablar, para recibir regalos, para aconsejar, para desempeñarse
bien en el trabajo, para poder enseñar a otros, etc. y sobre todo para estar en la presencia del Padre que nos ve a través de
Cristo Jesús.
Pero aquí viene lo mejor de todo esto, de
saber cuál es el pasado de los
corintios, de sus debilidades y a pesar de todas las fallas que pudiesen tener,
Dios los llama a anhelar y tener un don del Espíritu Santo, haciendo el bien: “de
tal manera que nada os falta en ningún don”
1:7
Así que habiendo sido lo que
hayamos sido, Dios nos envía a hacer el
bien, armado con el poder del espíritu Santo, porque con cada don podemos
ayudar a la iglesia, a las personas que no son creyentes, etc. y nos da un
lugar privilegiado en donde menos lo imaginamos. Entre más pecador o pecadora
hayamos sido, más es el privilegio que nos da. Jesús le dijo a Simón, un fariseo,
¿Quién amará más?¿al que se le perdona poco o al que se le perdona mucho? Y él
contestó: al que se le perdona mucho. Lucas 7:47
Con sólo el hecho de que te llamen “hermano” ya es un privilegio ante el mundo,
porque ellos mismos saben que algo bueno hay en nosotros. Y esta gracia, estos dones, su uso constante,
su servicio en la familia de Dios, sus oraciones, sus actividades a favor del
Reino de Dios, nos va afinando, nos va quitando aquellas cosas que traíamos del
pasado para que en EL DIA DEL SEÑOR, nos encuentre libres, sin ataduras, con
gozo, sin nada que manche nuestro llamado, porque Jesús nos ha lavado todos los
días de nuestra vida.
Así que mi amado hermano, no
importa de dónde nos ha sacado Dios, sea de un basurero, de un hoyo, de una manera
de vivir quizás desastrosa, quizás con problemas con la ley, etc. DIOS nos
llama a tener esa comunión constante, directa con Jesús. No hay intermediarios,
es una relación directa. Los corintios fueron llamados a tener una relación
directa con Jesús, ese era el plan por lo cual Pablo fue enviado a esta ciudad.
“Fiel es Dios”
dice Pablo para que tengamos ese vivir día a día, ya no con aquellas malas
costumbres, no con aquel pasado oscuro, sino vivir día a día con la expectativa
de ser mejor, de que Cristo está siempre
a nuestro lado, que nos enseña, que nos consuela y que nos ayuda en
todo.
Esperamos que usted amado lector,
se proyecte a tener una mejor manera de convivir, de actuar y de pensar,
teniendo en su mente y en su corazón la Bendita Palabra de Dios. Sólo ella nos
ayuda en nuestro vivir en este mundo que poco a poco se muere
ensangrentado. Dios nos bendiga a todos
y nos lleve a ese nivel de confianza y de comunión con JESÚS.
Dios les bendiga a todos.
Atte,
Roberto E. González.
Pastor