PRESENTARTE
EN SACRIFICIO VIVO…(Aunque no me guste)
Romanos 12:1
“Así que, hermanos, os ruego por
las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Día a día tenemos que ir
a trabajar, tenemos que salir a las calles, convivir con el mundo, tomar un autobús,
ir al mercado, etc. Ciertamente hay algunas cosas que no nos agradan o no nos
gusta hacerlas pero tenemos que hacerlas, porque de ello depende nuestra
subsistencia, nuestro salario, nuestra residencia, etc.
El
hombre o mujer creyente tiene que tener este principio en su amanecer, en el
transcurso del día y en el anochecer: “El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Así EL TEMOR no es miedo, sino
saber que Dios dijo y él hará, que dijo que hay que obedecer a quien vemos. Así que
el enfrentarnos a toda faena en el día, sabemos que enfrentaremos dificultades
y hoy quiero traer a cuenta el saber
discernir un tema que está casi en todas las actividades de nuestras vidas:
RECONOCER LA AUTORIDAD Y
ESTAR BAJO ELLA
Son
pocas las personas, incluyendo las creyentes que saben discernir este principio
de La Autoridad, y el obedecer sin rezongar.
Miremos
por un momento la vida de un joven adolescente, soltero:
a.
En
su casa tiene que aprender a estar bajo autoridad de sus padres, de sus abuelos
o de las personas a quien se le ha encomendado su crianza.
b. En su escuela o en la
universidad tiene que aprender a estar
bajo autoridad de sus maestros, mentores
c. En sus ratos de
diversión o de membresía en algún club deportivo tiene que aprender a estar
bajo autoridad del líder o jefe del
equipo
d. En la iglesia, tiene que
aprender a estar bajo autoridad del pastor, del líder del grupo ministerial
donde se ha adscrito, etc.
e. En su ciudad, aprender a
estar bajo autoridad del alcalde y de las autoridades militares que están destacadas
en ella.
f.
En
su país, estar bajo la autoridad del presidente que gobierna la población
En la mayoría de los
casos, el hombre en su etapa de niño, se le enseña quizás sólo dos primeros
enunciados, dejando los otros como si quieres, si lo deseas, no hay
problema. Nunca he visto a padres de
familia inculcando estar bajo autoridad del presidente de la república, o del líder
del grupo deportivo. Así podemos
enumerar al adulto, al casado, al soltero, al aciano, etc. Todos tenemos a alguien de a quien dar cuenta
y de obedecer en cierto momento. Pero no todos les gusta practicar la
obediencia ni muchos menos el someterse. Pero se le olvida el hombre, que él, ciertamente es como la hierba, así lo dice el Salmo 103:15 y resulta que la hierba
es tan frágil que un pequeño rasguño se parte su tallo y está en problemas. Así
es también el hombre, su cuerpo es tan frágil que en cualquier situación
anómala se puede necesitar de ayuda médica, de descanso, de reposo. Y no sólo
también en el aspecto físico de su cuerpo sino de varias cosas que necesita el
cuerpo: sustento, techo, protección, seguridad, etc. Así que si alguien no ha
aprendido a estar bajo autoridad, en cualquier momento se le despedirá del
trabajo, en cualquier momento aguantará castigo físico del padre o de la madre,
en cualquier momento lo echarán de la casa, del grupo deportivo, etc.
Veamos
el caso de un hombre militar que a Jesús se le cruza en su camino:
7:2 Y el siervo de un
centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.
7:3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
7:4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
7:3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
7:4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
7:5 porque ama a
nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.
7:6 Y Jesús fue con
ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos
amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo
mi techo;
7:7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.
7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
7:7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.
7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Así que vemos a un hombre del ejército romano,
con cargo de Centurión, que ha oído de un tal Jesús que sana enfermos. Y nos llama la atención que este militar pone
en práctica el principio de levantar al
compañero caído, pues un siervo bajo su cargo está enfermo. No es quizás herido en combate, simplemente
herido pero de muerte y oye de los milagros que hace Jesús.
Este
hombre nos muestra que está bien ubicado:
1)
Tiene cuidado de los que tiene bajo su cargo
2)
Sabe a quién recurrir en momentos de crisis
3)
Sabe estar bajo autoridad y sabe impartir autoridad.
Cómo
él sabe estar bajo autoridad, sabe ese principio por convicción y por el uso práctico,
no dice el autor que si le gusta o no, simplemente él vive plenamente estar en
autoridad, pues a él le dicen ve y él
va, has esto y lo hace; así también, él
cómo jefe sabe impartir autoridad, pues ordena a un siervo o soldado bajo su
cargo y el siervo lo hace. Ese principio lo traslada a Jesús. Algo le dice que
Jesús tiene autoridad sobre la enfermedad, sobre la muerte, sobre la pobreza,
etc. Por ello le dice: Dí La Palabra….
Mi siervo sanará…..Y el siervo fue
sanado.
Eso
mismo Dios quiere de nosotros, que aprendamos a vivir bajo autoridad porque
tarde o temprano nosotros estaremos en una posición de autoridad y nos gustará
tener a gente obediente. Pero si no aprendes a estar bajo autoridad, ¿Cómo
esperamos que nos obedezcan? Porque el estar bajo autoridad con quien se
debiese estar, nos hace estar sincronizados con la gracia, con el favor de
Dios y por ello no es de extrañarse que cuando se nos da la oportunidad de ser
cabeza, también Dios pondrá la sagacidad y el discernimiento para gobernar como
también pondrá el discernimiento de estar bajo autoridad en aquellos que
estarán bajo nuestro cargo.
Deuteronomio 29:13 y 14 nos dice: “El Señor te pondrá por cabeza, no por cola. Estarás por
encima de todo, nunca por debajo, siempre
y cuando obedezcas y cumplas los mandamientos del Señor tu Dios, que
hoy te ordeno cumplir,”
Así
que volviendo a nuestro versículo de nuestro inicio de este mensaje, Pablo
exhorta a los creyentes: “Así que, hermanos, os ruego por
las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,”
esto quiere decir en algún
momento, nos vamos a enfrentar a situaciones desagradables en donde no queremos
obedecer, pero Dios te recuerda:
A.
De
todas las misericordias del pasado que hemos recibido. Han sido muchas, han
sido valiosas y justo en el momento oportuno.
¿Cómo no obedecer a alguna norma, aunque no me guste, pues es a Dios a
quien le debo todo?
B. Presentar nuestro
cuerpo, con las actitudes correctas
aunque no nos guste, a aquel que tenemos como jefe. No enojado, no amargado, no rezongando, no
tarde, no mal hablado, etc.
C.
A
ir a la iglesia, a obedecer a nuestros líderes, en circunstancias en que
sentimos dolor o enfermedad, pero hay que ir, sacrificando nuestra comodidad,
nuestro cuerpo, porque Dios le agrada en aquellos que sacrifican su carne. Él
te premia con grandes cosas
Cuando
un hermano o hermana reconoce la autoridad, no se condena, pero si no la
reconoce ni se somete, acarrea condenación para su vida. Vea lo que dice Romanos 13:1-2
“Sométase toda
persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se
opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos.”
Así que en algún momento, si vives bajo autoridad, si disciernes, no tengas duda de que Dios te premiará con salud, con finanzas, con una buena familia, con buen trabajo, con buena posición social, con un buen cargo en la empresa, etc.
Obedece las órdenes por sencillas que
sean. Obedece al amigo, que ahora está
en posición de autoridad, a pesar de ser tu amigo, él tiene ahora un rol de
autoridad. Obedece aquella norma, aunque
ella implique que te vestirás con una camisa de uniforme que no te gusta ya sea
por el color o por el diseño, pero aprende a obedecer, Dios te premiará. Sólo dile a JESÚS: DI LA
PALABRA
Oración:
Ayúdanos Padre Celestial, a vivir bajo autoridad. A discernir el tiempo y las
bondades que trae el poder obedecer. Tú dijiste a Jesús: Este es mi hijo amado,
en quien tengo complacencia. Así nosotros queremos oír de ti: que estás
contento con nosotros, que e hacemos sonreír, que tienes complacencia en
nosotros y con nosotros. Ante toda
dificultad Señor, SÓLO DI LA PALABRA, porque todo se sujeta a ti Jesús. Tuyo es
el Reino, el Poder y La Gloria Señor. Dios les bendiga. Pastor Roberto González.
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