Líbrame del Enemigo Oculto
Salmos 55:
12 Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él;
13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar;
14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios.
Dios les bendiga a todos nuestros amigos lectores.
Si has leído bien la porción de las Sagradas Escrituras, entenderás que habla de alguien que le abrió su corazón a un amigo, le dio su confianza, pero que al final, tal amigo lo traicionó.
Así suele pasar en algunas relaciones personales: el enemigo siembra cizaña y minas en los corazones de hombres cuyas raíces espirituales no están fundamentadAs en el amor de Cristo. Sucede que a aquel que le has tendido un puente, una mano, le ayudaste en sus momentos de crisis, simplemente te dan la espalda, te traicionan, revelan la desnudez de tu espalda
¿Dejaremos de tender puentes entonces?
No, definitivamente no y aunque duela una traición, debemos de pedir al Espíritu Santo que Él nos libre se ese enemigo oculto, que te sonríe, que te abraza y que te adula.
Una vez, mi mentor Raúl Sigüenza me dijo: “que nadie vea la desnudez de tu espalda porque lo que conozcan de tí será el arma con que te derribarán" Sin embargo, teniendo presente tal consejo abro la puerta a las ovejas, la que quiera venir come en mi mesa y duerme en mi casa. Trato de darle calidez y bondad a cada relación y le pido a Dios su mano poderosa que me proteja de los enemigos ocultos. Por ello, el apóstol Juan revela de aquellos hermanos que salieron de la iglesia pero que no eran de la iglesia. Duele ver a la ovejita que no saluda ni te sonríe sabiendo que se le ayudó en aquello y en lo otro.
No decaiga su amor por el prójimo ni de dejar mostrar hospitalidad y confianza a las personas. Hagamos siempre el bien y que nuestro Dios tenga el cuidado de nosotros en todo.
Un abrazo fraternal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario