¿HASTA CUANDO VAMOS A AYUDAR?
Andaba evangelizando con un amigo que llama Jorge Crespín. En una de esas cuadras vimos como un cachorro de perro era golpeado en su cuerpo por una bicicleta. Quedó tendido en el pavimento caliente pues era mediodia, adolorido con el riesgo de que lo atropellaran otra vez por al conductor acelerado.Mi amigo y hermano compadecido del dolor del animalito se dispuso a ayudarle, levantándolo, pero ¿cuál no sería su sorpresa? El animalito le ensartó los colmillos causándole una gran herida a lo que él, indignado dijo: chucho mal agradecido, no volveré a ayudar a chucho alguno.
Amigo y hermano, así ha pasado muchas veces con el ser humano, que ayudando a otros, los otros muerden la mano del que le da de comer, sin piedad lo crítican o le dan la espalda. Otros ni agradecen que les diste techo, donde dormir, que les enseñastes a leer, a expresarse correctamente...Y así también sucede en el Cristiano, que no hay agradecidos como debe de ser ni aun con Dios que merece nuestro agradecimiento. Dijo Jesús en cierta ocasión:
"Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?"
Lucas 17:11
Y es entonces cuando algunas veces desistimos de ayudar al mismo hermano o a personas que necesitan ayuda. ¿Hasta cuando ayudaremos al pobre, al necesitado, al pecador arrepentido?
No hay vencimiento de deber de ayudar a otros aunque estos te muerden la mano. Un día obtendremos buena cosecha.
Sigamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y ayudemos ala prójimo, al amigo o al hermano
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