Josué
1:7
“Solamente
esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que
mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra,
para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.”
Era el día señalado. Estaba programada una actividad en la iglesia
después del culto, y éste se iba a realizar dos horas antes, para darle lugar a
la proyección de una película llamada “Cuarto De Guerra”
que enseña el poder de la oración.
Toda estaba planeado de acuerdo a lo programado. El equipo de
proyección, los materiales a utilizar para la proyección y se pensaba invertir
en comprar insumos para hacer palomitas de maíz y soda.
Sin embargo, en el transcurso del día me llamó un hermano de la iglesia
para que fuésemos a orar por un enfermo y la familia de éste, pues está padeciendo
de algo muy grave en donde la ciencia y los médicos declinan en seguir tratando
pues dicen “nada hay por hacer” pues es un
tumor en el cerebro. –Vamos, le dije,
después del culto y así fue.
Este servidor venía de San Sebastián de ver a su hijo, de compartir sus
alegrías tocando para una orquesta sinfónica juvenil. Así que vine a eso de la
1:00 PM y al venir, me puso Dios a hacer este ejercicio: y así lo hice.
Una hermana, de las encargadas de hacer la limpieza no pudo venir por encontrarse en San Salvador,
y otras llegaron tarde, sólo la hermana Juanita vino una hora antes de comenzar
el culto, luego poco a poco siguieron apareciendo las demás, pero el mandado ya
estaba hecho.
Pasó el tiempo del culto y esperaba ir a ver al enfermo del que les
mencioné antes y nos pusimos de acuerdo con el hermano. Era una familia que
vive cerca de la iglesia, siendo ellos católicos. Al acercarme al enfermo y conversar
con él vimos con vehemencia que él había recibido a Jesús como su Salvador
personal. Que estaba seguro, de que estaba seguro, que su alma se iba al cielo
si en esta noche moría.
Conocí a su madre y a su abuela. No hablamos de religión sino de fe, la
fe de una madre y de una abuela que creen en los milagros de Cristo, que ruegan
con dolor, al ver a su hijo postrado en una condición que nadie quiere ver en
sus hijos y que ruegan también al oír los razonamientos de los médicos, que les
dicen de una negra y oscura noche que se aproxima. Pero, qué bueno es Dios, que
nos pone en el camino de aquellos que tienen cargas, cargas que sólo Cristo
puede aliviar. Oramos y leímos algunos textos bíblicos en donde encontramos las
promesas de vida y de fe para aquel enfermo o angustiado. Al final, me
sorprendió la madre del muchacho que nos dice: “siento una paz en mi ser, no
aquella angustia de la que sentía antes. Esa angustia era porque le había dicho
que para prolongarle un poco más de vida al joven, se es necesario hacerle una cirugía
en la garganta y a través de un tubo que él pueda respirar. Los médicos le
dijeron: ¿Qué hacemos? ¡Usted tiene la última palabra! Y ella no sabía qué
hacer. Ahora se, que por medio de esas palabras que se le dio, le ha dado gracia,
esa gracia que no merecemos, y lo que ella decida no será ahora por la carga de
una madre angustiada, sino de una madre confiada, convencida de lo que Dios
hace es por su soberanía y por su poder.
Así que, al narrarles este evento, me es necesario pedirles que nos
unamos en clamor por él, para que sea sano. Sólo sé que se llama NAHUM y que Dios quiere que nos pongamos como
vallado ante ese monte llamado tumor. ¿Qué le diremos pues a ese
monte? Usted ya sabe la respuesta.
Al salir, preocupado por la situación de la película, al llegar al
templo me doy cuenta que Dios obró en poner a personas ajenas al proyecto de la
proyección de la película para preparar
todo, mucho mejor de lo que se había planeado. También, otro hermano de la
iglesia se acercó a mí para darme una ofrenda para comprar los insumos para las
palomitas y la soda, vasos, etc. Ya no íbamos a gastar en ello, ¡Gloria a Dios!
Pero dentro de mí estaba una pregunta: ¿Habrá asistencia para ver la película?
Muy pronto descubrí que se sobrepasó las expectativas mías, y se hizo las del
Señor. Pusimos un poco de esfuerzo, hacer
esa limpieza me recordó mi primer amor cuando yo le empezaba a conocer a JESÚS,
recordamos que primero, es la ayudar al prójimo, recordar lo que Dios haría por
un enfermo o por alguien que le pide ayuda por un amigo, por un pariente, por
un ser humano. Por ello me gozo en el texto que les puse al principio, en donde
vi el resultado de un poco de esfuerzo, más allá de nuestras fuerzas, y además
de aferrarse a las palabras que has leído en La Biblia, de las promesas que
encontramos en ella, de la gracia inmerecida que nos da Dios sobre nuestras
vidas, del poder y autoridad que nos da, si tan solo creemos en JESÚS.
Y sé también que Dios plantó una buena semilla en aquellos corazones que
vinieron y vieron la película para que lo aprendieron lo pongan por obra en sus
vida.
Les pido sus oraciones el día de mañana jueves, para que a las 4:00 PM
nos pongamos en oración por NAHUM pidiendo un milagro sobrenatural en él. ¿Me
ayudas a hacerlo? Yo creo que sí y declaro buenas noticias sobre la vida de él
y sobre su familia. En el nombre de
Cristo, Amén.
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