miércoles, 12 de mayo de 2010

LLEGUÉ TARDE


LLEGUÉ TARDE
Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
Jeremías 8:20
 



Conversando un día de estos  con un antiguo discípulo me contaba de la triste realidad que les ha tocado vivir a mucha gente en estos últimos meses, como es el caso del desempleo.  Y es que él trabajaba como bodeguero en una empresa dedicada a la construcción y por la crisis financiera a nivel mundial la empresa tuvo que recortar personal y entre ellos estaba mi hermano en Cristo.  Pero resulta que después de cierto tiempo de estar fuera,  la empresa lo volvió a llamar para trabajar nuevamente, pues había dejado un buen récord, y se le citó para que llegase un lunes a las 8:00 AM . Pero resulta que el día señalado para entrevistarse con el gerente de recursos humanos se durmió(no estaba trabajando) y llegó a las 9:00 AM. Cuando se presentó ante el gerente, le dijo: ¡lamentablemente la plaza empezaba a contar a las 8:00 AM, no las 9:00 AM, por lo que en otra ocasión le vamos a volver a llamar. Hasta la fecha no lo han llamado.
Tristemente, en el salvadoreño predomina una vieja y mala costumbre: ¡Todo lo deja para última hora! y se confía en su astucia e inteligencia, hasta el mismo gobierno alimenta esta fea costumbre, pues se da el caso de la declaración de impuestos de renta en el año y se da el plazo final para el 30 de abril de cada año y en esa fecha el gobierno trabaja hasta las 12:00 AM para tratar de alcanzar el mayor número de contribuyentes que hasta esa fecha forman grandes filas para hacer tal diligencia. Algunos, aún así se quedan sin hacer dicha diligencia e incurren en multas, que son innecesarias si se hicieran con la diligencia del caso.
Pues así nos pasa algunas veces a nosotros los cristianos: No avanzamos a níveles próximos porque llegamos tarde a la cita, o simplemente no le dimos la importancia a las oportunidades que se nos abrieron en nuestra vida, en la empresa, en la familia, en el ministerio de la iglesia, etc.
Se dice que el versículo más triste que aparece en la Biblia es el que hemos puesta de referencia: Jeremías 8:20  pues por un lado, en el lado de los inconversos, Dios les da oportunidades para llegar a él y ponerse a cuentas con él y nada de nada: No están preparados te dicen.
Cuando evangelizo en las calles me topo con personas muy conocedoras de Dios. Les pregunto: -¿Conocen de Jesús? ¡Claro! me responden, como que no, sí él murió por nosotros, me dicen- Y en mis adentros digo, vamos por buen camino. Luego les vuelvo a preguntar: ¿Creen que Jesús resucitó de entre los muertos? Y me dicen; -¡Claro que resucitó, como que no! Y vuelvo a preguntar si creen que les puede perdonar todo pecado y me afirman que sí,  y con claro brillo en mis ojos, les pregunto finalmente: ¿Quieren aceptar a Cristo como su Salvador Personal y la respuesta es la mas triste:  mire, en otra ocasión será, no, no estoy preparado, es que Dios no es juguete, es que mi mamá es católica y me ha hecho prometerle que “en esa religión voy a morir” etc. etc, etc.
Pasa el tiempo, llega uno y otro evangelista a sus vidas, a sus casas, van a iglesias por que los invitan, al igual a campañas en iglesias que tocan varios temas familiares, de liderazgo, etc. y al momento de querer sacarles esa linda profesión de fé, nada, no quieren aceptar a Cristo. Llegan a viejos, se jubilan, quedan hasta solitarios, sin familia, se les vuelve a predicar de Cristo  y ni aún así quieren a mi Jesús.  Llega la muerte y tristemente se van a una realidad eterna de condenación.
Ahora bien, por el lado de los creyentes, de los Hijos de Dios, pasa un fenómeno un poco  más triste: Somos negligentes. En la carta de Santiago 4:17 nos dice acerca de la negligencia: y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Pecamos por llegar tarde cuando Dios nos ha hablado de la palabra “salvación” y es que esta palabra en el pasaje de Romanos 10, en su raíz griega tiene varios significados que son: rescatar, seguridad, salud, salvación, liberación, libertar, sanar, preservar. Jesús cuando sanaba a alguien le decía; vete, tu fe te salvado...¿ven por donde empieza la sanación?
Ahora bien, ¿porque llegamos a tarde cuando Dios nos llama para ser libres, para ser sanados, para ser prosperados, etc? ¿En que  fallamos? Abrimos la puerta demasiado tarde cuando Jesús ya se marchado después de haber tocado no una vez sino varias veces.
El sabe de nuestras necesidades y en algunas ocasiones te abre puertas, no entramos; otras veces nos da oportunidades de subir de nivel, no le damos importancia, queremos seguir siendo el mismo auxiliar de contabilidad, el mismo servidor, el mismo diácono, no, no queremos más responsabilidades y cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde, ¡otro ocupar mi lugar! U otro llega a ocupar el puesto que yo no quise o simplemente ya soy viejo, los huesos no me responden a la velocidad que se necesita.
Cuando leo el versículo 3:20  de Apocalipsis: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo, pienso que aplica sólo para cristianos, pues el mismo Juan nos dice que sus ovejas oyen su voz y  ellas lo siguen. ¿Será que la respuesta nuestra es para mañana si el llamado lo hizo hoy? Pienso que no. No reacciones demasiado tarde. Aprovecha tu juventud, tus talentos, tu tiempo para servir y agradar en lo que es bueno a Jesús. El merece todo lo mejor de mi y de ti. En mi iglesia tengo varios jóvenes con talento, buen talento en algunas áreas: música, poesía, dramas, canto, etc y es mi exhortación todos los días que los veo que sepan aprovechar bien el tiempo en lo que es bueno, en servir  Dios.
Abramos la puerta del corazón en el momento oportuno y cenemos con Jesús, Él siempre nos espera porque sabe que somos su pueblo, somos ovejas de su prado. El que tenga oídos para oír que oiga.

Peticiones de Oración

TUS ORACIONES TIENEN RESPUESTA
He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
Génesis 28:15 


Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Génesis 32:26
Comparto la fe de que si dos o más se pusieren de acuerdo.....Mateo 18:19


Deja tu petición y sabrás que hay un Dios en tu casa, en tu iglesia....en este portal. DIOS TE AMA Y NOSOTROS TAMBIÉN.

miércoles, 5 de mayo de 2010

¿DONDE ESTÁ TU HACHA?


DONDE ESTA TU HACHA
2º. Reyes  6:1-7
6:1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. 
6:2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. 
6:3 Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. 
6:4 Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera. 
6:5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada! 
6:6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. 
6:7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó.



De pequeño, anhelaba ser un líder en mi escuela con aquel grupo de amigos del grado que cursaba. Tenía 14 años, cuando iba a séptimo grado en la escuela que recién me habían matriculado, pues había emigrado del interior del país y provenía del campo, olía a “hierba” por mi manera de expresarme, de vestirme, de pensar. Pero bien aún así, deseaba que me algunos de mis compañeros de mi sección me siguieran, en los juegos, en la clase, en las tareas. No quería seguir a otros sino que me siguieran. Como comprenderán no hubo tal satisfacción en mis primeros años de emigración, sino que fue dos años más tarde donde fui presidente de mi grado y dos años más tarde fui presidente consecutivo de mis años de bachillerato(educación media) y terminé siendo presidente del Consejo de Alumnos del Instituto donde me gradué como bachiller. Era el Presidente de presidentes de toda una escuela de prestigio. Desde entonces pienso, Dios quiso ponerme ante muchas personas, sirviendo a los demás. Pues bien, entrando en materia con el texto bíblico arriba descrito, resulta que Eliseo era todo un persona digno de seguir, inspiraba confianza, era convincente en lo que hablaba y de sus milagros que hacía con el favor de Dios. Acuérdese de que él pidió doble porción del espíritu de Elías. Tanto era su fama, que muchos le seguían, querían que él fuera su maestro, querían aprender de él, querían ser instruidos en lo mejor: ¡La bendita Palabra de Dios! No hay mejor cosa, que se nos instruya en ella. Fue tanta la afluencia de aquellos jóvenes hijos de profetas que el lugar donde estaba su centro de instrucción quedo estrecho y decidieron ampliarlo, decidieron trabajar en equipo, decidieron estar mejor no sólo por los que ya estaban sino por aquellos nuevos que iban a venir a él.  Podemos decir que en esta comunidad estaba la humildad, la sencillez, honradez y que en alguna medida eran pobres, pues uno de ellos andaba un hacha que no era de él.
Pero dentro de todo este rollo, podemos decir así, en el espíritu de cada uno de ellos estaba un objetivo: ¡Trabajar! Y ser disciplinados por su maestro, por su padre espiritual. ¿cuantos de nosotros nos gusta que nos supervisen nuestro trabajo? Algunos dicen que trabajando con la mirada puesta encima del jefe o patrón no se trabaja bien, nos ponemos nerviosos, pero en realidad aquel buen maestro o jefe lo que hará es siempre orientarte como hacer un buen trabajo, aunque sea en pequeños detalles, debes de aprender para que la obra, en todo su transfondo se vea bien.
Ciertamente debemos de imitar la fe de aquel pastor o hermano que me habló del Plan de Salvación” Hebreos 13:7 nos dice: Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 
Pero ahora veamos el tema central de este mensaje: ¿Dónde está tu hacha? ¿No es cierto que cuando empezamos a ir a la iglesia o a la casa de oración empezamos con buenos propósitos, con el deseo de un cambio en nuestras vidas? ¿No es cierto que estando establecido ya establecido en la iglesia nos proponemos servir a Dios en un ministerio incondicionalmente y bajo la autoridad del pastor? Pero tristemente nos ocurre como aquel jovén hijo de profeta que salió a trabajar con los demás entusiasmado con su hacha a talar cuanto árbol se le pusiera en frente. Salió con sólidos propósitos, pero algo pasó en el transcurso de su trabajo, descuidó por un momento su instrumento de trabajo, quizás no se percató de que no tenía buena cuña para socar el hacha con el madero, quizás no la afiló como se debía, pues es bien conocido que cuando un cuchillo, una sierra o un hacha es bien afilada, el cortar madera u otro objeto es fácil, no se necesita mucho esfuerzo, quizás no sintió aquel movimiento inestable en la misma (algunas veces no nos damos cuenta cuando se nos poncha el neumático, quizás por las distracciones del momento, de la vida cotidiana, etc) y terminó sólo con el palo, palo que quizás terminó lastimando a él mismo su mano. Algunos no nos damos cuenta de que el hacha se cayó al agua, y nos hemos quedado sólo con el palo, hablando del amor de Dios, pero sin la presencia de Dios en nuestras vidas, sin esa preciosa unción de su Espíritu Santo. Otros hemos querido darle un mejor futuro a nuestros hijos y nos fuimos a trabajar lejos, muy lejos, o trabajamos más de la cuenta a tal grado que el hacha se nos ha caído y nos hemos quedado con ese palo con el que golpeamos a nuestros hijos, no sólo físicamente sino verbalmente, avergonzamos a nuestras esposas o esposos, peleamos con medio mundo, ¡SE NOS CAYÓ EL HACHA!
Mira, como pastor te he de comentar y no es para jactarme, que como líder he andado juntamente con los servidores de la iglesia participando en toda la labor ministerial: Evangelizando, ministrando enfermos en hospitales, visitando presos en las cárceles, intercediendo por los caídos en combate e inclusive  en las ventas que se preparan y hacen vendiendo en las calles, en los negocios y hasta en la playa ofreciendo comida, tratando de recoger fondos para beneficio de la iglesia. Apoyamos toda buena obra que se les ocurra ya sea participando activamente o financieramente, pues la idea es que sepan que tienen a un líder que les ama, que les apoya, que les quiere ver mejor. He tenido la satisfacción de preparar a muchos líderes, jóvenes, adultos, ancianos, porque han comenzado con ese buen propósito de trabajar en la obra, en ellos mismos, por su familia, por su propia paz, pero con el tiempo, a algunos se le ha caído el hacha y ahora le echan la culpa al líder, al pastor, a la iglesia, al patrón, etc. cuando en realidad es en ellos que está la falta. Con esto quiero que no me malinterpretes: No Soy Perfecto, tengo muchas fallas, pero aquí viene la conclusión:
Dios sabe de nuestra necesidad de hacer un cambio en nuestra  vida y quiero exhortarte de que lo busques con todo el corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma. Tu hacha es tu Biblia, tu hacha es tu iglesia, tu hacha es tu habilidad o don con el que Dios te ha equipado, tu hacha es la gracia que Dios ha puesto en ti para hacer riquezas, para hacer amigos, tu hacha es esa linda habilidad de entender la Biblia. Por lo tanto si has perdido esa hacha, quiero decirte que hoy es el momento de pedir a Dios a que nos la reponga con la mejor marca posible. El te puede hacer el milagro porque eres un servidor de Dios.

ORACION:
Amado Padre de toda gracia, queremos pedirte perdón si por mi causa, por mi negligencia HE PERDIDO MI HACHA, que tu me diste en la Cruz del Calvario. Te amo y quiero aprender más con aquel que me has puesto como pastor, como mi guía terrenal y edificar a mis hijos, a mi familia, a mi empresa, a mi grupo de trabajo en el amor de Cristo Jesús.

DIOS LES BENDIGA





lunes, 3 de mayo de 2010

AYER COMO HOY


AYER COMO HOY
1ª. Corintios 2:1-5
2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 
2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 
2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 
2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 



¿Alguna vez te has peguntado, que cualidad tuya  es la que otros quisieran tener o imitar de ti?
En este fin de semana, me tocó atender a un funeral, y era el hijo de una hermana en Cristo, que fue asesinado cumpliendo su trabajo, pues era agente de seguridad privada en una empresa. Y uno de sus hijos del difunto, el mayor, decía palabras de admiración y de amor para con su padre y al igual que otros, decían que querían ser como él. En mi mente se me vino el pensamiento de que todos nosotros como hijos de Dios debiésemos de tener una cualidad de la cual los conocidos nuestros debiesen de imitar y recordar: Ya sea por el carácter de un “Josué” cuando decía; “Yo y mi casa serviremos a Jehová” o la convicción o  tenacidad de Jacob, cuando decía “No te dejaré hasta que me bendigas” o la adoración que tenía David, cuando expresaba: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Creo firmemente que cuando el apóstol Pablo nos dice que “sino con demostración del Espíritu y de poder” era su cualidad más importante para imitarlo, es decir, él ya había encontrado el provecho o beneficio de tener al Espíritu Santo como la parte más importante  de su interior para su campaña evangelística. Y es que cualquiera puede pensar que tener al Espíritu Santo dentro de nosotros podemos hacer  una especie de show para entretener a las personas y que puedan creer en nosotros y en el poder de Dios.
Pablo nos argumenta que es tan sencillo hablar de Cristo, de su muerte y resurrección porque lo anunciamos en nosotros mismos.
En la lectura que hemos puesto como base de este mensaje encontramos lo siguiente:
1.      Debemos de anunciar ese cariño tan especial de Dios sobre los hombres, ese es el testimonio de Dios: “envió a su hijo a morir por nosotros”
2.      No hay que rebuscar palabras para presentar el Plan de Salvación.
3.      Tener claro que lo vamos a hablar es sólo de Jesús con los conocidos o desconocidos e inclusive con los mismos hermanos en la fe. Algunas veces nos desviamos del tema y terminamos hablando del pastor, del diácono, del servidor que abre la puerta  de la iglesia, del que barre en las gradas, del vecino, del jefe, etc. Recalco esto porque es muy dañino hablar de otros, porque hablamos mal de nuestro propio cuerpo. Jesús habló poco, preguntó poco a la mujer adúltera que le llevaron aquellos “espirituales”.
4.      La debilidad que nos habla Pablo es aquella que encontramos en las personas cuando no conocen de Dios, nos perjuiciamos en su primer apariencia, o en las impresiones que nos informan otras personas. Tememos de las reacciones que nos dirán aquellas personas que tienen un carácter “muy serio”. Recuerdo a un hermano de la iglesia, que lo tuvimos como vecino de la iglesia, a la par vivía, pero tenía la fama de un “drogadicto, de pistolero, de jefe de maras, etc” y hablábamos con su esposa e incluso ella venía a la iglesia. Pero al verle sentía cierto temor, nunca le hablé directamente del amor de Cristo. Se mudaron a otra casa como a 1 km. de la iglesia, pero un día, la esposa vino a buscarme porque quería que orásemos por su esposo por que estaba enfermo. Al domingo siguiente él vino a la iglesia al culto, me lo presentó ella, venía a darle gracias a Dios por su recuperación y cruzamos varias palabras y me permitió conocerle más. Ciertamente tenía un pasado terrible y un carácter serio pero aprendí a que aún las personas que han sido criminales tienen en algún lado de su corazón una parte sensible que hasta con los cachorros de gato se muestra cariñoso. Ahora él es miembro activo de la iglesia.
5.      Predicar a Jesús no es con pensamientos ni conocimiento de hombres, sino con la gracia y conocimiento que nos regala el Espíritu Santo. Cierto día Jesús le pregunta a sus discípulos: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?  Y Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” Jesús le contesta “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Pedro contesta pero no con el pensamiento de hombre sino con la que El Espíritu Santo nos revela a través del Espíritu Santo.
6.      Las consecuencias de predicar con el poder del Espíritu Santo es que la gente encuentra la respuesta a su necesidad, a su clamor. Nuestros pensamientos no son como los de Dios. Dice Isaías “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Cuando esos pensamientos se forman en nosotros en forma  tangible, la inspiración es mas fuerte en nosotros y la gente cree más en Dios. Nuestro auditorio siente ese toque especial de Dios en la ministración de la Palabra de Dios.

Eso es así, la misma humildad de Jesús al predicar su Palabra, la pasión por las almas, la convicción y la autoridad de su palabra debe ser la misma con la que predicamos hoy. No es necesario hablar de grandezas, ni hacerlas saber por altoparlantes para que sepan que es una iglesia que predica de Dios, sino con la palabra sencilla y verdadera que transforma la vida de muchas personas. A eso le vamos nosotros como iglesia para que en el futuro de la iglesia, de la ciudad y de nuestro país sean alcanzado por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Amado Padre, danos siempre la sabiduría de tu Espíritu Santo y la gracia para presentar a Nuestro Salvador como un tesoro inapreciable, de valioso poder, de Castillo Fuerte y de Refugio para todos aquellos que no le conocen. Danos la sencillez y la convicción de predicar a un Cristo Vivo y Poderoso, amén.