Honra es del hombre dejar la contienda;
Mas todo insensato se envolverá en ella.
Mas todo insensato se envolverá en ella.
Proverbios 20:3
¿A cuántos de los que me leen les ha pasado que alguien les ha hecho un mal comentario o indirecta y cuantos hemos caído en esa trampa? ¿Cuántos no hemos sido provocados a que empecemos una pelea y que beneficio nos trajo una pelea si es la que accedimos a la provocación? Pues bien, déjeme decirle que ciertamente el enemigo desea siempre provocar pleito y disensión entre la misma familia, dentro de la misma iglesia, y que nosotros debemos de buscar la sabiduría de Dios para hacer lo posible de evitar una contienda, una discusión, un pleito, etc. pero muchas veces caemos en la trampa, más sin embargo, cuando hemos sido provocados y estamos dentro de la pelea o discusión, usted y yo debemos de bajar las manos o tirar los guantes para que ya no haya pleito. Para que una pelea exista tiene que haber dos peleadores, si usted es sensato, deje la pelea, y deje que el otro siga si quiere la pelea, es mejor, porque la misma Palabra nos dice en el siguiente texto de Proverbios:
18:6 Los labios del necio traen contienda;
Y su boca los azotes llama.
Y su boca los azotes llama.
La persona que quiere seguir en el pleito es “necia” y los necios terminan azotados, les gusta que los azoten. Vea lo que el mismo libro de Proverbios dice al respecto:
23:35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.
Ahora bien, ¿en donde está la bendición si yo ya no sigo el pleito?
Dios concede gracia a los humildes, si dejas la contienda te estás portando como sabio pero al mismo tiempo, ante los ojos de Dios eres humilde. La 1ª Carta de Pedro 5:5b nos dice:
porque: Dios resiste a los soberbios,
Y da gracia a los humildes.
Y da gracia a los humildes.
Esa gracia se transforma en bendición en tu familia, en tu trabajo, en tu todo en tu entorno familiar.
En el libro de Génesis encontramos la historia de Isaac, cuando fue enviado a vivir como forastero en tierra de los filisteos y vea que le sucedió:
26:12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová.
26:13 El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.
26:14 Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
26:15 Y todos los pozos que habían abierto los criados de Abraham su padre en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra.
26:16 Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho.
26:17 E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí.
26:13 El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.
26:14 Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
26:15 Y todos los pozos que habían abierto los criados de Abraham su padre en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra.
26:16 Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho.
26:17 E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí.
Se hicieron amigos con Abimelec pero llegó un momento donde éste tuvo envidia de la prosperidad de Isaac y le echó fuera. ¿Cómo hubieras recibido tú esa noticia, ese ultimátum? ¿Acaso no te hubieras enojado, o haciendo uso del mismo linaje de ser el escogido de Dios hubieras invocado a Dios mismo que viniera a vengarse de tu humillación?. Más sin embargo Isaac no lo hizo así, sino que salió de ahí, sin ningún reparo o rezongo y fue a habitar en tierra de Gerar. Ahí volvió a ser objeto de contienda, pues después de haber abierto pozos de agua, que ya habían sido cerrados por los filisteos y hallaron agua, más buscaron riña con los pastores de Isaac:
6:20 los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él.
26:21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.
26:22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.
26:23 Y de allí subió a Beerseba.
26:24 Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y yo bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo.
26:21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.
26:22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.
26:23 Y de allí subió a Beerseba.
26:24 Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y yo bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo.
Algunas personas saludan con sombrero ajeno, algunas hemos sido objeto de robo de pensamientos ideológicos, quizás hemos tenido una idea brillante, pero otro nos la roba y la expone como suya…..huy dice usted, lo quisiera mandar a volar, pero aprendamos de Isaac, en las dos ocasiones que le quitaron el pozo, después de haber hecho el esfuerzo de abrirlo simplemente no riñó, no llamó a Dios en su providencia, simplemente se fue. Dentro de sí él sabía que Dios le había dado un mandato: “habita como forastero” y usted sabe que un forastero no es dueño de nada, es un ave de paso, pero que algún día habitará una tierra propia, como nosotros esperamos esa herencia en El Reino de Los Cielos.
Ciertamente llega el día en que esa actitud le es tan agradable a Dios, que hasta los propios enemigos que tenemos nos hace estar en paz con ellos. Nos bendice y nos prospera. Llega el día en que ya no habrá peleas, pues Dios mismo se encarga de quitar nuestros enemigos de en medio, de prosperar sin ningún obstáculo, que la semilla que sembramos no se la come el pájaro ni los frutos que se cosechan se pierden o nos lo roban. ¿Te das cuenta?
Si aplicásemos esto en el matrimonio que bendición sería, buscar el entendimiento y no la discusión. Entre los compañeros de trabajo, en los amigos, podemos aplicar este principio, para que el día de mañana nuestro galardón esté tan real como el nombre mismo que tenemos.
Le invito pues a evitar la contienda, deje que el otro siga hablando cosas, le aseguro que más enojado se pone porque usted no reacciona como él esperaba, y pida paz para esa persona. DIOS LE CONTESTARÁ. AMEN.
El que tiene oídos para oír que oiga.
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