Te han preguntado alguna vez ¿Qué Haces?
Ezequiel 12:1-16
12:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.
12:3 Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.
12:4 Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien sale en cautiverio.
12:5 Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared, y saldrás por ella.
12:6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra; porque por señal te he dado a la casa de Israel.
12:7 Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres de día, como enseres de cautiverio, y a la tarde me abrí paso por entre la pared con mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de ellos.
12:8 Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo:
12:9 Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces?
12:10 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.
12:11 Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad.
12:12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; por la pared abrirán paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra.
12:13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá.
12:14 Y a todos los que estuvieren alrededor de él para ayudarle, y a todas sus tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos.
12:15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere entre las naciones, y los dispersare por la tierra.
12:16 Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.
Cuando comencé a ser misionero, íbamos a las cárceles y nos vestíamos de payaso para llamar la atención a una población muy especial y rebelde. En otras ocasiones, en la iglesia nos hacía vestir y actuar como niños para llamar la atención a los adultos. En la iglesia tenemos ratos de no hacer algo parecido, pero en este año vamos a hacer cosas que llamen la atención a aquellos en desobediencia o en algún problema que estén pasando.
Empezaremos con la premisa, de que tenemos a un Dios que quiere que todos los hombres sean salvos, (1ª. Timoteo 2:4) y que además sus misericordias son nuevas cada día para los que son sus hijos como para aquellos que aún no lo son.
Hoy veremos el caso de los que siendo sus hijos pasan por desobediencia, por resentimientos con otros hermanos, por indiferencia, etc. puesto que al tener este tipo de actitudes nos hacemos socios del enemigo y Dios siempre quiere que reflexionemos y volvamos su mirada hacia él, hacia el blanco que es Cristo.
En la porción anterior de las Sagradas Escrituras encontramos a un pueblo que Dios le tiene como “Casa Rebelde” y quizás así estemos alguno de nosotros. Resulta que este pueblo estaba amenazado de ser invadido y destruido por imperio de Babilonia y habían puesto su mirada de confianza en Sedequías, su rey pensando en que él sería su libertador o escudero, no confiando en Dios ni queriendo volverse de sus malos caminos. Ellos se habían vuelto idólatras, adúlteros con otros dioses, no querían reencontrarse con Dios. pero siempre hay una expectativa de Dios de que recapacitemos y nos manda un mensaje ya sea auditivo, visual, que veamos en otras personas las consecuencias de nuestra rebeldía. A Ezequiel (profeta de Dios) se le da el mandato de que saque sus cosas de marcha(como de viaje a un lugar apresurado) de día y los ponga enfrente de su casa, a la vista de ellos. Luego le dice que camine de un lugar a otro de la ciudad y que por la tarde salga como quien sale en cautiverio, es decir con la cabeza agachada, mirada de dolor, de angustia. Sale de noche y se abre paso por la entre la pared de la ciudad, representando al rey Sedequías y de la manera como iba a querer huir de sus enemigos pero que a pesar de escapar siempre iba a ser alcanzado por los invasores y lo llevarían prisionero ante el otro rey enemigo e iba a morir cautivo.
En todo esto vemos a Ezequiel representando un drama que iba a ser real en la vida de los pobladores de Israel y de Jerusalem, con la idea de que ellos vean y quizás con el sentido de la vista pudiesen entender su fin y recapacitar, “por si tal vez atienden, porque son casa rebelde-dice Dios” ¿Ve usted como Dios siempre está pensando en que podemos nosotros cambiar la actitud hacia él?
En el versículo 12, Dios le pregunta a Ezequiel: “Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces?” El efecto dramático de lo que él había hecho es lo que Dios quiere ver en cada uno de aquellos que están en desobediencia.
Entonces, viene la pregunta para ti ¿Qué haces para llamar la atención en aquellos que son casa rebelde? Es fácil de distinguir a aquellos que no tienen a Cristo en su corazón: Son mal hablados, tienen resentimientos, amargura en el alma, tienen desánimo, orgullosos, necios, pesimistas, mentirosos, ociosos, chismosos, etc. Dios nos quiere ocupar haciendo algo, tienes que hacer algo para levantar el Nombre de Cristo y a través de lo que hagas, ellos puedan entender un mensaje de Dios.
Animo a aquellos hermanos que tienen un liderazgo en la iglesia para que abran un ministerio o club de dramas con jóvenes, adultos, niños y se integren a predicar el evangelio en las escuelas, parques, en alguna cruzada. Hay diversos testimonios de personas que viendo un drama captaron el mensaje. ¿Qué haces tú entonces con los brazos cruzados? Que nuestro Señor se sienta complacido, porque por un lado tiene a un hijo obediente haciendo cosas para Dios y por el otro, habrá alguno que pueda entender el mensaje y buscar su mirada.
El que tenga oídos para oír que oiga.
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