lunes, 7 de junio de 2010

DAME NIÑOS SI NO MUERO


DAME NIÑOS SINO MUERO
Génesis 29 : 30

29:31 Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril.
29:32 Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido.
29:33 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón.
29:34 Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví.
29:35 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz.
30:1 Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero



Más de alguno de nuestros  lectores nos han escrito pidiendo oraciones por sus familias, especialmente hermanos varones, que piden oración  por sus esposas que por alguna razón no pueden tener hijos. Otras hermanas han pasado toda una vida esperando al esposo que Dios les va a dar y llegan a los 40 años y nada, pero desean tener familia e hijos.  Y es que los hijos son la continuidad de nosotros hasta la eternidad, pues la promesa de Dios sobre nuestras vidas es que yo y  mi casa serán salvos, según hechos 16:31
Pues bien, vaya este pequeño mensaje de reflexión para atesorar a los niños que aún no tenemos como familia, que aún no tenemos como maestros de escuela de gobierno o privada, que aún no tenemos como líderes de Escuela Dominical, etc y que cada niño que llegue a nuestras vidas sea la oportunidad de poder marcarlos con el amor de Cristo y que puedan ser soñadores y triunfadores en sus vidas.
En el ámbito espiritual, hay  que saber  identificar algunas consecuencias producto  de nuestros actos en el ámbito físico o mundano, es decir en nuestra vida diaria y que tienen repercusiones en varias áreas.. Una de estas cosas es el problema de la esterilidad en la mujer la cual es una maldición y aunque en esta ocasión no estamos profundizando en las maldiciones y cómo  estas pueden influir en la vida del creyente, creo conveniente darles esta pequeña enseñanza que trae revelación al tema de las maldiciones y es muy necesaria en el arsenal del creyente. Mucho pueblo verdadero de DIOS está pereciendo por falta de conocimiento.
Generalmente en un sentido secular, cuando una persona menciona la palabra “maldición” piensa en brujería, hechicería y cosas semejantes. Esto es superficial. Pero en el campo del Espíritu, las maldiciones son muchas más complejas. Con frecuencia ellas son muy sensibles al ataque del enemigo contra los santos de DIOS. Sin embargo, en vista de que nuestra salvación es liberación, el Señor ha traído luz, otra vez, acerca de las tácticas escondidas de Satanás.
La esterilidad y la falta de oportunidad son síntomas de una maldición. Cuando el Señor bendijo al hombre y a la mujer les dijo:
   “Fructificaos y multiplicaos”. La fructificación y la multiplicación siempre son señales de bendición.
Otro síntoma de una maldición en esta área son los abortos. Las mujeres que han sufrido abortos repetidos necesitan ser ministradas en su dolor, tristeza, depresión, y sobre otros espíritus que les hacen culparse a si mismas. Los abortos pueden ser resultados de la idolatría en la familia. (Oseas 9:14)
   Los problemas en la mujer incluyen también calambres severos, gran dolor durante el ciclo menstrual, tumores y protuberancias en el abdomen, en la matriz, en los tubos de Falopio y en los ovarios. Debido a las maldiciones, los espíritus de debilidad pueden operar en estas áreas.
Otra manera de escribir una vida bajo maldición es la palabra adversidad. Esta incluye circunstancias adversas, desgracias, luchas continuas, dificultades, una vida dura, privaciones, gemidos, afanes, tiempos malos, inestabilidad, cáliz amargo, maltrato, contrariedad, marcha atrás, hundirse, retracción, depresión, escasez, necesidad, aflicción, apuros, mala suerte, suerte adversa, desafortunado, asuntos turbios, contratiempo, desventura, calamidad, catástrofe, pérdida constante y abuso. A través de las edades, el hombre ha descrito una maldición con dicho y frases. Sin embargo, la mejor descripción de una maldición es la que encontramos en la propia Palabra de DIOS.
   Y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.    Deuteronomio 28:29
Palpar significa buscar algo ciegamente o sin certeza alguna. Una persona  que está bajo maldición siempre anda en búsqueda del éxito pero nunca lo logra. La Biblia de Jerusalem dice: “Y tus pasos no llegarán a términos”. En la versión de las “Américas” dice: “Y no serás prosperado en tus caminos”. La versión popular dice “Te verás siempre oprimido y explotado”. En otros términos, el diablo puede robarle todas sus bendiciones a causa de una maldición.

Redimidos de la Maldición
   En Gálatas 3:13 leemos que somos redimidos de la maldición. En otras palabras, Jesús fue hecho maldito en nuestro lugar. Si esto es verdad, ¿cómo es que un creyente puede estar bajo una maldición?
   Para entenderlo necesitamos conocer la diferencia entre lo que es nuestro legalmente y en la experiencia. El hecho de que algo sea legalmente suyo no significa que automáticamente lo obtendrá y caminará con ello.
      Es asuntos espirituales, lo que hace de este asunto algo más real es que tenemos un adversario, el diablo, que está decidido a mantenernos alejados de lo que es legalmente nuestro. Sí él evita que usted conozca lo que legalmente es suyo, él entonces puede ejecutar una maldición en su contra, a pesar de que usted ya está legalmente en manos de Dios.   Desafortunadamente, a pesar de que ya han sido legalmente redimidos de la maldición aún hay muchos creyentes que viven bajo ella. Así como el creyente tiene que pelear la buena batalla de la fe para ser sanado, así también tiene que pelear una buena batalla de fe en contra de las maldiciones
Las promesas en la Palabra de DIOS no son automáticas. Deben ser creídas y con frecuencia se debe combatir por ellas. Usted no tiene que luchar contra DIOS por sus promesas. DIOS nos las retiene, pero una cosa es cierta, que usted debe de luchar contra el adversario que trata de evitar que usted reciba y viva en ellas.
   Así que, si usted es un creyente y experimenta los síntomas de una maldición, tendrá que ser liberado de ellas antes de empezar a caminar en la totalidad de las bendiciones del Señor.
Ahora que sabemos que la esterilidad es una maldición y hemos identificado ese tipo de problemas en nosotros como en alguien más, debemos de declararla fuera de nuestra vida. Considerando a Gálatas 3:13 esa maldición no tienen ningún derecho legal de permanecer, pero aun así, intentarán hacerlo si la maldición no ha sido específicamente  identificada y rota. AHORA LO SABEMOS.
Raquel sabía que la palabra adversidad había llegado a su vida. Su hermana daba hijos a Jacob y ella no. Sabía que un niño en la vida de una mujer es parte de su crecimiento y desarrollo. Tener hijos representaba bendición y ella no le daba eso a su esposo, por quien había trabajado  7 años.
La petición a Jacob aunque mal planteada, la escucho Dios.  Al principio Raquel quiso ayudar a Dios, dándole su sierva Bilha  a Jacob para que “en nombre de ella” le pudiese dar hijos. Pero en el tiempo de Dios Raquel fue escuchada  por Dios Gen. 30:22-24)
“Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.  Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;  y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo”.
Raquel se libró de su maldición y le fue dado  el placer de tener  a un hijo, que no era un hijo “común y corriente” sino un soñador, un líder, un salvador para su propio pueblo. Los propios hermanos de José le decían: Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. (Gen. 37:19)
Así  que mi hermano o hermana querida, confiando en la fortaleza  y el poder  de Dios, el nos dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? Jeremías 32:27  y “Porque nada hay imposible para Dios” Lucas  1:37  y en  Juan 19:30 nos dice: CONSUMADO ES!.
EL nos liberta de toda maldición, pero algunos permanecemos sobre maldición, dándole cabida al enemigo a que nos influencie, nos deprima, nos haga ver o sentir mal. 
En el evangelio  de Juan encontramos lo siguiente:
11:43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 
11:44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Si observamos bien, Lázaro es librado de la muerte pero no así de aquellas vendas con que lo acostaron. Les ordenó a la familia que le quitasen las vendas.

Así que en el nombre de JESÚS invocamos su poder y el don de discernimiento  del  Espíritu Santo para que nos indique en que estamos fallando, si estamos bajo alguna influencia de maldición, a la cual le hemos dado cabido pues hoy es cuando nos vamos a liberar de ella.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero, Gálatas 3:13)
    Basados en el versículo de la Escritura, las maldiciones pueden ser rotas. Este versículo trata sobre nuestra redención  como algo legal y no como algo automático. Lo que Cristo tuvo para nosotros mediante su sangre vertida en la cruz, tiene que ser apropiado por medio de la fe.
En cuanto a nuestra salvación eterna estamos asegurados.

Ore conmigo pidiéndole al Señor Jesús lo siguiente:
    Padre Celestial, me arrepiento de todos los pecados que he cometido o cometieron mis antepasados y que dieron lugar a una maldición. Me arrepiento de toda desobediencia, rebeldía o perversión, brujería, idolatría, lascivia, adulterio, fornicación, maltrato a otros, asesinato, trampas, mentiras, hechicería, participación en la adivinación y lo oculto, y te pido me limpies mediante la sangre del Señor Jesucristo.
   Tomo la autoridad y rompo cualquiera y todas las maldiciones que hay en mi vida en el nombre de Jesús. Doy fin a todas las maldiciones de pobreza, carencia, deuda, destrucción, enfermedad, muerte y vida de vagabundo. Rompo toda maldición en mi matrimonio, familia, hijos y relaciones. Doy fin a las maldiciones de repudio, orgullo, rebelión, lascivia, dolor, incesto, abuso sexual, Acab, Jezabel, temor, insanía, locura y confusión.
   Rompo todas las maldiciones que afectan mis finanzas, mi mente, mi carácter sexual, mis emociones, mi voluntad y mis amistades.
   Doy fin a toda brujería, encanto, hechizo y maldición proferida sobre mi vida.    Doy fin también a todo encantamiento, grilletes, cadenas, cuerdas, hábito y cielo que surja de una maldición,
   De acuerdo a Gálatas 3:13, he sido redimido de la maldición de la Ley por el Sacrificio de Jesús. Aplico mi fe en la sangre de Jesús y me libero a mí mismo y a mis descendientes de cualquier y toda maldición. Reclamo perdón por todos los pecados de los padres mediante la sangre de Jesucristo.
   Todos mis pecados han sido remitidos y me libero a mí mismo de la maldición adquirida debido a toda desobediencia y rebeldía contra la Palabra de DIOS.
   Practico mi fe, reconozco que la confesión es hecha para salvación(Romanos 10). Por consiguiente, confieso que soy partícipe de la bendición de Abraham. No estoy maldecido, sino bendecido. Soy la cabeza y no cola. Estoy por encima y por debajo. Las bendiciones fluyen. Estoy bendecido y lo que DIOS ha bendecido no puede ser maldecido.
   ¡Ordeno a los espíritus de rechazo, daño, amargura, implacables, tormento, muerte, destrucción, miedo, lascivia, perversión, control de la mente, brujería, pobreza, carencia, deuda, confusión, vacilación, enfermedad, fragilidad, dolor, divorcio, separación, rivalidad, contienda, depresión, tristeza, soledad, compasión de sí mismo, destrucción de sí mismo, enojo, cólera, ira angustia, vida errante, abuso y adición, a que SALGAN FUERA en el nombre de Jesús.
   Señor, te agradezco por liberarme de toda maldición y todo espíritu que ha operado en mi vida como resultado de una maldición. Amén.




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