ABANDONADO A MIS DIOSES
Ezequiel 20:39-44
20:39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
20:40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
20:41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
20:42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
20:43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.
20:44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor
Hay etapas en nuestras vidas muy difíciles, tanto en la vida del evangelio como en la vida sin Cristo. Precisamente en la vida en el evangelio, el cristiano que no se ha entregado por completo a Cristo, o más bien dicho, no han entregado aquella área que parece muy sana e inofensiva, pues hay que darse por completo a Cristo, es donde se dan casos terribles, pues por su necedad, por su capricho, por amor natural a sí mismo, no doblegan su brazo a Cristo sino que tratan de hacer lo que mejor les parece.
Cuando somos llamados a Dios, es para servirle y obedecerle a él. En el libro de Éxodo encontramos esta cita que es aplicable para nosotros los gentiles:
3:18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
Dios nos ha librado de la condenación eterna a través de la sangre de Cristo, y hemos sido comprados con precio de sangre. Así lo dice 1ª. Corintios
6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Somos propiedad de Cristo y a su vez nos traspasa al Padre Celestial, pero no queremos ser propiedad de él. Nos negamos a morir completamente al viejo hombre, no nos ofrecemos nosotros mismos como sacrificio vivo a él, queremos servir al mundo, a las viejas amistades, queremos seguir practicando las viejas costumbres en provecho nuestro.
Es muy triste oír este texto dicho por Ezequiel por instrucciones de Dios:
“Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.”
Es como quien dice, ¡Basta!, ¡ya me cansé de buscarlos! ¡me cansé de aconsejarles!, me cansé de esperarlos en la casa!, ¡me cansé de tocarles las puertas para que conversemos!, ¡me cansé de tenerles paciencia o de tolerarlos!, en mi casa. ¡Hacen las cosas al revés de lo que se les dice!
Conozco de un muchacho que tienen actualmente 19 años y desde que lo conozco de niño le quisimos formar en los caminos de Dios. Desde pequeño mostró malas costumbres, robaba a las personas, a los mismos hermanos en Cristo, a las personas que querían ayudarlo, terminaba robándoles. Orábamos por él, pero nunca quiso enmendar su error. Recientemente, apenas unos cinco días atrás, él vino a mí pidiéndome ayuda, pues se había metido en las maras y por un error que él cometió lo quieren matar, los mismos que le aceptaron una vez y le dijeron que ellos eran todo para él. Y resulta que terminé escondiéndole en la iglesia, confiando en que por el mal momento que estaba pasando iba a empezar a hacer las cosas bien. Nadie le quiso ayudar, ni amigos, ni familia, hermanos, nadie Pero resulta que no, llegó a la iglesia, se le dio de comer, donde dormir, pero a las pocas horas me dijo que quería seguir huyendo, y me dijo que se iba, pero me dijo: ¡si quiere revise mi maleta aver si llevo algo! Accedí a hacer un registro pero no tan minucioso. Le dije: andate, pero revisando mi escritorio vi que me faltaba mi laptop y otras cosas. Le pregunté por ellas, más lo negaba rotundamente hasta que le saqué la verdad dicinéndole que si no las entregaba que se atuviera a las consecuencias, pues era a Dios a quien le robaba. Me devolvi´mi laptop, más no así las otras cosas, pero le dije: No muerdas la mano del que te da de comer. La próxima vez, no te ayudaré en nada y le expliqué este versículo de Ezequiel….
¿Te imaginas que Jesús nos diga: apártense de mi iglesia porque contaminan a las demás ovejas? Hay pastores muy celosos de la disciplina y del orden y de la reverencia a Dios que no es de extrañarse que saquen a un hermano o hermana por no acatar las normas de la iglesia o porque es recurrente en la misma acción.
A los testarudos del pueblo de Israel les mandó a decir por medio de Ezequiel: anden y sirvan a sus ídolos y sírvanles, ¡si! Hasta en estos ídolos se requiere que sirva el hombre. O sea de que ya sea para Dios o para el enemigo, siempre hay que servir. Ya Jesús nos dijo:
Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Pero lo transcendental de esto es que Dios no quiere un corazón dividido, él lo quiere todo de nosotros, pues somos de su propiedad, pero él no hace uso de este derecho que le asiste sino que espera, pero ¿qué hace el hombre algunas veces, y especialmente algunos cristianos? Vienen a la casa de Dios a servirle, pero su corazón está puesto en la confianza de su inteligencia, de su poder económico, o hacen ofrendas a Dios pero el origen de esas ofrendas son de dudosa reputación, no fueron bien habidos.
No permitamos ser abandonados a nuestro propio ídolo, o sea al “Yo”, yo tengo la razón, yo mando y que, “es mi vida”, etc. y no contaminemos a los demás.
Pero llegará el día en que Dios nos recogerá nuevamente, pero esta vez en la ciudad santa, en la Nueva Jerusalem , pero mientras tanto sufriremos por nuestras propias desobediencias. Dice un proverbio: 23: 29-35
29¿Para quién será el ay? ¿para quién el ay? ¿para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
30Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.
31No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en el vaso: Entrase suavemente;
32Mas al fin como serpiente morderá, Y como basilisco dará dolor:
33Tus ojos mirarán las extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.
34Y serás como el que yace en medio de la mar, O como el que está en la punta de un mastelero.
35Y dirás: Hiriéronme, mas no me dolió; Azotáronme, mas no lo sentí; Cuando despertare, aun lo tornaré á buscar.
31No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en el vaso: Entrase suavemente;
32Mas al fin como serpiente morderá, Y como basilisco dará dolor:
33Tus ojos mirarán las extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.
34Y serás como el que yace en medio de la mar, O como el que está en la punta de un mastelero.
35Y dirás: Hiriéronme, mas no me dolió; Azotáronme, mas no lo sentí; Cuando despertare, aun lo tornaré á buscar.
Dios no nos quiere insensatos, nos quiere cuerdos y conscientes, de que él es y será lo mejor de todo lo que nos haya sucedido. Venga a él, y prepárele un casa linda y adornada, con olor agradable para todos los días que el quedan de vida y hasta la eternidad. EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR QUE OIGA. DIOS TE BENDIGA.
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