jueves, 22 de marzo de 2012

CONSECUENCIAS MORTALES DE UNA MENTIRA


CONSECUENCIAS MORTALES DE UNA MENTIRA
2° Libro Samuel 1: 1-14
1:1 Aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los amalecitas, estuvo dos días en Siclag. 
1:2 Al tercer día, sucedió que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra e hizo reverencia. 
1:3 Y le preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel. 
1:4 David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron. 
1:5 Dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo? 
1:6 El joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo. 
1:7 Y mirando él hacia atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí. 
1:8 Y me preguntó: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita. 
1:9 El me volvió a decir: Te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues mi vida está aún toda en mí. 
1:10 Yo entonces me puse sobre él y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he traído acá a mi señor.
1:11 Entonces David, asiendo de sus vestidos, los rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 
1:12 Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a filo de espada. 
1:13 Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita. 
1:14 Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? 
                1:15 Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo: Ve y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
 
 Ya algunas veces le he comentado que me crié en el campo. Cuando pequeño, recuerdo haber sido descubierto por una gran mentira que le mandaba a decir a mi abuela en una carta. Y es que yo, viviendo en una montaña de Usulután, quería vivir con mi abuela en la capital del país llamado San Salvador. Me educaba una gran señora, que era mi tía y la que hoy llamo mamá, pero con carácter rígido, donde había una gran disciplina. Por supuesto que a mis 10 años era lo que se podría decir un niño rebelde y extrovertido, cosa que se castigaba con vara y cincho.  Pues en una tarde, de esas oscuras y frescas tardes, características de una montaña, llegó un señor llamado Héctor que era como el médico del cantón, que inyectaba a las personas y recetaba medicina casera y natural a las personas.
-Buenas tardes-  dijo al entrar por aquella puerta hecha de madera y lámina.   –Buenas tardes  don Héctor dijo mi mamá, ¡qué  bueno verle por acá!, pase adelante.
-Ya estoy dentro dijo don Héctor, al mismo tiempo que se sentaba con una sonrisa en su rostro.  ¡Hoy fui al pueblo doña Fide!, le dijo, y pasando por el correo, me entregaron esta carta, que ha enviado su muchacho Robertío pero que al parecer la dirección del destinatario está equivocada y por ello la han regresado.
Al oir tal cosa, yo de piel morena me sentí como que volvía de color de blanca sal.
-¿De veras? le dijo  mi  madre, pero si este cipote apenas sabe escribir, ¿cómo entonces?. -Ah pues le dijo don Héctor, la dejo y espero verla en la “asamblea” que era la reunión de la iglesia católica del cantón.
Al irse don Héctor quise salir como huyendo, presagiando el castigo, pero uno de mis tíos me agarró de la mano y dijo: “pues a ver que dice la carta se ha dicho”  y así fue. Abrió el sobre uno de mis tíos, hijo de mi tía, y la carta decía en uno de los párrafos:
“Mi mamá Fide me castiga yendo a vender piedras al cantón, no me dan de comer porque quieren que me muera de hambre y me amarran en una silla y me dejan así  en la noche en el corredor.”  Por supuesto que me  castigaban por mis faltas pero no de esa forma. Eran mentiras que le mandaba a decir a mi abuela para que me llevara a vivir con ella. Pero no fue así.  Recibí un gran castigo como no se imaginan, y claro que lo tenía merecido, pero  nunca me imaginé que sería descubierto, pues en mi corta edad y en mi poco uso de mi cerebro, no se piensa en lógicas y en consecuencias. La dirección que puse estaba mal, pero puse la dirección correcta del remitente, es decir, el nombre de mi tía. ¡¡¡Craso error!!! el emplear la mentira para decir o expresar una verdad o un deseo que uno quiere. Porque bastaba con escribirle que no me gustaba el campo para vivir y que quería estar con ella que la quería mucho, pues eso era verdad y lo correcto.

Y algo parecido es este el caso que en la cita bíblica expongo:.
El rey Saúl había muerto, al igual que todos sus hijos en una batalla contra los filisteos. Y David, aquel muchacho que Saúl quería matar por celos, por egoísmo es informado por un joven amalecita que  el rey Saúl está muerto y este es el informe que da:
Yo entonces me puse sobre él y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he traído acá a mi señor” Ver. 1
Pero en realidad, este joven amalecita no mató al rey Saúl sino que él mismo rey se sisuidó. Vea el siguiente vers. 1er Samuel 31: 4-5
“Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. 
Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.”

¿Por qué entonces mintió este joven?
Podrían haber sido varias razones, entre ellas:
(a)    Quedar bien con David al traerle los distintivos del rey como era la corona y la argolla que se ponía en el brazo.
(b)    Buscar una recompensa o un gran puesto con el nuevo gobernante.
(c)    Decirle a alguien lo que quiere oír.
(d)    Decir a otros lo que no somos: valientes, aguerrido, adinerado, sin compromisos, etc.

Hablar de más no es bueno
Una vez más Dios te habla a ti como hijo de Dios, que no es bueno ocupar la mentira para decir una verdad. Ciertamente el rey Saúl había muerto, pero el amalecita no vio como murió sino que sólo lo halló muerto. Eso bastaba decirle al rey. No más, no menos. El libro de San Mateo 5:37 nos dice:  
Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede

Mentir no le agrada a Dios.
Exodo 21: 16 dice: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”   y es que el prójimo somos nosotros mismos cuando vemos a otra persona en necesidad de cualquier cosa. Algunas veces decimos que hay mentiras chicas y otras grandes, otras que se llaman blancas  y negras y otras que se llaman piadosas. La lógica del hombre hacer ver que las mentiras se pueden medir por las consecuencias que ella encierra y que hay algunas que no son graves, que no traen perjuicio alguno. La verdad no puede ser sustentada con una mentira. La mentira no le agrada a Dios porque nos hace de doble ánimo.  Santiago 1:8 dice: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.  El hombre que miente, es de doble ánimo, porque se miente a si mismo, a su prójimo y a Dios.

El que miente está diciendo que su padre no es Dios sino el diablo.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira
Realmente debemos de decir siempre la verdad. Al levantarnos decimos “Padre Celestial”, al ir a la  iglesia o cuando nos acordamos de orar. Pero cuando mentimos, entonces estamos diciendo que somos hijos del Diablo, cosa que no es así, porque hemos sido comprados con la sangre de Jesús, el Hijo de Dios. Acuérdese de esto: cuando mentimos, rechazamos la paternidad de Dios.

Decir una verdad a medias es como mentir y te puede traer consecuencias dolorosas
A este amalecita, le costó la vida. Y el dolor no sólo es para la persona que la practica sino para su grupo familiar. La familia de este joven recibió una triste noticia. Hubo consternación, desconsuelo. Era cierto que Saúl estaba muerto pero no era él su ejecutor. La  Biblia habla de grandes personajes, que él utilizó para hacer su obra con su pueblo escogido Israel, pero no por ello deja de poner al descubierto sus faltas o sus errores.
Abraham dijo una verdad a medias acerca de su esposa Sara, al presentarla como su hermana y no como su esposa  al rey Abimelec, y por poco se acuesta este rey con Sara, al quererla hacer su concubina, y aunque ciertamente era media hermana, su situación real era de esposa. Cap. 20 de Génesis.
Mentir también trae malos ejemplos a nuestros hijos. Isaac mintió de forma similar a su padre al presentar a su esposa Rebeca como su hermana, en la misma tierra Gerar  y al mismo rey Abimilec al cual Abraham había mentido.  Ambos fueron reprendidos duramente por Abimilec por esta mentira que hubiese costado la vida misma del rey como la de sus súbditos ya que podrían haberla escogido como mujer y Dios celoso de sus hijos, hubiera tomado venganza. El Espíritu Santo también nos reprende duramente por actos como este en la vida del creyente. Algunos no hacemos caso de tal reprensión, pero espero que la lectura de este mensaje te traiga reflexión y cambio.

Mentir a Pedro, le trajo la muerte a Ananías y a Safira, esposos, por decir una verdad a medias acerca de la venta de una heredad. Hechos 5.
La codicia nos hace mentir, la vanidad nos hace mentir, la falta de carácter no hace mentir.
Por eso dice la Biblia que nos despojemos de toda mentira, ahora que somos hijos de Dios
“y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”  Efesios 4:24-25
A  mí me tocó un gran castigo por decir una mentira para mi beneficio y créanme que con respecto a mi madre no volví a mentir de esa manera y si alguna vez dije cosas acerca de esta gran persona que me crió y que me dio refugio y cariño, arrepentido estoy y le doy gracias  a Dios por liberarme de esa tremenda culpa y abrirme los ojos al respecto.

Oración:
Fortalécenos Señor en nuestro entendimiento para que podamos vestir esta nueva vestidura que es santa y verdadera.   Nuestra boca deseche toda intención de mentira, ya que no es de ti este espíritu sino del enemigo. Amo a mi prójimo, amo a mis hijos, amo a mi cónyuge, y declaro ya no más mentira, sea pequeña o grande, ya que en esencia, es siempre una falta contra ti JESÚS y contra mi. Gracias oh Padre Celestial, por oírme esta oración. Enamórame más de ti, en el nombre de Jesús.

Si aún no tienes a Cristo te animanos a que lo recibas hoy, haciendo una delcaración de fé, de la cual nos habla Pablo en Romanos 10:9 por lo cual te animo a que la hagas:

“Señor Jesús, yo te recibo como mi Salvador Persona, reconociendo que tú eres Dios, que veniste al mundo y moriste por mi en la cruz del calvario. Me arrepiento, perdóname,  soy pecador, y me declaro limpio por la sangre de Cristo. Le doy gracias al Padre Celestial por haberte enviado Jesús a morir por mí y haber comprado mi gran deuda.  Ayúdame a ser un buen siervo y a gozarme en tu presencia de aquí en adelante. En el nombre de Jesús.  AMÉN

Si la hiciste, déjame decirte que has entrado a formar parte de la Gran Familia de Dios. Leer Juan 1:12  Te animamos a que te congregues en una iglesia cristocéntrica y sigas alimentando a tu espíritu interior a través de La Palabra.  
Roberto González, pastor.

1 comentario:

Noemi dijo...

Visitando su blog es una bendición, les saludo desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
DOY MI TESTIMONIO DE SANIDAD DE CANCER INVASIVO PARA LA GLORIA DE DIOS.