Lea y entérese de lo que una iglesia en movimiento realiza en la ciudad de El Tránsito, que junto a su pastor transforman a familias a través de la Palabra de Dios y del amor de Jesús.
jueves, 29 de agosto de 2013
martes, 20 de agosto de 2013
¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?
¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE ME PERDONES?
“Y perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores.”
Mateo 6:12
Antes que nada déjame decirte, que
esto que te escribo lo he recibido como un renuevo del conocimiento que Dios ha
puesto en mi mente y en mi corazón. En
el Reino de Dios, siempre estamos aprendiendo, y ¡como no quisiéramos
retroceder en el tiempo y hacer las cosas como se deben de hacer. Así que gloria a Dios por los maestros que
nos enseñan conforme a la palabra y Dios mismo que nos pone la confirmación a
la revelación recibida.
Entre los sabios judíos, enseñan
que existen 3 niveles del perdón, los cuales son:
1.
Arrepentimiento
2.
Confesión
3.
Ofrenda
En el capítulo 6 de Levítico, Dios nos habla de las “ofrendas de expiación” que se ofrecían cuando la gente
cometía una trasgresión. La palabra trasgresión significa infringir los
derechos de otro o tratarle injustamente.
La ofrenda de expiación era una ofrenda especial que se ofrecía
a Dios por los pecados que una persona había cometido contra otra persona. A
Dios le afectan no sólo los pecados que cometemos contra Él, sino también los
pecados que cometemos contra otras personas. En Levítico 6, la Biblia menciona
específicamente algunos de estos pecados:
1. Ser descuidado con las cosas que te han encargado otras
personas.
2. Injusto en los negocios.
3. Robar.
4. Engañar.
5. Quedarte con las cosas que encuentras, en lugar de
devolverlas a sus legítimos dueños.
6. Mentir.
Si alguien había robado algo o perdido algo que se le había encargado, o
había mentido o engañado para conseguir algo, Dios demandaba que devolviera el
valor total más un veinte por ciento
de interés como multa. Esto hacía del robo, un negocio muy malo.
Sólo hasta después de haber arreglado cuentas con su
prójimo, se le permitía a una persona traer su ofrenda de expiación al Señor y
así ser perdonado por Dios.
Ahora traslademos este punto al matrimonio, a la esposa
que ha descubierto que se le ha estado engañando, que se le ha mentido, que se
le ha maltratado físicamente,
emocionalmente, que se le ha robado aquellas fichitas que celosamente ha
guardado en la alcancía, etc. el hombre generalmente sólo dice que se arrepiente,
algunas veces no confiesa ni mucho menos le lleva algún regalo a su esposa. Y nos han enseñado a pedir un perdón, que por
supuesto la esposa por un momento lo acepta, pero que luego saca una vez más el
reclamo.
Y en un caso muy particular en el
caso de la mujer, cuando pide perdón, eleva ofrenda, algo levítico lleva dentro de
su corazón, pues algo de lo que la
Palabra de Dios la lleva ella: “Y pondré mi ley en corazones de carne y no
de piedra”, por ello hay mujeres que cuando reconocen que han cometido una
falta con el esposo, la ofrenda que ella da es la preparación de un buen plato
de comida, una buena sopita. Si el hombre es sensato lo aceptará y se sentarán
a la mesa a platicar y saldrá la confesión de parte de ella y la palabra de
arrepentimiento. Si por el contrario, aquel hombre insensato, desprecia ese
gesto, se lo tira en la mesa, la mujer se encarga de triplicar el problema y el
acto de reconciliación entre ambos se pone lejos, porque la mujer cierra su
corazón y nadie lo puede abrir sólo Dios.
Por ello, si el hombre comete alguna
falta a su esposa o con alguna otra persona, tiene que aplicar estos tres
niveles de perdón. Si se salta alguno de ellos, el resultado no es
satisfactorio.
Por otro lado, tiene que haber una
seguridad del que ofendió de la persona agraviada lo ha perdonado. Una de esas
manifestaciones que nunca fallan, es hablar frente a frente con la otra
persona, no bajarle la mirada y asegurarse de que lo ha perdonado, la cual no
hay lugar a cabecear. Sólo en los corazones hipócritas podría caber la
posibilidad de creer que con sólo decir del diente al labio que lo ha perdonado ya
está todo arreglado. Pero es bueno pedirle a Dios que aquellos a quienes
ofendimos no sigan viendo como amigos, como el buen vecino, como el esposo ideal.
¿Cuánta
gente canta, adora, sirve y ofrenda con raíces de amargura en la iglesia? Por ello no ven frutos en sus esfuerzos, no tienen
paz consigo mismos y es por eso. Tenemos que ofrecer al Señor este proceso de
sanidad espiritual y recordar que Dios nos invitó a caminar con él.
¿Alguna vez has oído la frase: Estoy en paz? Pues realmente cuando
decimos que estamos en paz es porque nos hemos asegurado que nos han perdonado
y que hemos también perdonado.
Dice el Proverbio 16:7 “Cuando los caminos del hombre
son agradables a Jehová, Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.” Esto es porque
el hombre ha aplicado estos tres pasos del perdón.
¿Cómo debo de
empezar a pedir perdón?
Bueno, comencemos a pedirle perdón
a Dios, porque le hemos ofendido al haber ofendido a nuestro prójimo, a nuestro
cónyuge. Él siempre te perdonará, si vamos con el corazón arrepentido,
humillado. Luego después, se le dice a la esposa: ¡Mi amor, perdóname!, una
frase que conlleva una instrucción espiritual como cabeza del hogar. Pero si le
dices ¿Me perdonas? Le aseguro que le responderá: ¿De cuáles todas esas cosas
en que me has fallado? Y le sacará una
lista de todos los momentos en que han tenido una ofensa de por medio. Luego,
si ella acepta su acto del perdón, tienes que llevarle un regalito, sacarle a
cenar, o algo que la haga sentir amada. Se podrá ver como un gasto, pero en
realidad es una inversión, que vale la pena porque sellará lo que en su corazón
hubo de por medio: estar en paz en su casa.
En algún momento le fallamos a las
personas y hacemos algún agravio como también pasa a lo inverso, nos han
traicionado, nos dejaron abandonados, nos humillaron. Tenemos que estar
preparados para perdonar como pedir perdón. Jesús nos perdonó en la cruz del
Calvario, así nosotros también debemos de dar perdón, sin resentimientos, sin
condiciones. Dijo él: “Porque ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” Juan 13:15
Para terminar. Queremos enfatizar
en esto: Cuando la esposa por alguna razón en su enojo, te hace pedacitos la
ropa, te avienta las cacerolas por los aires, te da tu cachetada, Dios no la ve a ella como la primera
imputada, sino al esposo, porque es el esposo el que tiene que saber
tenerla en paz, el que la instruye, el que la escucha, que aunque no la
entienda, pero la ama, a la que se le modela, la que llena la vasija de ella.
Así que aunque como personas cada uno dará cuentas a Dios por su vida, así
también al esposo se le pedirá cuentas de que si hizo bien el papel de locutor,
de comunicador, de proveedor, de instructor, y de todo lo que en el hogar pueda
haber habido para hacer ensanchar el hogar, la familia y que la esposa pueda
estar plenamente satisfecha de su esposo. Se puede lograr, si nos instruimos a
tiempo a nosotros mismos y aplicamos lo que aprendemos y empezamos a modelar a
nuestras esposas e hijos. Dios les ama y
yo también. Roberto González, pastor.
viernes, 9 de agosto de 2013
LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN
LOS DOLORES DE LA SALVACIÓN
Hechos 16:31-32
16:31
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
Buen día a todos nuestros amados lectores, estoy
en deuda con algunos amigos que están pendientes de mis notas y los bendigo por
el hambre que tienen de esta palabra y que les llena esa hambre que sólo el
Espíritu Santo da.
Hoy quiero a manera de
testimonio, relatarles algo que me emociona y llena mi corazón al ver
lo bueno que es la Palabra
cuando ésta es sembrada en los corazones que están necesitados. El título de
este testimonio me vino a la mente cuando viendo las circunstancias en que la
salvación llegó a dos hogares y se convirtió en un oasis en el desierto.
Era una noche de sábado, de la
segunda quincena del mes de junio 2013,
cuando un hermano de la iglesia me comentaba de que en la Ereguayquin, ciudad
próxima a El Tránsito habían asesinado a una joven que se rumoraba era marera y
que la habían ajusticiado los de la otra mara. Dicha joven era de El Tránsito y
muchas personas la conocían. Bueno, pase
la noticia como una información más del problema social que se está viviendo en todo El Salvador y que de tanto que se
repite este fenómeno que uno llega a recibir esta noticia con cierta
acpetación. En la siguiente semana,
conocimos a una mujer nicaragüense, que en su momento testificamos de lo que
había querido hacer con su vida, queriéndose matar y dejar a sus dos pequeño
huérfanos, pero Dios no lo quiso así y a
través de uno de sus hijos pequeños, la hizo venir a la iglesia a darle gracias
a Dios porque lo había pensado no se había hecho de la manera que ella quiso. Esa misma noche esta persona, llamada Lourdes aceptó a Cristo, y nos
pusimos a su disposición personal como la iglesia misma de ayudarle en lo que
fuera posible. Como a los 3 días de
conocerla y hablar con ella, sintió la necesidad de compartir la alegría de su
salvación y de la nueva oportunidad de vivir en Cristo, y me dice: “-Pastor,
tengo una amiga, que está pasando momentos terribles, ella está sufriendo por
la pérdida de su hija de 17 años y se encuentra desconsolada, no quiere
levantarse para trabajar, pasa sólo llorando, y esto y lo otro,, etc y me dice, sería bueno que la fuéramos a ver.
Y le pregunté de cómo es que había perdido su hija, y me contó que la habían
asesinado en un microbús en Ereguayquín.
“Ah, dije dentro de mí, es la misma chica de la que habían hablado la
semana pasada”. Ni lerdo ni perezoso me dispuse a ir a visitarla en compañía de
la nueva miembro de la iglesia llamada Lourdes. Ese mismo día nos apersonamos, después del
servicio del miércoles, a la casa de la amiga
que llama Silvia. Era como las 8:30 PM, llegamos,
tocamos la puerta y nos abrió un hombre como de 30 años, y nos hizo pasar
adelante. Amablemente nos puso unas sillas de plástico, nos acomodamos y
preguntamos por la amiga Silvia. -¡Ya viene! Dijo el hombre, que es el
compañero de vida, de forma muy amable,
y nos ofreció café con pan dulce.
A los pocos segundo de nuestra pregunta, aparece Silvia con la mirada
triste, y con un ánimo fatal. La abrazamos y le dimos gracias a Dios por
haberla puesto en nuestro camino. Nos presentó a su familia, compuesta por su
compañero de vida llamado Miguel A. y de sus dos hijos adolescentes, uno de 15
años llamado René y el otro Alexis, junto con otro niño, sobrino de ella pero
que lo tiene a su cuido de 5 años y por último nos presentó a su hermano
Cristóbal, que estaba postrado en una hamaca, enfermo de cirrosis, pues ya los
médicos le habían desahuciado, que no tenía cura. Su rostro para en ese entonces ya estaba
diferente al como estaba cuando nos recibió. Se alegró de nuestra visita, se
desahogó todo lo que sentía por dentro y oramos por ella. Al despedirnos de
ella, preguntamos si tenían alguna petición especial y ella nos pidió orar por
la salud de su hermano, que Dios hiciese el milagro de sanarle. Esta mujer
tenía dos angustias: la de su hija fallecida y la de su hermano postrado en cama. Esa misma noche Cristóbal acepto a Jesús,
hizo la oración de fe convencido de que Dios le había dado la oportunidad de
ser salvo. Ni ella ni su compañero de
vida habían aceptado a Jesús, pero decidimos esperar a otro momento para
hacerles el llamado.
Pasaron dos semanas desde que la conocimos y seguimos visitando a esta
familia. Y fue como al cuarto domingo que ella llegó a la iglesia con toda su familia: su compañero de vida y
sus hijos y su sobrino. Ese domingo, en
el culto de la tarde, ella aceptó a Jesús y las hermanas de la iglesia la
recibieron con gozo.
Al siguiente día fui a platicar con los dos hijos jóvenes y me llevo la
sorpresa de que tanto la hija que había fallecido junto con su hermano llamado
Kevin habían aceptado a Jesús seis años atrás, en iglesia de la ciudad. Lamentablemente, ellos dejaron de congregarse
por razones personales pero nadie los buscó para discipularles, para
preguntarles por su ausencia, etc, algo común en que caemos algunas iglesias. Esta muchacha cayó en malos pasos al andar
con amistades que no eran buenas fichas, eran de la mara X, y había comenzado a
ser rebelde y caprichosa a la madre.
Aquella muchacha, había sido víctima de la violencia que azota este
país. Pero esa visita fue de mucha
ganancia, pues el hijo de 13 años llamado Alexis, aceptó a Jesús como su
Salvador. Ambos jóvenes se
comprometieron a recibir el discipulado y la madre los apoya en esto. Ninguno de ellos han mostrado ser malcriado o
hablar palabras soeces. La madre, por igual, no es una persona malcriada, tal
como los perjuicios del hombre nos alimenta: que las mujeres del mercado son
mal habladas, malcriadas, envidiosas,
etc.
Han pasado un mes y medio desde que los conocimos, y ahora puedo estar
seguro de que lo que el enemigo quiso
destruir, sirvió ahora para levantar salvación en la madre y en el hermano de
ella y en el tío. Tres almas han sido arrebatadas al enemigo en esa familia.
Esa hija que murió violentamente, su muerte sirvió para que la salvación llegara a sus familiares.
Como la última palabra la tiene Dios, Cristobal, el tío de estos chicos murió
hace dos semanas, pero la familia cree en la vida eterna con Jesús, ahora sólo le pedimos a Dios y su Espíritu Santo a
que nos dé la oportunidad de terminar de persuadir a toda la familia a que se
congreguen a tiempo completo con nosotros.
Estamos seguros de Dios hará algo muy hermoso en esta familia, dándoles
fortaleza, sueños cumplidos, pues los jóvenes quieren ser profesionales y
saldrán adelante, TODA LA FAMILIA. Ele
enmigo le pegó duro a nuestra hermana Silvia, pero más duro le pegado ella al
enemigo al aceptar a Cristo, a buscarle su favor y su gracia.
DIOS ME PONE una carga especial por
estas dos familias. Llevémoslas
en oración para protegerla de todo ataque del enemigo y me pone carga por todas
las amigas de Lourdes y de Silvia, pues Dios me ha revelado que en medio de
ellas, de estas mujeres que se ganan la vida honradamente en el mercado hay un
gran vacío y sangran en heridas de su pasado, pero ahora Dios me
abre las puerta s en este tipo de trabajadoras, a través de dos almas para
acercarnos con todo el favor de Dios, porque muchas otras van a venir a este
lugar. Ellas me cuentas que las otras
amigas, que trabajan en el mercado les hacen chiste de esto y de lo otro relacionado
a su fe que ahora profesan pero dentro de mí resuena aquella palabra: ASI ES
DIOS DE BUENO, Y PARA SIEMPRE SU MISERICORDIA, que las que se burlan hoy de
ellas, mañana serán las que estaremos bautizando para Cristo, por el poder de la Palabra.
Familias completas vendrán a Cristo, recuperando su identidad, el amor
perdido, la cortesía, las sabias palabras.
Siga orando por nosotros y por todos los que quieran arrebatar las
bendiciones del cielo.
Para terminar , quiero exaltar el nombre de Cristo y gozarme por la
salvación que ha llegado para quedarse
en dos familias: la de mi hermana Lourdes y la de mi hermana Silvia. En ambas,
el enemigo sembró minas de destrucción de llanto y de muerte, pero a la postre
se ha convertido en victoria para Cristo, ya que tenemos la fe, la esperanza y
la convicción de la Palabra
de Dios, no regresará vacía al Padre Celestial. El testimonio de ellas, será
como dice el libro de Apocalipsis 12:11: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la
palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” Este testimonio es arma
poderosa para seguir venciendo las tretas del enemigo. ESTAMOS ARMADOS para defendernos del enemigo
y PROTEGIDOS DE MANERA SEGURA en Cristo Jesús.
DIOS TE BENDIGA.
Pastor Roberto González.
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